Una década sin huelgas, ¿qué implica?
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Una década sin huelgas, ¿qué implica?
De acuerdo con las autoridades locales en materia de conciliación y arbitraje, la Región Sureste de Coahuila —y la Ciudad de Saltillo, en particular— ha cumplido una década sin que estalle un sólo movimiento de huelga en ninguna de las empresas que operan en el área.
Desde la perspectiva de las autoridades laborales el comportamiento de tal indicador demuestra la existencia de condiciones para que las negociaciones entre patrones y empleados, así como los eventuales conflictos entre las partes, sean resueltos privilegiando el diálogo.
Por otro lado, el hecho “es muy sano para la actividad económica de la Región Sureste de Coahuila, porque permite que lleguen más inversiones para la instalación y ampliación de empresas que generan empleos y se mejora la economía de la región”, ha dicho Ricardo Aguirre Cuellar, presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje en Saltillo.
A primera vista, sin duda que se antoja coincidir con el funcionario en el señalamiento de que es muy positivo el que todos los emplazamientos a huelga —una actividad que se realiza de forma obligatoria por los sindicatos al iniciar las negociaciones del contrato colectivo de trabajo— hayan sido conjurados al concluir con éxito las negociaciones entre las partes.
Y es que la inexistencia de huelgas a lo largo de 10 años, sin duda que habla de la construcción de un clima de entendimiento y armonía en las relaciones obrero patronales. Difícilmente puede explicarse de otra forma el que el 100% de las negociaciones contractuales hayan concluido con la firma de un acuerdo entre las partes.
Sin embargo, es necesario preguntarse si la evidencia de este “buen clima laboral” implica que los derechos de los trabajadores son plenamente respetados o que tiene productos relevantes más allá de que no se registren movimientos de huelga.
¿Qué otros productos podría —y debería— ofrecer el favorable clima laboral de nuestra región? Entre otros, que la riqueza generada por la clase trabajadora sea mejor distribuida y ello contribuya a disminuir las condiciones de desigualdad que caracterizan a nuestra sociedad.
Indicadores relevantes en este sentido son, por ejemplo, el relativo a la brecha salarial entre quienes reciben más altos salarios y quienes ganan menos, así como el de la diferencia salarial entre hombres y mujeres.
¿Cómo ha impactado la estabilidad laboral de la región en el comportamiento de tales indicadores? Responder a esta pregunta resulta imprescindible para dimensionar de manera más adecuada el hecho de que tengamos una década sin que estalle una sola huelga.
No se trata, por supuesto, de menospreciar el hecho de que exista un buen clima laboral, sino de apuntar que el hecho por sí sólo ofrece motivos de festejo sólo a los patrones, mientras que la clase trabajadora sólo podría considerarlo positivo en la medida en que contribuya a mejorar su calidad de vida en forma tangibles.