Un día amo a mi pareja, al siguiente no lo quiero ver ¿Puede estar en peligro mi matrimonio?

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Un día amo a mi pareja, al siguiente no lo quiero ver ¿Puede estar en peligro mi matrimonio?

Foto: Tomada de Internet
Si estas 6 sensaciones te invaden a menudo busca ayuda profesional si lo que quieres es salvar tu pareja. En una relación siempre hay momentos de tensión y momentos de gratas emociones

Cuando conoces a alguien y te enamoras es normal que lo idealices. Te gusta tanto que no ves sus defectos o los minimizas. Cuando el tiempo pasa son pocas las parejas que afianzan tanto su amor que se torna invencible a pesar de las tempestades. Hay parejas que, a pesar de ese fuerte vínculo, tienen altibajos emocionales y sienten que un día están enamorados como siempre y otro día, en cambio, no quieren saber más nada con la relación. ¿Es normal sentir ésto? ¿Hasta qué punto puede llegar a dañar la relación este sentimiento?

Algunas relaciones que comienzan a partir de una atracción física intensa suelen caer en la monotonía al poco tiempo. Si sólo te atrajo su aspecto físico pero comienzas a notar que no hay demasiadas cosas en común entonces es normal que la cosa comience a ponerse fea.

El amor verdadero muchas veces tiene que ver con la empatía, la solidaridad, la paciencia, y la capacidad de comprensión, valores que van floreciendo a lo largo del tiempo. Cuando una relación lleva muchos años probablemente ambos sujetos se conozcan en profundidad, y tal vez ya hayan aprendido a convivir con las virtudes y defectos del otro. Pero ¿qué pasa cuando ese sentimiento de agobio sucede muy a menudo? Quizá algo les esté pasando como pareja, o algo le esté pasando a alguno de los dos en su vida privada.

Durante los años que dura una relación muchas veces las personas van cambiando. Cambia su historia de vida, cambia su nivel de madurez emocional, sus aspiraciones y motivaciones. Es por ello que si ahora te molesta algo que antes no te molestaba o no lo notabas tal vez quien haya cambiado seas tú. Sentirse querido y respetado es una de las emociones más lindas que puede tener un ser humano, y me atrevo a decir que es la sensación que buscamos desde el primer momento en que nacemos. Si buscamos la forma correcta de comunicarnos con nuestra pareja llegaremos a entendernos mejor, y podremos poner en común esas opiniones y disidencias que nos están trabando como pareja.

Puede suceder que uno de los dos esté atravesando una situación de frustración personal (respecto de su empleo, por ejemplo, o de sus metas personales en la vida) y ello lleva a una tolerancia menor de ambas partes. Tal vez antes a él no le molestaba que tú dejes el abrigo sobre una silla y ahora sólo te regaña de mal modo cuando así lo encuentra. Tal vez a ella antes no le molestaba tu forma de organizar tu ropa en el armario y ahora sólo te dice que eres un desordenado y que no cambias más. Y ahí viene esa sensación de “no lo aguanto más”, “no la soporto más”. Hasta un punto suele ser “normal”. Es decir, si como pareja están atravesando esa meseta pero aún guardan amor y respeto entonces no está todo perdido.

Si esa sensación de molestia por cada cosa que él dice, cada cosa que ella hace se torna diaria entonces el problema es mayor. La terapia de pareja suele ayudar bastante, sin embargo, muchas veces la terapia individual es un camino corto y efectivo para aliviar nuestras sensaciones de pesimismo respecto de la pareja.

Algunas actitudes de tu parte te ayudará a identificar si lo que sientes es pasajero o no

-No quieres hacer planes con esa persona. Ya no te emociona pensar en una cena o un viaje. Simplemente no te motiva.
-Ya nada te sorprende. Te aburres. No te sorprenden las salidas, ni los regalos, ni mucho menos las conversaciones.
-Buscas no estar en casa cuando tu pareja llega. Consciente o inconscientemente buscas rehuir. No quieres pasar tanto tiempo con tu pareja.

-Sólo hablas mal de él con los demás. Cuentas a los demás acerca de sus defectos pero nunca de sus virtudes. Necesitas decirle a los otros cuánto te está afectando la relación.

-Haces el amor por compromiso o costumbre. Los encuentros íntimos están signados -al menos de tu parte- por la falta de motivación. Piensas en lo lindo que era antes.

-Fantaseas con otra vida, con otra persona. Cada vez más a menudo piensas qué lindo sería volver a tu vida de antes o qué bien se sentiría volver a enamorarse, pero de otra persona.

Si estas sensaciones te invaden a menudo busca ayuda profesional si lo que quieres es salvar tu pareja. En una relación siempre hay momentos de tensión y momentos de gratas emociones. Lo importante es saber identificar hasta qué punto afectan nuestra vida. Si realmente te importa tu relación no dejes pasar el tiempo y trabaja codo a codo con tu pareja para solucionar sus diferencias. Si así no fuera, toma coraje y haz lo que tienes que hacer. La vida es una sola, y no hay tiempo para vivir amargado.