Editores:  Ana Aguirre, Carlos Díaz. Listeners: Karla Bernal, Oscar Morín. Diseño: Victoria Carrillo

Un grupo de científicos alemanes podría romper los paradigmas, intentan desarrollar un sistema de sensores que emula la piel humana para que los robots sientan dolor.

En caso de lograrlo sería de gran utilidad para evitar que los mismos robots se dañen mientras trabajan o se mueven.  En el fondo es la misma razón de nuestro sistema nervioso. El dolor está ahí para infórmanos que algo está mal y evitar consecuencias mayores.

El dolor es un síntoma de protección. Si los robots avisaran que algo les duele o que están cansados, se podrían evitar daños costosos por reparación o construcción de uno nuevo.

La Universidad de Leibniz es la encargada de hacer realidad el sistema nervioso de los robots. Ellos creen que servirá para que los robots no dañen a los seres humanos al entrar en contacto accidentalmente con ellos en un mundo donde las máquinas y los hombres conviven todos los días.

El trabajo acaba de presentarse en la Conferencia Internacional  de Robótica y Automatización, celebrada en Estocolmo.

El sistema se basa en una estructura de sensores en capas similar a la piel humana que registra la presión y la temperatura constantemente y envía señales al procesador del robot.

Si estas señales sobrepasan tres umbrales (leve, moderado o severo), el robot reacciona alejando su apéndice más o menos suavemente, o estableciendo mecanismos de compensación y solicitando ayuda a un operario cercano.