Un verdadero desastre

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Un verdadero desastre

Hace cuatro semanas me pareció ridícula la declaración que hizo el gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, en el espació radiofónico de la periodista Denise Maerker. El mandatario estatal le dijo: “Fíjese que los políticos no somos buenos para comunicar un mensaje”. El contexto era que existía la confusión sobre si había una restricción por parte de su gobierno a la realización de conciertos multitudinarios de todos los géneros musicales, el gobernador aclaró que sólo se había restringido los eventos que incluyeran narcocorridos, al final tenía que salir a aclarar la confusión porque, como políticos, ni su Secretario de Gobierno, ni él, sabían comunicar.

Temo decirles que aunque lo consideré ridículo, “Malova” tenía razón, y lo he confirmado las últimas dos semanas. Como todo México sabe, hace algunos días vivimos una atípica baja de temperaturas acompañadas de vientos inéditos en la Ciudad de México. A pesar de los anuncios del Sistema Meteorológico Nacional advirtiendo que serían los días más fríos del año, nada pasó; bueno, sí pasó, pero hasta que los vientos ya habían tirado 500 árboles en la ciudad, el Secretario de Educación Pública salió a avisar que se cancelarían clases en nivel Primaria y Secundaria en todas las escuelas del área metropolitana. Por ahí de las 10 de la noche se daba la noticia. Qué mal opera el gobierno esa acción tan ajena llamada “prevención”. Al día siguiente varios padres de familia hicieron su rutina normal y se llevaron la sorpresa cuando les dijeron que se habían cancelado clases el jueves 10 de marzo, varios sondeos reflejaban el enojo y muchos padres repitieron las mismas palabras ¿cuándo avisaron? ¿ahora qué hago con mi hijo?

La Secretaría de Educación Pública y el gobierno de Miguel Ángel Mancera habían fallado en la comunicación. Ese jueves, después del caos familiar que produjeron, anunciaron (ahora sí) con mucho tiempo de anticipación que sí habría clases el viernes.

Ni hablar, varios medios comentaron el error y se olvidó... hasta esta semana que pasó algo similar. Ahora no fueron los vientos, sino la falta de estos. La contaminación en la Ciudad de México llegó a niveles récord, el peor aire en 14 años, se activó la fase 1 de Contingencia y el Gobierno de la Ciudad empezó a aplicar medidas, medidas que no sirvieron de nada porque hasta el cierre de esta edición seguimos en contingencia; sin embargo, una vez más se falló en la comunicación. El martes a las 9 de la noche, el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rafael Pacchiano, publicó a través de Twitter que todos los autos con terminación 3 y 4 no podrían circular, y lo inédito fue que no importaría si tuvieran holograma cero o doble cero. Inmediatamente contesté que me imaginaba a los policías de tránsito aplicando las multas al día siguiente, por la hora del comunicado y la cantidad de gente que no sabría por la falta de una comunicación eficiente. Al final, el tema de la contaminación está tomando rumbos cada vez más políticos y el Gobierno de la Ciudad anunció que no habría multas porque se trata de “sensibilizar” al chilango, sí, también es ridículo. 

Sin duda, ante los desastres, unos por vientos, otros por acumulación de ozono, los gobiernos Federal y el local han fallado en materia de comunicación. “Fíjense que los políticos no son buenos para comunicar un mensaje”. Qué razón tenía “Malova”, son un verdadero desastre.