Tragedias familiares en Saltillo: un recuento de seis historias que impactaron a Coahuila y México

El archivo histórico de Vanguardia Mx permitió reunir más historias que conmocionaron a la sociedad

Tragedias familiares gestadas y alimentadas por el odio, el resentimiento social y la falta de una relación fuerte entre los seres que se dicen queridos; esto a veces resulta en la muerte y no cualquier forma, sino de aquellas que muestran lo peor de las personas. 

Hijos, esposas, madres, tías, abuelos; todos han pagado por el hecho de ser familia, de ser cercanos, quizá una de las razones para actuar violentamente, por no hallar la salida a sus frustraciones. 
 

Foto: Archivo

‘Intocable’ guitarra

Saltillo, Coahuila.- Pepe Serna se refugiaba en el rock pesado y sus motivaciones fluctuaban entre ese género y su querida guitarra Jackson; sus publicaciones en Facebook así lo mostraban. Sin embargo no fue eso lo que lo condenó sino su reacción cuando la tía osó meterse con su modo de vivir y, tiró su preciada “Jackson”.

Aracely Serna Espinosa le pidió a su sobrino trabajar o irse de la casa, era el 12 de septiembre de 2017.

Pepe Chuy discutió con su tía, porque desde hace tiempo le había pedido que buscara un trabajo, porque ya no estaba dispuesta a mantenerlo.

Él supuestamente lamentaba la falta de oportunidades laborales por su apariencia; ella ignoró todo y le exigió que desalojara su domicilio ubicado en Bravo y Múzquiz; en la zona centro.

Luego la profesora empezó a sacar los bienes de Pepe para que se fuera de casa. entre ellas estaba la guitara verde que tanto apreciaba el joven; la discusión subió de tono.

Ya fuera de control ambos la mujer arrojó al piso la guitarra, lo que hizo explotar a su sobrino, quien se abalanzó sobre ella, la derribó y le dio de golpes.

Pepe la estranguló y quiso esconder su crimen cavando una fosa en la recámara de su tía y sepultar el cuerpo.

Sin embargo no pudo con las evidencias y pronto cayó en prisión. Ahora purga una condena de 28 años.

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‘Celebra’ su día degollándolo

“El estúpido de Rodolfo mató a mi niño y se mató él”, dijo la abuela. No era para menos: su hijo de 40 años degolló al pequeño y después se quitó la vida de la misma forma.

Así ocurrió en la colonia Nuevo Mirasierra, el Día del Niño en 2018 en la calle Prolongación Cipreses, donde Rodolfo Peña sacó la furia causada supuestamente por la separación de su esposa.

El pretexto era pasar un rato en compañía de Jonathan el hijo de ambos, de nueve años, sin embargo, ese 30 de abril lo celebró la muerte, por el desprecio hacia un pequeño ser, inocente de cualquier acción

“Batallé un poquito con el niño, con la niña no, nomás le di una cuchillada. Lloró tantito pero se calló (…) La niña me dijo cuando le clavé el cuchillo: ‘Me duele papi'”.
CONFESIÓN DEL MATAHIJOS, DE MONCLOVA.

Rodolfo lo mató a puñaladas, le cortó la yugular, y luego él mismo se dio en el abdomen hasta quedar sin aliento.

La madre, Ángeles Dávila declaró que hacía tres semanas se habían separado. Los vecinos y familiares aseguraron que el presunto asesino no mostraba un comportamiento violento.

A todos extrañó, pero ya para qué, si la tragedia ya había consumido no sólo la del padre y la del hijo sino la de una familia entera.

Foto: Archivo
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Con 30 pesos de gasolina

Todo lo que pudo pronunciar Saúl Alexander es que su madre les echó gasolina a ella y él y a su hermanita, tomó un cerillo y les prendió fuego. Ellos murieron a las pocas horas. Rocío se fue al más allá con sus razones al siguiente día en el hospital.

La tragedia ocurrió la madrugada del martes 24 de marzo, en el 410 de la calle Melchor Múzquiz, en el centro de la ciudad.

Saúl de 11 años y Fátima, de 5 murieron por graves quemaduras. Los vecinos dieron cuenta del incendio que cubría la vivienda. Las unidades de emergencia llegaron y rescataron a las personas, pero la declaración del niño, con voz apagada movió las fibras más sensibles de la sociedad.

Rocío Hernández fue llevada a Monterrey y su estatus era “detendida” pero nunca más se pudo establecer sus motivos, pues a los pocos días murió por las quemaduras.

De esa manera quedó en el misterio lo que pasó anteriormente, pero se supo que discutió con su pareja, dueño de un antro, y en taxi fue primero a una farmacia a buscar veneno para ratas, pero como no encontró, fue a una gasolinera y compró 30 pesos de combustible, eso le bastó para bañar a sus hijos y a ella también para provocar que se consumieran sus vidas entre las llamas.

Deuda valía más que sus hijos

Mónica Amaya, de 25 años no daba señas de su paradero, así que su esposo fue  a buscarla a la vivienda de la colonia Praderas; lo que encontró fue a la mujer entre un charco de sangre y con un recado en donde confirmaba haber asfixiado a sus hijos con gas doméstico y ella se cortó las venas.

El motivo, su agobio por las deudas. Eran las 2:00 de la tarde cuando se encontró agonizando a Mónica, junto a los cuerpos de Javier Roberto y Carlos Francisco Rentería Anaya, de 5 y 6 años, así como un bebé de 20 días de nacido.

Era 21 de noviembre de 2017 y en el número 1074 del bulevar Eulalio Gutiérrez había también un recado en el que pedía perdón a sus hijos.

Además, dijo, ella era propietaria de una farmacia y sufría depresiones por un adeudo de 100 mil pesos.

Mónica presuntamente inyectó a los menores de medicamentos, abrió las perillas de los quemadores de la estufa, luego cortó sus muñecas y las de sus hijos. Después tomó un jugo de naranja con una sustancia medicinal y perdió el sentido.

La mujer fue internada en el Hospital Universitario, donde quedó bajo custodia pero falleció a las pocas horas. Ahí terminó la historia; ellos murieron intoxicados y ella a consecuencia de inhalar el gas. 

Foto: Especial

Ver las estrellas; mató a sus dos hijos

Carlos Roberto Mata Ramos, de 36 años muy solícito con los agentes se prestó en todo momento a llevarlos a donde estaban los cuerpos de sus pequeños hijos, en un terreno a donde los había llevado luego de convivir con ellos.

Los llevó a una tienda y luego se metieron a un circo. Pero de regreso a la casa de su ex pareja con una bolsa de plástico asfixió a Roberto de un año y luego le dio una puñalada en el corazón América, de cuatro.

Esto ocurrió el 17 de julio de 2006. “Maté a mis hijos, estoy a una cuadra de la presidencia de Frontera, por la calle Progreso”. Soltó el hombre.

El matahijos, como fue bautizado aseguró que esa noche les dijo a sus niños que se iban a dormir viendo las estrellas. Los acostó y procedió a matarlos.

Fue la primera cadena perpetua dictada en Coahuila, un total de 95 años de prisión.

“Me dio miedo que los niños fueran regañados por su mamá y por eso ya no quise dárselos”. Había dicho el hombre, queriendo justificarse.

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Horror en la Saltillo 2000

Un terrible hallazgo se dio en la colonia Saltillo 2000, al encontrar muertas a una madre y su pequeña hija Sofía Jacqueline, de tan sólo 3 años, esto de manera violenta.

El hecho ocurrió en un hogar ubicado cerca de la esquina de la Museo del Desierto y Recinto a Juárez, en la colonia mencionada.

Sonia Ramírez, de 26 años, fue encontrada sin vida en la sala de su casa, de una puñalada al corazón; su hija, de 3 años de edad, fue localizada colgada en el baño de su vivienda.

La policía acudió al lugar alrededor de las 12 de la noche y el suceso fue reportado por Alejandro Galindo Alvarez, obrero, quien quedó detenido para que de su declaración ministerial.

A los pocos minutos llegó Miguel Angel Tellez Camacho, esposo y padre de las fallecidas.  Alejandro Galindo Álvarez encontró muerta a su amiga Sonia Margarita Ramírez Eguía, de 24 años, a unos metros estaba el cuerpo de la pequeña Sofía Jacqueline, de tres años, que pendía de una cuerda. Sonia estaba tirada en el piso en medio de un charco de sangre, tres cuchilladas le quitaron la vida. Una en el cuello, otra en el antebrazo y en el tórax, con ésta última le atravesaron el corazón. Además tenía una mordida en una de sus manos. 

Sofía estaba a unos metros de su mamá, una cuerda de nylon la tenía amarrada a su cuello. Ya también estaba sin vida. A los pocos minutos, llegaron paramédicos y autoridades de la Policía Municipal y Estatal. Los socorristas confi rmaron que las dos mujeres tenían entre cuatro y cinco horas de haber fallecido.

Familiares de las dos mujeres asesinadas ya estaban en la casa, en medio del llanto de la impotencia. Aurora Eguía, madre de Sonia, fue quien descolgó el cuerpo de la pequeña Sofía, lo puso a un lado del de su mamá. Alejandro Galindo les contó a las autoridades que entró a la casa, ya que la puerta principal estaba abierta. Ninguna de las demás, dijeron las autoridades, estaba forzada. Rafael Martínez de la Rosa, agente del Ministerio Público, aseguró que en el lugar faltaban algunos objetos como el celular y la computadora de escritorio.

Claudia Brondo Morales, delegada de la FGE en la Región Sureste, informó que Eduardo Ramírez Cruz, primo de Sonia, era el asesino. No se dijo cuál habría sido el móvil del crimen, pero reafi rmó que Ramírez Cruz sí había tenido participación en el doble asesinato. 

Entre los pocos datos que se divulgaron, se aseveró que Ramírez Cruz también vivía en la colonia Saltillo 2000. Una fuente extraoficial aseguró que el presunto asesino dijo que ya adentro de la casa de Sonia se le nubló la mente y tomó un cuchillo y la apuñaló. Sofía vio lo que pasaba y él la intentó asfi xiar, al ver que seguía viva la colgó de la puerta. Eduardo no quiso decir qué fue lo que lo motivó a matar a sus dos familiares.