Transforma COVID al sector asegurador, también violencia representa riesgo emergente
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Transforma COVID al sector asegurador, también violencia representa riesgo emergente
CDMX.- Las cantidades millonarias que las aseguradoras han pagado a sus clientes ante la pandemia del COVID-19 son apenas una parte de los efectos de la contingencia global en la industria. Los elevados precios de la enfermedad, aunados a otros siniestros cada vez más frecuentes, están reconfigurando la forma en que se calculan los costos y cómo se pagan por parte de todos los actores que integran al sector.
Para dimensionar el impacto que representa el coronavirus en las aseguradoras en México, se ha estimado para el cierre de 2020 una afectación por 900 millones de dólares, cifra que se debe tomar con cautela ante el crecimiento de contagios que todavía se registra en el país. Con esto, la enfermedad se va a colocar como el sexto evento más caro para el sector asegurador, apenas por debajo del sismo de 1985, cuyo impacto ascendió a 951 millones de dólares, de acuerdo con datos actualizados.
Aunado a la pandemia de COVID-19, el crecimiento de eventos de vandalismo en varios países se ha convertido en un riesgo emergente que presiona a uno de los participantes de la industria: las reaseguradoras. En términos simples, se trata de las empresas que, mediante un acuerdo previo, asumen la totalidad o parcialidad del riesgo de un evento. Es decir, el seguro del seguro.
“Tenemos muchos retos en lo que corresponde a las capacidades de reaseguro, que se están reduciendo y que ahora ya hay criterios mucho más rígidos en temas como el reaseguramiento de pandemia, de eventos sociopolíticos con violencia, o sea, el vandalismo por eventos políticos, y otro tipo de temas que implican retos muy importantes para el sector asegurador”, explica el director General de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), Recaredo Arias.
De acuerdo con el directivo, fenómenos sociopolíticos con mucha violencia que se han presentado en Hong Kong, Estados Unidos y Francia, entre otras naciones, hacen que el reaseguro internacional esté exigiendo que se pague un costo, una tarifa clara por este tipo de eventos y que queden asegurados bajo convenio expreso.
AMENAZA DE MAYORES PRECIOS
En un estudio reciente, la calificadora Fitch Ratings manifiesta que el reaseguro de Latinoamérica está sujeto a condiciones de precios globales, dado su tamaño limitado respecto al de otras latitudes, en un contexto en el cual las principales reaseguradoras europeas reportaron un alza en los precios para las renovaciones de junio y julio de 2020. “La intención de mitigar los reclamos relacionados con la pandemia de COVID-19 y los menores ingresos por inversiones, en el contexto de tasas bajas, ha llevado a las reaseguradoras a adoptar un enfoque más disciplinado”, explica la calificadora.
Incluso antes de la crisis sanitaria, se requerían ajustes de precios para sustentar mayores reclamos por catástrofes naturales y constitución de reservas. “Fitch considera que cualquier pérdida grande adicional en 2020 erosionará todavía más las ganancias y, en consecuencia, acelerará aún más el alza de precios”, destaca la calificadora.
Sobre el tema, el director de reaseguro para México, América Central y Panamá de Swiss Re, Francisco Díaz Rosete, comenta que al tratarse de una industria muy globalizada, los efectos de un evento en una parte del mundo pueden impactar en otras zonas sin que exista una relación directa.
El directivo expone que antes del coronavirus, el sector de reaseguros ya venía con presiones muy importantes, después de que la industria de seguros había tenido muy buenos años en rendimientos sobre capital, principalmente a finales de la década pasada. Así, a partir de 2015 no se habían tenido muy buenos resultados y eso atrajo inversiones de capital un poco más especulador que hizo que los precios fueran bajando; sin embargo, desde hace dos años a la fecha esa tendencia se ha revertido.
Añade que “2018 fue un año de cifras récord en pérdidas para la industria del reaseguro y 2019 fue el segundo año con pérdidas. Eso ha hecho que mucho de este capital que había venido de forma especulativa se fuera de la industria y que el capital que queda se reduzca y, como opera la oferta y la demanda, los precios se van para arriba”.
Ese efecto se siente a veces en mercados que no habían tenido siniestros, agrega. Por ejemplo, en 2018 se trató de huracanes en el Caribe o incendios en California. Como la industria es tan globalizada, las compañías sienten el efecto a escala internacional.
Díaz Rosete precisa que, en consecuencia, con el golpe de la pandemia de COVID-19 se están pagando siniestros importantes en el sector reasegurador, en un contexto de reducción de tasas de interés por parte de los gobiernos de prácticamente todo el mundo para enfrentar la crisis económica por la contingencia sanitaria. “Esto hace que se agregue al impacto que ya veníamos arrastrando”, enfatiza.
¿Y EL CONSUMIDOR FINAL?
En este ambiente de presión financiera para las empresas involucradas en el sector seguros, el ejecutivo de Swiss Re dice que la presión para el capital de las reaseguradoras no se refleja de inmediato en los costos finales de las primas de seguros. Díaz Rosete apunta que hay líneas de negocio en el sector que dependen mucho menos de la capacidad de reaseguro en comparación con otras. Por ejemplo, en México, la línea de negocios de autos está prácticamente no reasegurada, y entonces ahí un incremento de precios no debería afectar tanto a los usuarios.
En México lo que está muy reasegurado, lo que depende mucho de capital de ese tipo, son las líneas de negocios de daños, menciona.
“Ahí sí hay mucha injerencia del mercado asegurador mundial, es donde sí vemos que los precios han bajado más en los últimos cinco a 10 años, pero vemos que sí se espera un incremento para los asegurados”, manifiesta Díaz Rosete.