Trump el editor
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Trump el editor
Considerado uno de los más destacados genios musicales de todos los tiempos, John Lennon alguna vez dijo: “la música nos pertenece a todos; sólo los editores creen que les pertenece a ellos”. De la misma forma, cual si se tratase de uno de esos personajes a los que se refirió el líder del cuarteto de Liverpool, el Presidente de los Estados Unidos ahora busca convertirse en el “dueño de la verdad”, mediante su incesante censura a los medios de comunicación. Hace unos días el Gobierno que encabeza el neoyorquino impidió la entrada a los corresponsales de CNN, The New York Times, Los Angeles Times y BuzzFeed a la conferencia de prensa diaria que ofrece el vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer. Algunos otros, como la agencia Associated Press y la revista Times, en rechazo a la medida, decidieron voluntariamente no participar en el acto.
No es la primera vez que el Mandatario hace manifiesta su intolerancia a los medios que de alguna u otra forma han cuestionado su desempeño. En su primera conferencia de prensa como presidente electo, Trump impidió que el corresponsal de CNN, Jim Acosta, le hiciera una pregunta. Recientemente, el “Güero” declaró que tiene una guerra con los medios de comunicación (¿con quién no?) y, como en otras ocasiones, manifestó que los periodistas se encuentran dentro de los seres humanos más deshonestos del planeta. En su colérico ataque, el Presidente agregó que algunos medios no hablan por la gente, sino por los intereses especiales a los que representan, y por aquellos que se benefician del sistema. Por su parte, los comunicadores excluidos arremetieron contra el magnate calificando el veto del que fueron víctimas como “una payasada” y “la última rabieta”.
Como si esto fuera poco, Donald Trump anunció que romperá una añeja tradición y no acudirá a la cena anual de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca. Al parecer, la creciente tensión entre el ocupante de la Oficina Oval y los medios de comunicación ya no tiene regreso. Mientras las páginas de los principales diarios y portales de internet se llenan con noticias de protestas efectuadas a lo largo y ancho de la Unión Americana, la popularidad del Mandatario toca fondo. De acuerdo a las más recientes encuestas de NBC y The Wall Street Journal, 48 por ciento de los norteamericanos desaprueba el desempeño de Trump, lo que se traduce en la popularidad más baja de un Presidente de los Estados Unidos al inicio de su gestión. El panorama es poco alentador en la tierra del Tío Sam. El “experimento electoral” que llevó a un multimillonario improvisado en la política a ocupar la Presidencia del país más poderoso del mundo está empezando a cobrar la factura.
Aquí en confianza, la garrafal equivocación cometida por Warren Beatty en la pasada entrega de los Premios Oscar al anunciar el Premio a la Mejor Película es perdonable e incluso raya en lo cómico; sin embargo, no todos los errores corren la misma suerte. Hoy los norteamericanos lo saben. En su faceta de “editor”, Donald Trump pretende borrar, mediante un cuestionable veto, las noticias que le resultan incómodas, tal vez sin reparar en que la historia no se escribe en los periódicos, se consigna en los libros.
Muchos años atrás, François-Marie Arouet, conocido mundialmente bajo el seudónimo de Voltaire, pisó al menos en dos ocasiones la prisión de la Bastilla e incluso fue desterrado a Gran Bretaña, por la manifestación de sus ideas. El escritor, historiador y filósofo francés defendió ante todo la tolerancia; y a él, posiblemente en forma errónea, se le atribuye una de las más importantes frases pronunciadas con respecto a la libertad de expresión: “No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Ayer los enemigos fueron los latinos y musulmanes; hoy los periodistas lo son. Debemos estar atentos hacia dónde dirigirá la mira mañana el señor Trump.