Un delito
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Un delito
La esposa de don Algón fue con sus amigas a Las Vegas. El salaz ejecutivo aprovechó la ocasión para llevar a su casa a una estupenda rubia. Empezaron las acciones, y la muchacha le pidió al maduro galán que usara protección. “No hay problema —dijo él—. Mi señora tiene siempre algunos condones en su cajón, por si me olvido yo de comprarlos”. Los buscó, y no encontró ninguno. “¡Ah, esa mujer! —exclamó con enojo—. Se llevó todos los condones. ¡No confía en mí!”…
El joven McAbaeo, muchacho de acendradas creencias religiosas y acrisolada fe, visitó a don Crésido para pedirle la mano de su hija Lilibel. Le preguntó, severo, el genitor: “¿Tiene usted un trabajo cuyos ingresos le permitan mantener a mi hija?”. “Por ahora estoy sin empleo —declaró con franqueza el galancete—, pero Dios proveerá”. La mamá de la chica se inquietó: “¿A dónde la llevará a vivir?”. Contestó el solicitante: “De momento no tengo un techo qué brindarle, pero Dios proveerá”. Inquirió don Crésido: “Y ¿qué piensa usted hacer si tienen hijos?”. “Realmente no lo sé —confesó el devoto chico—, pero estoy seguro de que Dios proveerá”. El padre de Lilibel le dijo al joven McAbeo que luego le daría la respuesta. Esa misma noche la señora le preguntó a su esposo qué le había parecido el pretendiente. Dijo don Crésido: “Es pobre de solemnidad, y se ve bastante tonto, pero me cayó muy bien: cree que yo soy Dios”…
En este desdichado País la política se maneja en forma injusta, y la justicia se maneja en forma política. Cosa de politiquería pareció ser la aprehensión de los caciques de la CNTE, y cosa de politiquería parece ahora su soltura. Todo indica que el Gobierno usa a los jueces y a la cárcel como instrumentos de negociación con aquéllos con quienes no debería negociar. De ese modo la ley se vuelve arma contra los adversarios del régimen, y los encargados de administrar justicia se convierten en sicarios para la imposición de castigos a quienes el sistema quiere castigar. Tan nociva práctica constituye un riesgo para todos los ciudadanos, pues del mismo modo que esa medida se aplica a los malos también se puede aplicar a los buenos. En México, que tiene tan pocos inventores, un delito se le puede inventar a cualquiera. La ilegalidad no ha de combatirse con la ilegalidad, ni debe hacerse de la justicia una herramienta de política para mantener como rehenes a las personas, sean éstas quienes sean. La liberación de los líderes cenetistas, tan pronta, tan rápida y tan expedita, es prueba de que ahora la CNTE está gobernando a Gobernación. Cayendo y levantando —más lo primero que lo segundo— va el régimen de Peña Nieto directo hacia otra debacle en el 2018…
Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, se ofreció para hacer labor de voluntario en la cárcel de mujeres. Le preguntó la alcaidesa: “¿En qué sección quiere usted trabajar?”. Contestó él: “En la de visitas conyugales”… Don Chinguetas y doña Macalota contrataron a una linda muchacha pueblerina para que ayudara en las labores de la casa. Le dijo la señora a su marido: “La pobrecilla no sabe nada de la vida. Tendremos que enseñarle la diferencia entre el bien y el mal”. Propuso don Chinguetas: “Tú encárgate de enseñarle lo que es el bien. Yo me ocuparé de la otra parte”…
El encuestador entrevistó al señor de la casa y a su mujer. Tras revisar las contestaciones le dijo al individuo: “Hay una notable diferencia entre las respuestas de usted y las de su esposa. Usted dice que hace el amor una vez por semana, y su señora declara que lo hace de 5 a 10 veces cada día”. “Así es —manifestó al marido—. Y así será hasta que acabemos de pagar la casa”… FIN.