Una buena y una mala

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Una buena y una mala

Dos sujetos bebían en el bar, y empezaron a intercambiar confidencias acerca de sus respectivas vidas conyugales. Uno le preguntó al otro: “¿Tu esposa grita al hacer el amor?”. “Vaya que sí grita –respondió el otro–. Algunas noches salgo a caminar al parque de la colonia, que está a dos cuadras de la casa, y hasta allá oigo sus gritos”… Er Niño del Cormao, torero de cartel, tomó la muleta y el estoque y con paso gallardo fue a los medios de la plaza. Ahí lo aguardaba, amenazante y fiero, el quinto de la tarde, un guapo mozo de Miura, negro bragado, botinero, astifino, de 550 kilos de peso, llamado Insulero. Después de una valiente y artística faena el diestro se perfiló para la suerte final. En los tendidos se hizo un profundo silencio, pues el toro se había mostrado peligroso a todo lo largo de la lidia. Ya se disponía Er Niño a intentar un volapié, riesgoso lance si los hay, cuando se le acercó un hombrecito de traje gris, sombrero y portafolios que había entrado al ruedo sin que nadie se percatara, y le dijo: “Creo que éste es el mejor momento, matador, para ofrecerle un seguro de vida”… Doña Jodoncia le informó a don Martiriano, su marido: “Ahora que vamos a cumplir 25 años de casados renovaremos nuestros votos”. 

Preguntó él, esperanzado: “¿Qué ya expiraron?”… Diez cosas que los hombres saben acerca de las mujeres: 1-…… 2-…… 3-…… 4-…… 5-…… 6-…… 7-…… 8-…… 9-…… 10-. Tienen bubis… Le preguntó el juez al fiscal: “¿Quiere usted decir que este hombre golpeó ferozmente a su esposa en un salón de baile, y luego la estranguló con saña en presencia de 500 personas, y sin que nadie interviniera?”. “Sí, señor juez –respondió el fiscal–. La gente pensó que estaban bailando un tango”… Una destacada científica asistió a una convención, y en el bar del hotel acertó a entablar amistosa charla con una dama cuya profesión se adivinaba a primera vista. Le preguntó la científica, curiosa: “¿Cuánto ganas al mes en tu oficio?”. Respondió la call girl: “Un promedio de 200 mil pesos, después de gastos”. “¡200 mil pesos! –se asombró la otra–. ¡Yo soy maestra en ciencias, y no gano ni la mitad de eso!”. Dijo la dama de la noche: “Yo tampoco lo ganaba cuando era doctora en matemáticas”… El niñito le preguntó a su padre: “Papi: ¿cómo es el otro lado de la Luna?”. El papá sonrió, orgulloso: al parecer su hijo pensaba que él lo sabía todo. Quiso saber: “¿Por qué me preguntas eso?”. Explicó el pequeñín: “Es que mi mami le dijo al vecino: ‘Ni te preocupes. Mi marido no se dará cuenta de nada; siempre está en la Luna’”… Doña Macalota le comentó a su esposo don Chinguetas: “Fui con el médico, y traigo dos noticias, una mala y una buena. Estoy perdiendo la voz”. Inquirió don Chinguetas: “Y ¿cuál es la mala noticia?”… El juzgador interrogó a  la acusada: “¿Por qué si tenía usted una pistola, un rifle y una escopeta, mató a su marido con arco y flecha?”. Explicó la mujer: “Me dio lástima despertar a los niños”… Un majadero tipo le dijo a su esposa: “¿Para qué compras brassiéres, si no tienes nada qué poner en ellos?”. Le contestó la señora: “Tú también compras calzones ¿no?”… Impericio llegó a su casa. Iba animado por tres o cuatro copas que se había tomado, de modo que le dijo a su mujer: “¡Te voy a hacer el amor como nunca antes te lo he hecho!”. Respondió ella entusiasmada: “¿Bien?”… En el baño de vapor del club uno de los socios le preguntó con admiración y envidia a otro que estaba excepcionalmente bien dotado: “¿Cómo le hiciste para tener eso?”. Explicó el interrogado: “Provengo de familia pobre, y cuando era niño no tenía otra cosa con qué jugar”… FIN.