Un priísta que habló de la deuda
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Un priísta que habló de la deuda
Insistir en lo de la deuda en Coahuila no gana elecciones… ¿o sí?
Ya desde la anterior elección a Gobernador, la fallida arquitectura financiera fue motivo de movilizaciones con fines electorales. O eso se pretendió. Plagó los discursos de los opositores y fue buen motivo para organizar manifestaciones públicas.
El desmedido endeudamiento, su pequeña parte contratada ilegalmente y su totalidad acumulada de manera inmoral, parecían asegurar la victoria sobre un candidato con lazos de sangre, carisma forzado y un “Más mejor” que hasta los propios veían como extraviado.
Pero nada sucedió. Sea que se diga que la maquinaria funcionó o que la voluntad de las personas se manifestó en completa libertad, el asunto está en que el cierre electoral no fue algo necesariamente reñido.
No sólo en Coahuila. Más o menos lo mismo ha sucedido en otros estados donde la deuda es la piedra del zapato de quien se va.
Endeudar una entidad no aleja el voto de un partido, según parece. Tendría que haber además, como en Sonora o Quintana Roo, otros muchos indicios de la acumulación de capital como para que la balanza electoral se mueva… lo cual parece más un castigo por no repartir, que por endeudar. En fin.
Por eso se ha dicho que lo de las deudas no gana elecciones.
Sin embargo, algo llama la atención en Coahuila en el preámbulo de otro proceso electoral: un priísta habla de la deuda: La califica, habla de cárcel, de irresponsables. Como siempre, los nombres sobran en este espacio. Para quien busque detalles, está la amplia entrevista que ha publicado el sábado esta casa editorial.
Total, que ese tema al que no puede dársele vuelta a la página porque aparece en todo el libro, regresa.
¿Qué hace uno del PRI hablando de la deuda? ¿Por qué hablar de su contratación inmoral?
Una primera reacción, la básica digamos, es la del reclamo: por qué hablar hasta ahora y no antes, por qué hablar y no hacer, el interés electoral del dicho. Esto, sin embargo, tiene un futuro más o menos trazado: no estuvo en el lugar indicado, no se sabía lo que ahora se sabe. Habrá, pues, manera de responder y seguir adelante.
Además, salvo el caso de un Senador panista, nadie de ningún color movió un dedo. Por decirlo de alguna manera, a todos se les podría señalar de lo mismo.
Aun cuestionándole esto, aquí lo importante: el priísta que habla de la deuda gana al posicionarse en el ambiente con algo diferente en su oferta.
Además, no está gritando solo en el desierto. Es un discurso que parece coincidente con el de la nueva dirigencia nacional del partido. No es un ocurrente resentido, sino alguien con estatura, trayectoria y presencia nacional, con historia en el Estado. A estas alturas, más de alguno está sumando dos más dos.
Otra consecuencia es que le quita el discurso a la oposición, quienes tampoco hicieron demasiado en su momento.
¿Tendrá algún efecto el dicho de un priísta crítico de la deuda y sus consecuencias? En lo jurídico, difícilmente. Pero en lo electoral, tomó distancia de una administración que ha insistido en el olvido, aglutinaría a quienes –dentro del partido– han sentido el abandono del actual sexenio y le abonaría a una imagen valiente (de guerrero, si me lo permiten): entrón a los problemas que otros prefieren ignorar.
El juego se abre. Ya vendrán otros y otras. Al tiempo, que esto apenas empieza.
@victorspena