Tras días de ira, Hamburgo se volcó a la calle de forma pacífica

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Tras días de ira, Hamburgo se volcó a la calle de forma pacífica

Hamburgo se volcó hoy a la calle para demostrar que también se puede protestar de forma pacífica contra la cumbre del Grupo de los Veinte. Foto: EFE
En un ambiente festivo y familiar, los manifestantes de la protesta titulada "Solidaridad sin fronteras en lugar de G20" reclamaron el fin de la pobreza, las guerras y las causas de la migración masiva.
Queremos decir que otro mundo es posible, que no podemos seguir viviendo a costa de África"...
Brigitte, manifestante

Hamburgo se volcó hoy a la calle para demostrar que también se puede protestar de forma pacífica contra la cumbre del Grupo de los Veinte tras dos días de violentos desmanes que dejaron una estela de destrucción y numerosos heridos.

Decenas de miles de personas se pusieron en marcha en el centro de la ciudad del norte alemán en reclamo de un mundo más justo y para impedir que las imágenes de las revueltas callejeras eclipsaran el mensaje que querían enviar a los poderosos del planeta.

Familias enteras, grupos de amigos de todas las edades, desde adolescentes a septuagenarios, acudieron a la convocatoria organizada por el partido político La Izquierda y agrupaciones sindicales y ecologistas, entre otras. Mientras que los organizadores hablaban de 72,000 manifestantes, la Policía calculaba que se trataba de 22,000.

En un ambiente festivo y familiar, los manifestantes de la protesta titulada "Solidaridad sin fronteras en lugar de G20" reclamaron el fin de la pobreza, las guerras y las causas de la migración masiva.

"Queremos decir que otro mundo es posible, que no podemos seguir viviendo a costa de África", dijo Brigitte, quien acudió a Hamburgo procedente de la cercana ciudad de Bremen con un hijo veinteañero.

Hamburgo se volcó hoy a la calle para demostrar que también se puede protestar de forma pacífica contra la cumbre del Grupo de los Veinte. Fotos: EFE

"Era el mensaje más pacífico que podía traer", explicó Nemo, un joven trabajador de Hamburgo, integrante de un grupo que portaba grandes girasoles en alto. "Lamento mucho que los disturbios estén copando la atención y espero que hoy la marcha sea pacífica”.

"Quiero enviar una señal de que se puede protestar en paz. La gente que armó lío no tiene una opinión política, son hooligans", sostuvo Yvonne, una cuarentona con una camiseta con la inscripción "Todos debieran ser feministas”.

Más allá se veía una foto de la legendaria dirigente comunista española Dolores Ibárruri, "La Pasionaria" con su famoso "No pasarán". "Era una comunista de ley", dijo el autor de la pancarta, el estudiante Hendrik, quien quedó muy impresionado por la vida de Ibárruri al ver un documental sobre ella en televisión.

"A, anti, anticapitalista", coreaba medio centenar de hinchas del club de fútbol de culto Sankt Pauli con banderas blancas y marrones -los colores del club- y una gran estrella roja.

Hamburgo se volcó hoy a la calle para demostrar que también se puede protestar de forma pacífica contra la cumbre del Grupo de los Veinte. Fotos: EFE

"Nos organizamos para venir porque queríamos que Hamburgo mostrara hoy presencia en contra del G20", contó Andreas, un estudiante de diseño urbano entusiasmado con la perspectiva de cursar en breve un año en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, el país que asumirá la presidencia rotativa del bloque el próximo año.

A diferencia de la manifestación "Bienvenidos al infierno", la protesta de radicales de izquierda en la que se escucharon muchos idiomas europeos, la marcha de hoy era fundamentalmente alemana y hamburguesa, si bien se vieron banderas de otros países como la brasileña.

"Fora Temer", rezaba una enseña que ondeaba Pablo, un ingeniero informático de padre brasileño en contra el presidente de Brasil, Michel Temer, quien canceló en un principio su asistencia a la cumbre, pero posteriormente decidió viajar a Hamburgo.

"No sé por qué vino aquí. Temer llegó al poder a través de un golpe de Estado", dijo Pablo mientras muy cerca una batucada brasileña animaba a la multitud.

Más alejada, pero siguiendo la columna de manifestantes marchaba Katharina con un carrito en el que dormían plácidamente pese al barullo sus hijos de tres años y de año y medio. "He venido aquí por el futuro de mis hijos”.

"Da gusto ver esta protesta colorida. Mucha gente habla con nosottros y quiere entrender qué hacemos acá y nos expresa su respaldo", señaló el agente de policía Karsten Schröder, de una unidad dedicada a mediar y evitar escaladas de violencia.

"Pero también hay un grupo muy diferente, vestido de negro y que nos ve con malos ojos y nos trata mal", aclaró. En la protesta marcharon activistas de negro que coreaban consignas contra las fuerzas del orden.

La presencia policial era intimidante. Centenares de agentes escoltaban la columna de manifestantes y en las calles aledañas estaban apostados tanques lanzaaguas y grupos de efectivos antidisturbios listos para actuar. Tras dos días de desmanes sin precedentes, la Policía temía que también esta protesta desembocase en violencia.

Algo que ocurrió a última hora al chocar las fuerzas de seguridad con encapuchados que se resistían a acatar la orden de descubrirse la cara. En Alemania está prohibido ir a manifestaciones con la cara cubierta.

Paralelamente se produjo otra manifestación convocada por personalidades de la cultura de Hamburgo, partidos políticos y las iglesias católica y protestante. Los organizadores cifraron la asistencia en unas 10,000 personas, mientras que la Policía estimó que se trataba de unos 5,000.