Un investigador encuentra una treintena de personajes reales en el Quijote

Usted está aquí

Un investigador encuentra una treintena de personajes reales en el Quijote

El l archivero español Javier Escudero encontró hasta una treintena de personajes reales en la novela de Miguel de Cervantes. Foto: UNIR
Tras dedicar una década buscando fuentes históricas del Quijote, el archivero español Javier Escudero logró descubrir una treintena de personajes que son reales en la novela de Miguel de Cervantes.

Tras dedicar una década a analizar centenares de procesos judiciales de finales del siglo XVI buscando fuentes históricas del Quijote, el archivero español Javier Escudero encontró hasta una treintena de personajes reales en la novela de Miguel de Cervantes

"Yo encuentro el documento y dejo que hable", afirmó en una entrevista con la Agencia Efe este investigador, autor de una tesis sobre personajes cervantinos en La Mancha que ha sido calificada cum laude en la Facultad de Humanidades de Toledo (centro)

Escudero buceó en procesos que aportan mucha información sobre las características del personaje, su entorno, el trabajo, las propiedades, los lazos familiares o las relaciones sociales.

Hasta ahora, lo habitual había sido acudir a partidas de bautismo o de matrimonio y a protocolos notariales, que son documentos de los que se puede extraer muy poca información, apenas nombres y fechas, explica el investigador.

El l archivero español Javier Escudero encontró hasta una treintena de personajes reales en la novela de Miguel de Cervantes. Foto: National Geographic Español

Su formación en Derecho, no en Filología, le hizo enfrentarse a esta investigación como si de un juicio se tratara, esforzándose en conseguir pruebas "hasta abrumar", porque su objetivo era ofrecer tal "acumulación de pruebas, de documentos" que de ello se desprenda "que alguna tiene que ser verdad porque son muchas".

En su investigación hay biografías de una treintena de personajes reales manchegos que están reflejados en el Quijote (Francisco de Muñatones, Francisco de Acuña, Pedro de Villaseñor, Martín López Haldudo, Miguel Berenguel y otros muchos) y también situaciones que inmortalizó Cervantes (tener una biblioteca, vestir como caballeros medievales, atacar un molino de viento, comprar un rocín y que se caiga...).

Escudero subrayó que esta coincidencia "no quita valor a la obra de Cervantes, sino que es complementaria"

Porque "que haya fuentes históricas o folclóricas no significa que no haya fuentes literarias, que las hay, o fuentes autobiográficas o que utilice otra multitud de fuentes. A lo mejor, las fuentes históricas son una proporción muy pequeña, pero existen y son complementarias con las otras", explica.

Este madrileño de 52 años, que actualmente trabaja en Cuenca (centro), ha intentado "ver" lo que aparecía en los archivos "de la forma más objetiva posible", sin "prejuicios", dejando que los documentos "hablen". Es decir, se ha colocado delante del documento y extrajo unas conclusiones, pero no ha tratado las fuentes literarias.

Una de las conclusiones más interesantes de su investigación es que El Toboso (Toledo) y localidades próximas tienen una gran concentración de personajes reales y de sucesos que aparecen en el Quijote, y todo sucede entre 1578 y 1591, y más en concreto entre 1581 y 1584. O sea, que estas personas, coetáneas de Cervantes, vivían en un mismo entorno geográfico.

 

"ES UNA LOCURA SIMILAR A LA DEL QUIJOTE"

 

Estos diez años de investigación (cinco de ellos dedicados al doctorado), casi cien mil folios de procesos judiciales de finales del siglo XVI, una tesis, un libro en tres volúmenes que saldrá en pocas semanas (publicados por la editorial Almud) y su presencia en numerosos congresos internacionales ha sido "una locura similar a la del Quijote, la verdad es que sí", admitió Javier Escudero.

Su periplo, sin embargo, empezó antes, hacia el año 2000, cuando era archivero en Mota del Cuervo (Cuenca), y después en Socuéllamos (Ciudad Real), y estaba haciendo una serie de estudios sobre esas localidades manchegas.

Al principio, le resultó "un poco complicado" exponer sus primeras conclusiones ante la comunidad cervantista, porque sonaba a volver de nuevo a la teoría de los modelos vivos, pero en un momento determinado todo comenzó a rodar.

Tras recorrer una veintena de países hablando de sus investigaciones, tiene claro que aceptar que hay "realidad" en el Quijote, y en la obra de Miguel de Cervantes en general, solo se admite "en casos muy concretos y con mucho cuidado y reflexión".