Un día en las casillas al norte de Saltillo

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Un día en las casillas al norte de Saltillo

Foto: Cuartoscuro
El Colegio Americano se pintó de azul, sin embargo los rumores de una derrota a nivel nacional llegaron hasta las casillas

El tránsito es lento y parece un día normal de clases, sin embargo es domingo a las 7:30 horas y en lugar de niños, cientos de funcionarios de casilla llegaban a cada salón para tomar su puesto y estar presentes en un día histórico para el país. 

¿Dónde me toca?, ¿Puedo usar el celular?, ¿A qué hora abrimos?, eran las preguntas regulares que se escuchaban por los pasillos del Colegio Americano. La casilla donde yo estaba  fue la primera en abrir sus puertas en toda la escuela. Eran las 8:06 horas. 

Al momento de abrir ya había una fila considerable, cientos de votantes estaban ansioso de emitir su voto por su candidato preferido. 

Los representantes del PAN eran los más “filosos”, estaban al pendiente de cualquier incidencia mientras que los demás pasaban el tiempo en el celular y solamente ponían atención cuando un conocido los saludaba.

El Señor Alanís era el representante del PAN y parecía un “rockstar”, prácticamente todos los votantes pasaban a “rendirle tributo” y lo saludaban. 

Después nos dimos cuenta que era el Director del Colegio Americano y por esa razón muchos alumnos, exalumnos y padres de familia pasaban a saludarlo. 

Un 80% de las personas que estaban entre la letra A y C acudieron a votar. 466 personas con mucho entusiasmo hicieron valer su derecho al voto.

Antes de iniciar los funcionarios de casilla vacilábamos sobre los tiempos muertos y qué hacer en ello. “¿Porqué no nos trajimos una televisión para ver el Mundial?”, dijo el tercer escrutador, sin embargo no hubo tiempo para eso. Hubo “Casa llena” y las salidas al baño o estirar las piernas eran contadas. 

A media mañana, los representantes del PAN recibieron mucho de desayunar. Paninis, papitas, fruta, agua, refresco era parte de lo que recibieron mientras los de otros partidos solamente se quedaban mirando. 

Tiempo después llegó un atún para los de Morena, y un lonche para los del PRI. Mientras los funcionarios de casilla se conformaban con un café y una pieza de pan. Si alguno se atrevía a tomar otra pieza, la gente del INE lo impedía porque según ellos “ya no alcanzarían los de otras casillas”. 

Los minutos pasaban junto a nombres y apellidos. Amigos y conocidos llegaban, saludaban y nos sacaban una sonrisa. Algunos se sorprendían, otros utilizaron las redes sociales para entablar conversación con nosotros y en el poco tiempo que teníamos les respondíamos. 

Llegó  la hora de la comida. El presidente ordenó que uno por uno fuera a tomar su plato para no hacer lenta la fila, que nunca bajó de tres personas y solamente,  hasta que faltaban pocos minutos para cerrar, dejó estar llena. 

La comida era una empanada de carne molida, con ensalada y pasta, un manjar  para nosotros, que no habíamos recibido un desayuno “formal”. 

El calor se hacía presente en la capital coahuilense sin embargo, cada casilla contaba con aire acondicionado y más de uno nos miraba extraño por estar titiritando de frío. Afuera estaba a 30 grados y adentro a 15, los ciudadanos que acudían a votar se sentían “en la gloria” durante los minutos que elegían a sus candidatos. 

Faltando 15 minutos para que dieran las 18:00 horas se respiró paz en la casilla. Todos fuimos al baño y nos preparamos psicológicamente para lo que seguía, algo igual o más demandante que lo de la mañana. 

Eran las 18:03 y el presidente dio inicio al conteo, nos dividieron. Primer y segundo escrutador con el  primer secretario y segundo secretario con el tercer escrutador.  

Los primeros contaban los votos federales y los segundos del ayuntamiento.  Rápidamente dejamos atrás los apellidos para comenzar a memorizarnos los números.

Por extraño que parezca, todo salió a la primera y los representantes de partido, que ya tenían mucho tiempo esperando, firmaron todas las actas para salir.

Firmas, llenado de hojas y el PAN ganando en la casilla. Afuera y en redes sociales, la gente ya daba por ganador a López Obrador. Nosotros no lo podíamos creer porque todavía seguíamos contando votos y los candidatos a la presidencia ya habían hablado sobre su derrota. 

El presidente y los secretarios fueron a llevar las cajas al INE, mientras nos felicitaban por ser la casilla más rápida. Eran las 22:00 horas.  A lo lejos se escuchaban algunos clackson de automóviles festejando.

Fue un día extraño para los funcionarios que estuvieron en el Colegio Americano. Ahí el PAN podría decirse que arrasó sin embargo, en todo el país la gente pensó diferente.