Un canto a las ruinas del Acción Nacional, alcanzado por el caso Odebrecht

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Un canto a las ruinas del Acción Nacional, alcanzado por el caso Odebrecht

Hoy en México vivimos en una cloaca donde las aguas negras han subido hasta nuestra barbilla y tenemos que gritar que no hagan olas porque la mierda nos ahoga. El caso Odebrecht ha alcanzado al Partido Acción Nacional (PAN), y por más alegatos que opongan los panistas ya no podrán seguir jodiendo con esa terca necedad de presumir, con las peras que sólo da el olmo, su moralidad.

Empezando con el excandidato presidencial panista Ricardo Anaya, señalado de recibir sobornos de Pemex, mismo que ha salido en defensa de esa pera de olmo a la que él llama su reputación. Y vaya que don Ricardo está peor que esa linda muchacha que perdió su reputación y nunca la echó de menos. Pero Anaya insiste en defender lo cuestionado por los propios panistas cuando fue su candidato presidencial. No hay que olvidar que poco antes de la elección del 2018, el panista Ernesto Cordero, entonces presidente del Senado, acudió a la PGR a denunciar a Ricardo Anaya por lavado de dinero. Don Ricky Riquín Canallín deberá entender que una reputación podada jamás vuelve a retoñar.

Y en este contexto, Emilio Lozoya acaba de embarrar a varios legisladores panistas en el asunto de los sobornos. Y claro, ellos han puesto el grito en el cielo clamando por su reputación, la pera del olmo del panismo ladrón. Cierto que hace muchos años hubo diputados honrados del Partido Acción Nacional. Eran los tiempos de la Brega de Eternidad: Adolfo Christlieb, Luis Calderón, Felipe Gómez Mont, Efraín González Morfín, Aquiles Elorduy, Miguel Estrada Iturbide, Rafael Preciado Hernández, Bernardo Bátiz, Eugenio Ortiz Gallegos, Jesús González Schmal, entre otros. Después vino la degradación, la vergüenza de ver a los diputados panistas de la LXII Legislatura federal bailando con prostitutas en una orgía pagada con recursos públicos. Y la joya que mejor retrata la pudrición del PAN es la diputada panista Lucero Sánchez López, amante del Chapo Guzmán y también narcotraficante.

Y una bazofia similar se ha colado a la 4T aquí en Coahuila. Panistas son los que se han apoltronado en las delegaciones federales donde el senador suplente Reyes Flores Hurtado, expresidente estatal del PAN, es el representante de AMLO en la entidad. Ya veremos cómo les va en la elección local de octubre. Aquí Morena se derrumbará junto al PAN.

Y claro que Felipe Calderón también fue corrompido por Odebrecht. El contrato leonino de la planta Etileno XXI lo incrimina. Y mientras Martha Sahagún, Vicente Fox y Margarita Zavala han tenido la prudencia de cerrar la boca, Felipe Calderón sigue ladrando a pesar de la Guardería ABC, de la Estela de Luz y de la complicidad de Genaro García Luna con el Chapo Guzmán.

Y es una frase latina la que mejor describe a las ruinas del PAN: “Corruptio optimi pessima” (la corrupción de los mejores es la peor). Mucho se esperaba del PAN a su arribo al poder en el año 2000. Eran lo mejor, pero el poder los degradó a lo peor. La vieja guardia panista quedó sepultada con Fox y Calderón.

Ya no se trata pues de principios sino de finales, y el PAN ha tenido un final desastroso. La “Docena PÁNica” nos ha dejado en el ambiente esa amarga sensación que deriva de las grandes ocasiones perdidas. Y que conste que en Coahuila Guillermo Anaya ya vendió por unas cuantas magistraturas las ruinas del PAN.