Un extraño lugar llamado Mouseland
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Un extraño lugar llamado Mouseland
La fábula política difundida por Tommy Douglas, activista político, elegido en 2004 como “El canadiense más grande de todos los tiempos” describe a esta tierra de leyendas, de historias, de dineros adeudados, gentes desaparecidas, proveedores beneficiados, maestros burlados, bienestares timados y herencias malditas.
“Es la historia de un lugar llamado Mouseland (tierra de ratones).
“Mouseland era un lugar donde todos los ratoncitos vivían y jugaban, donde nacían y morían. Y
ellos vivían de la misma manera que tú y yo lo hacemos. Incluso tenían un parlamento y cada cuatro años tenían elecciones Mouseland, el Gobierno de los gatos. Caminaban rumbo a las urnas y votaban. Algunos hasta obtenían alguna ventaja, una ventaja que recibían cada cuatro años, como es lo normal. Tal como nos pasa a ti y a mí.
“Y cada día de elecciones, todos los ratoncitos acostumbraban a ir a las urnas y elegían un Gobierno. Un Gobierno formado por enormes y gordos gatos negros. Ahora bien, si pensáis que es extraño el elegir gatos siendo ratones, sólo hace falta mirar la historia de Canadá en sus últimos 90 años.
“No estoy diciendo nada en contra de los gatos, ellos eran buenos compañeros, conducían el Gobierno dignamente, elaboraban buenas leyes, es decir, leyes buenas para los gatos. Y estas leyes que eran buenas para los gatos no eran muy favorables para los ratones.
“Una de las leyes decía que la entrada a la ratonera debía ser tan grande como para que un gato pudiera meter su pata en ella. Otra ley decía que los ratones sólo podían moverse a ciertas velocidades, para que el gato consiguiera desayuno sin realizar mucho esfuerzo físico.
“Todas estas leyes eran buenas para los gatos, aunque para los ratones eran bastante duras. Y cuando los ratones lo tuvieron más y más difícil y se cansaron de aguantar, dijeron de hacer algo al respecto. Entonces fueron en masa a las urnas, votaron contra los gatos negros y eligieron gatos blancos.
“Los gatos blancos lanzaron una campaña genial, dijeron: ‘todo lo que necesita Mouseland es una visión de futuro’, y terminaron prometiendo ‘el problema de Mouseland son las entradas redondas de las ratoneras, si ustedes nos eligen, las construiremos cuadradas’. Y lo hicieron, las entradas cuadradas eran el doble de las redondas, ahora el gato podía meter las dos patas y la vida para los ratones, se tornó más complicada.
“Y cuando no pudieron soportarlo más, votaron contra los gatos blancos y pusieron a los negros de nuevo. Para luego regresar a los blancos y de ahí a los negros otra vez. Incluso trataron con gatos mitad negro, mitad blanco y lo llamaron coalición.
“En su desesperación, intentaron dar el Gobierno a gatos con manchas, eran gatos que intentaban sonar como ratones pero comían como gatos. Verán, amigos míos, el problema no estaba en el color de los gatos, el problema estaba en que eran gatos. Y como son gatos, naturalmente miraban por sus intereses de gato y no de ratones.
“Finalmente, llegó desde lejos un ratoncito quien tuvo una idea. Mis amigos, atentos a las palabras del humilde compañero, el ratón les dijo: ‘miren, compañeros, ¿por qué seguimos eligiendo un Gobierno hecho por gatos?, ¿por qué no elegimos un Gobierno de ratones?’...
“‘OHHH’, dijeron… ‘es un COMUNISTA’, así que lo metieron en la cárcel. Pero quiero recordarles que pueden encerrar a un ratón o a un hombre, pero lo que nunca podrán, será encerrar las ideas”.
No es la semejanza ni la coincidencia, es la copia burda de un sistema totalitario que ahoga a una sociedad que necesita muchos cambios para crecer, para poder vivir en paz.
La fábula de esta tierra potencializa la descrita por Douglas, aquí en el Gobierno resultaron puros gatos gordos blancos y prietos, pero de los Moreira. Haya cosa.