Turisteando
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Turisteando
Estoy seguro que el despertar de Mexico al Mundo en su concepto moderno nace en el sexenio de Miguel Alemán, que fomentó la inversión extranjera con bases legales, a diferencia de Porfirio Díaz, y presentó a la Bahía de Acapulco como el principal destino Internacional.
Pronto la actividad turística en nuestro País se vio beneficiada con la inclusión del visitante extranjero, ya no solo nacional, en los destinos de playa, ciudades coloniales y maravillas naturales, que ofrecía nuestra pobre infraestructura.
El Departamento de Turismo fue creado para difundir la conveniencia de nuestro País como destino, comunicación que ofrecía maravillas naturales, pero sin infraestructura para pasar la noche en muchos kilómetros a la redonda. De Departamento, pasó a Secretaría e igual fue refugio de políticos en decadencia.
La difusión de nuestro País como destino turístico creció en los últimos cuarenta años a partir de las inversiones que el Fonatur imprimió a Cancun, Vallarta, Huatulco, Los Cabos, Ixtapa, Cozumel, La Costa Alegre y La Rivera Maya.
Del PIB del País, el sector turismo contribuye con un 10% y su taza por sector en referencia a otros, como el de la manufactura, agrícola, minero y de la construcción es mayor, resultando en el primer bimestre de este año en 5.9 del PIB nacional.
Pero ¿Qué sucede con el turismo como sector?, es la pregunta que resulta de las carretillas de dólares que ingresan a México por ese concepto y que no se reflejan en beneficio de los trabajadores del sector.
Desafortunadamente, los esfuerzos del sector turístico estan divorciados de los municipales y estatales en cada destino a explotar y ese vicio de origen es difícil de superar.
El turismo, pese a generar divisas, recibe solo 9.3 billones de pesos de presupuesto general, un presupuesto más pequeño en 3.7 veces, comparativo con el IMSS, 1.7 con la CFE y dos veces menor que el de ese patrimonio en liquidación, llamado Caminos y Puentes Federales de Ingresos, aunque usted no lo crea.
Se comprueba el divorcio entre la inversión, difusión y la infraestructura necesaria, si observamos los niveles de bienestar que ofrecen los lugares turísticos del País, según datos del INEGI.
Este nivel de bienestar se basa en datos de personal ocupado, tipo de población, dependencia de subsidios agua, luz, drenaje, piso de tierra, que existe en los estados del País y encontramos que hay siete niveles de bienestar que califican al mismo en el supuesto de que el nivel 1 es el mas amolado y el siete el mejor.
De los estados con playas, los más “turísticos” están: Sonora, Baja California Sur, Quintana Roo y Tamaulipas tienen nivel 7, Yucatán, Sinaloa, Nayarit, Jalisco y Colima en el nivel 4, Veracruz en el nivel 2 y Guerrero, Oaxaca y Chiapas en el nivel 1.
Dejar todo el trabajo a una Secretaría que sirvió de “patito feo” en el pasado es una burda grilla que pesará en la evaluación del Gobierno Federal, sobre todo en estos tiempos en los que Gobiernos Locales recibieron 56.7 billones de pesos en participaciones del ramo 33 en la parte referente al fondo nacional para el fortalecimiento municipal en su capítulo de infraestructura social, dinero que desvían para otros fines como el pago de nóminas y obras no prioritarias.
El crecimiento del sector para este año llega al 4.9%, sin embargo, administraciones se empeñan en detener los nichos de mercado que ofrece esta actividad.
Coahuila le ha negado infraestructura a sus maravillas naturales de la Sierra de Arteaga, Las Pozas de Cuatrocienegas, Maderas del Carmen, Dunas de Bilbao y su vasto desierto, lugares que sobreviven a la lapidación iniciado en el sexenio de Enrique Martínez y continuado con los hermanos Moreira.
El destino es cruel, como las palabras de Mark Twain: “Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”.