Un año como pueblo mágico

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Un año como pueblo mágico

Resultó importante la designación de Bustamante, Nuevo León, como pueblo mágico pues el turismo en este lugar de ascendencia tlaxcalteca ha crecido de un 40 a un 50 por ciento, aunque no es el tipo de turismo que se necesita.

Los turistas que llegan e inundan el Cañón de Bustamante son depredadores, pues no manejan correctamente sus residuos y hacen fogatas en lugares cercanos a los ojos de agua. Fernand, llegó a limpiar el cañón y a mermar la posibilidad de que este turismo no sustentable se adueñe por pocos pesos de un lugar muy vulnerable desde el ángulo de sus recursos naturales.

Para los alcaldes que han gobernado el municipio son indispensables los ingresos por el concepto de entradas por acceder a este espléndido lugar de 10 kilómetros de longitud cuyas partes bajas datan de tiempos jurásicos, pero ninguno de ellos ha tenido la conciencia de que este bien patrimonial puede en cualquier momento colapsarse, lo que sería lamentable.

Se puede entender que un municipio que recibe más de 350 mil turistas y que tiene una población menor a 5 mil habitantes sufre el estrés de tener servicios públicos y de seguridad muy rebasados, necesite un techo financiero superior al que le ofrecen anualmente y que está en función precisamente al número de habitantes; pero el dinero faltante para la obra pública o social no debe estar vinculado a la explotación no sustentable del área.

El secretario de Turismo Estatal ha estado atento de que el proceso de visitantes no dañe el patrimonio integral del pueblo, pero eso no es suficiente, los que deben estar más atentos a defender lo que por siglos sus ancestros han construido son los mismos bustamantenses.

Estos últimos días han sido intensos para este pueblo mágico que apenas el 11 de octubre de 2018 recibió esta distinción. El Comité Ciudadano de Pueblo Mágico organizó la segunda edición del Foro Festival de la Tierra y el Cosmos que comprende desde conversatorios con el tema de la importancia de proteger la biodiversidad de la zona y con el tema de la paz; hasta eventos artísticos y sobre historia local como el que se desarrolló en el Ojo de Agua de Boca de Leones, llamado también Ojo de Agua de San Lorenzo, en donde el cronista e historiador de Sabinas Hidalgo, Héctor Jaime Treviño, impartió una conferencia.

Finalmente lo que es del agua corresponde al agua y la lección de no construir sobre las áreas del cañón es algo que debería evitarse, pero es una lección no aprendida. Tanto la sociedad civil como la autoridad municipal insisten en establecer más equipamiento en el sitio. Es suficiente el que existe y particularmente bueno el que tiene que ver con cabañas que están en la ladera de la Sierra de Gomas, siempre y cuando no afecten los mantos freáticos con los desechos humanos.

El gran tema de la relación hombre-naturaleza sigue vigente y hay que concentrarse más que nunca en esta vinculación a la hora de planear asentamientos humanos, pues es enorme la dimensión de la devastación de la natura por parte del género humano.

La celebración del primer año de la denominación de Pueblo Mágico para Bustamante es importante porque permite la reflexión en torno a lo que debe protegerse de su patrimonio integral (cultura más natura).

Apenas ayer que se cumplieron 329 años de la repartición de aguas y tierras en el antiguo San Miguel de Aguayo, el munícipe bustamantense Luis Felipe García Botello recibió, de manos de Cristina González Parás en el marco del Encuentro Internacional de Valores, una placa que hace constar que Bustamante es considerado un pueblo compasivo. Confío en que habrá más compasión por la naturaleza.