Suena fuerte, pero me he convencido de que nuestro Gobierno, especialmente el Ejecutivo federal y estatales, así como el Legislativo, opera como lo hace porque creen que la gran mayoría de los ciudadanos son dóciles, dejados y hasta idiotas. 

Sólo así se explica su comportamiento.

 

Se les olvida a los gobernantes que ellos están ahí para servir al ciudadano y no al revés. De ahí viene “servidor público” y no “sirviéndose del público”. Lo vemos a diario y lo hemos normalizado.

 

Nos acostumbramos, como las ranas vivas que pueden ser cocinadas en agua que poco a poco hierve sin que salten, a que esa es nuestra realidad. No parece haber señales de cambio verdadero, estamos a gusto en el agua caliente. Aun aquellos en quienes alguna vez pusimos nuestra confianza para cambiar el sistema nos han traicionado. Tal vez no nos sorprenda que nombres como Manlio, Peña, Ochoa, Gamboa, Romero, Osorio, Duarte o Moreira nos quieran ver la cara. Pero es frustrante darnos cuenta que el partido de oposición más creíble y antiguo de México (el PAN) está en guerra civil, se olvida del “por una patria ordenada y generosa…” y sus miembros distinguidos doblan las manos. Muchos confiamos en Fox para acabar con el PRI y su sistema criminal que es un cáncer para el País; nos quedó mal y ahora hasta es porrista del PRI. El pecado del PAN es un pecado claro de omisión. 

 

Probaron el poder y empezaron a mimetizarse con el PRI. El resto de los partidos también nos falla; venden sus dos o tres votos al mejor postor, representan a sus dueños sin consideración por ideales o filosofía. Todos atrás del hueso.

Duele ver que no hay contrapesos serios frente al aparto criminal que gobierna el País. No podemos confiar en el INE, no es un árbitro serio, solamente un actor pagado (y muy caro). No podemos confiar en las procuradurías de justicia, que responden, como porros, solamente a los intereses del presidente o el gobernador.

 

Un vistazo a medios y redes sociales confirma que el sistema nos considera idiotas. El líder del PRI festeja que un banco dice que si gana AMLO, el tipo de cambio se devaluaría 10 por ciento; pero espera que no sepamos que con EPN el tipo de cambio se deslizó 50 por ciento. El candidato priista (que dice no ser priista) dice que le duele la corrupción de Javier Duarte, cuando él en sus distintos puestos por lo menos volteó para otro lado cuando Duarte y otros se servían con la cuchara grande. Meade dice que “en Javier Corral tenemos al primer gobernador que miente y tortura”, cuando muchos estamos apoyando a Corral en su lucha contra la corrupción. El señor Beltrones se burla de nosotros amparándose contra todo y contra todos; él y los suyos no se dan cuenta que nos ofende que los amparos sean solamente de uso exclusivo de políticos corruptos. ¿Quién ampara al ciudadano contra los abusos cotidianos de las autoridades? EPN acaba de gastar casi 100 millones de dólares en misiles y torpedos (¿de segunda?, ¿los tiran con hulera?), cuando no tenemos una guerra en los mares o en el aire, sino en las calles. El señor Nuño –de la campaña del PRI– nos dice que AMLO está pactando con la maestra Gordillo, cuando es el PRI quien la sacó de la cárcel. Y así todos los días.

 

¿Será que México necesita una RevoluciónDeLosIdiotas?