Un nuevo proyecto antirracismo espera lograr que el futbol realice algo más que simples gestos

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Un nuevo proyecto antirracismo espera lograr que el futbol realice algo más que simples gestos

El futbol solo afronta sus dificultades para combatir el racismo de manera esporádica/Foto: Jannik Skorna
El futbol solo afronta sus dificultades para combatir el racismo de manera esporádica.

Por Rory Smith

Tony Sanneh vio el patrón cuando era futbolista. Es el mismo que ve ahora, más de una década después de su retiro.

El futbol solo afronta sus dificultades para combatir el racismo de manera esporádica. Los abusos contra un jugador en el campo, la denigración de un equipo desde las gradas, un súbito recordatorio de la falta de oportunidades para entrenadores o ejecutivos negros: todo esto detona una conversación, una campaña, un compromiso a combatirlo con más eficacia.

“Siempre se habla de eso”, dijo Sanneh. “Y luego se vuelve a olvidar”.

Las voces de varias personalidades negras importantes en el deporte han sugerido en las últimas semanas que no se debe permitir que eso vuelva a suceder. Después de casi un año de protestas inspiradas por las manifestaciones de Black Lives Matter en todo el mundo después de la muerte de George Floyd, varios jugadores han sugerido en particular que los gestos ya no surten efecto.

“Se ha convertido en algo que simplemente hacemos”, dijo el delantero del Crystal Palace Wilfried Zaha sobre la genuflexión que los futbolistas hacen antes del comienzo de los partidos de la Liga Premier. “Eso no es suficiente para mí”.

Los jugadores afirman que quieren acciones, no gestos; además, Sanneh (veterano de la Bundesliga, la Major League Soccer y el Mundial de 2002) y otros esperan poner en marcha ese esfuerzo. Sanneh se ha unido a Common Goal, un movimiento social liderado por jugadores en el futbol mundial; clubes de las tres ligas principales en América del Norte, y American Outlaws, el grupo más grande de fanáticos de la selección de Estados Unidos, para lanzar el Proyecto Antirracista, un programa diseñado para atacar todos los aspectos del problema del futbol con el racismo.

La escala del programa es ambiciosa: tiene como objetivo involucrar a alrededor de 5000 entrenadores y 60.000 jóvenes en más de 400 comunidades en el primer año mediante el uso de un conjunto de herramientas educativas contra el racismo que han sido creadas y perfeccionadas por la fundación personal de Sanneh, con sede en St. Paul, Minnesota, a lo largo de las dos últimas décadas. Sanneh dijo que espera que puedan “actualizarse y globalizarse” para que se implementen fuera de Estados Unidos el próximo año.

Ya comienzan a surgir algunos destellos de la impaciencia de los jugadores con el ritmo del cambio en el juego. En Inglaterra, donde ver a los jugadores hacer la genuflexión ahora forma parte del ritual previo al partido, el delantero del Brentford Ivan Toney ha dicho que se ha vuelto algo “carente de significado”.

“Haces una genuflexión y las personas en la cúpula ya pueden descansar un tiempo”, comentó.

El equipo femenil estadounidense no hizo la genuflexión durante el himno nacional previo a su partido contra Brasil el domingo, una decisión colectiva que se tomó después de casi un año de protestas.

“Todo esto es para decir que ahora estamos listas para ir más allá de la fase de protestas y pasar a la etapa de convertir todo lo que se ha dicho en acciones reales”, mencionó posteriormente la mediocampista Crystal Dunn a los reporteros.

Varios jugadores, incluyendo al arquero estadounidense Zack Steffen del Manchester City, han respaldado el proyecto, pero la ventaja que tiene, según Evan Whitfield, un exjugador de la Major League Soccer que ahora trabaja con Common Goal, es la amplitud de su coalición.

“Existe una larga historia de protestas encabezadas por jugadores”, dijo. “Eso continuará, pero lo que es único de esta iniciativa es la sensación de acción colectiva”.

Whitfield explicó que, durante mucho tiempo, “las entidades corporativas y los clubes” han usado “sus mensajes para apaciguar las voces de los jugadores”. Hay una sensación de que esto ha cambiado ahora no solo porque los clubes están preparados para “respaldar lo que defienden” a través de la acción, sino también porque hay gente como Sanneh y Steffen y otros que tienen suficiente influencia para “ayudar a inclinar la balanza a su favor”.

El Chicago Fire de la MLS, el Oakland Roots de la segunda división United Soccer League y el Angel City FC, el club de expansión de la National Women’s Soccer League que se unirá a esa liga el próximo año, todos han dado su apoyo al proyecto.

“No puedo expresar con palabras cuán importante es que aumentemos los esfuerzos antes de que salgamos al campo”, dijo Cobi Jones, el exjugador internacional estadounidense que ahora es uno de los propietarios del Angel City FC. “Eso les demuestra a todos que el club entiende cuál es su postura respecto al racismo, que estamos a la vanguardia. Es inherente en lo que representamos”.

Se espera que ellos sean solo los primeros en unirse. Whitfield agregó que el proyecto es “un llamado a la acción” no solo para los otros clubes, sino “también para las ligas y los fanáticos”.

“Tuvimos que aumentar los esfuerzos y trabajar de manera colectiva”, expresó Sanneh. “Para usar nuestro éxito con el fin de trabajar a favor de otras personas en esta industria. Tenemos que trabajar todos juntos para combatir los desafíos de la sociedad”.

Steffen fue un poco más conciso al hacer eco de los puntos de vista de un creciente grupo de jugadores.

“Hemos conversado mucho durante los últimos meses”, mencionó. “Ahora es el momento de emprender acciones, de salir y mostrarle a la gente que hablamos en serio”.

c.2021 The New York Times Company