Trastorno afectivo estacional: Cuando el invierno se vuelve un enemigo

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Trastorno afectivo estacional: Cuando el invierno se vuelve un enemigo

Especialista. María Ibarra González, subdirectora del Cesame, ve en medio ambiente motivos para la depresión, aunque el fenómeno es multifactorial. Foto: Archivo
En época de poca luz, cuando el clima favorece quedarse en casa, sin casi actividad; es probable caer en estados depresivos

En temporada del trastorno afectivo estacional ciudadanos son más vulnerables a pensar en el suicidio, por lo que es necesario motivar a ciudadanos a romper con prácticas que lo alimenten.

Realizar más actividades, hacer deporte, mejorar el consumo de alimentos son factores que sirven para aminorar el trastorno afectivo estacionario, que consiste en cambios químicos del cuerpo que estimulan la depresión.

SAD como se le conoce en inglés haciendo alusión a la palabra tristeza, se ve normalmente entre diciembre y enero (coincidiendo con la estación de invierno, de ahí el nombre Trastorno Estacionario), alcanzando picos en febrero.

Días más cortos, menos calidad de luz del sol, así como factores culturales propios del mes pueden ayudar a que una persona con episodios de depresión toque fondo.

CONDUCTA DEPRESIVA

“El letargo, estamos más lentos, dormimos más, la intensidad de luz nos anima más a estar dormidos, tendemos a comer más comida chatarra, todo influye al estado de ánimo. No es una situación irremediable, hay muchas cosas que se pueden hacer” compartió la subdirectora del Cesame María Ibarra González.

En el caso del Centro Estatal de Salud Mental las consultas durante esta época incrementan hasta en un 30 por ciento, acudir a consulta, pedir ayuda forman parte de las acciones que pueden prevenir a que ciudadanos decidan terminar con su vida.

“Salir más, comer más sano, ir a consulta, no es una situación propiamente del mes… investigaciones también difieren del lugar, por decir gente de Florida o Cancún que no tienen tanto frío es diferente a lugares donde sí hay periodos de menos luz, pero es algo que se puede manejar”, reiteró Ibarra.

UN PROBLEMA HABITUAL

En el caso de las deudas propias de la cuesta de enero, señaladas por algunos como causas de suicidio, María Ibarra recordó que no se puede culpar a un solo factor.

En el caso de personas que tienen trastornos de ánimo y tienden a preocuparse por la situación financiera puede influir, pero la cuesta de enero no es sinónimo de que todo el mundo se va deprimir.

Sumado a combatir prácticas que incitan al letargo durante la temporada de frío, la depresión y pensamientos suicidas se pueden prevenir con una buena relación con miembros de la familia, apoyo de seres queridos, trabajar para enriquecer estilo cognitivo y personalidad como la confianza en sí mismo, mejoras habilidades sociales; participar en deportes, asociaciones o clubes; receptividad hacia conocimientos nuevos.