Un año de prisión suspendida y una multa de 250 euros al museo del campo de concentración es el castigo que recibirán estos jóvenes por dañar el antiguo edificio. Su abogado, Marcin Surowiec, asegura que no se consideró que los grabados realizados supusieran un daño significativo, por lo que su sentencia fue acorde al crimen.

Estos chicos fueron sorprendidos en julio de 2016 tallando sus nombres en una pared de ladrillo de una de las entradas de Auschwitz. Durante esta misma época, casi dos millones de personas visitaron el sitio, Patrimonio de la Humanidad desde 1974, lo que mantuvo en alerta a las autoridades del lugar frente a este tipo de acciones.

Fuente: EFE