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Tradiciones mortuorias en Coahuila, el definitivo adiós ancestral
La muerte es un hecho del que tarde o temprano todos somos testigos y a lo largo de la historia y lo ancho del mundo, las sociedades desarrollaron sus propias ceremonias para despedirse de sus semejantes; Coahuila cuenta con un vestigio que nos conecta con el pasado para conocer este proceso.
Se trata de la Cueva de la Candelaria, ubicada en el ejido San Pedro de las Colonias, muy cerca de Torreón y el arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia Yuri Leopoldo de la Rosa Gutiérrez narró en entrevista algunos detalles sobre este sitio.
La Cueva de la Candelaria es una cavidad en la que hace más de 50 años se realizó el descubrimiento de alrededor de 200 bultos mortuorios que en su interior alojan el cuerpo momificado de múltiples miembros de las sociedades cazadoras recolectoras del desierto.
La expedición fue hecha en el año 1953, liderada por el arqueólogo Pablo Martínez del Río quien con un grupo de investigadores, se dedicó a estudiar el área dando con el que se considera uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del árido norte de México aunque desde el siglo XVII existen registros de cuevas mortuorias en el estado: Parras, La Sierra del Carmen y finalmente la Laguna
Como De la Rosa mencionó, la Cueva de la Candelaria es un recinto mortuorio natural de la que durante su primera exploración se extrajo casi todo el material que había en ella, entre el que se encontraban los 200 bultos mortuorios elaborados de una manera muy específica, acompañados además de las pertenencias de aquellos que eran indios nativos de las tierras coahuilenses.
En su artículo académico ‘La Cueva de la Candelaria: Bultos Mortuorios y Materiales’, las investigadoras Carmen Pijoan y Josefina Mansilla, aseguran que de la expedición se logró revisar 44 cráneos adultos, 5 adolescentes trepanados, 129 tibias, 153 fémures y 85 peronés adultos.
Añaden además que el descubrimiento fue una fuente rica de materiales, textiles y herramientas que se utilizaban en aquel entonces.
El arqueólogo de la Rosa, añadió que estos cuerpos fueron denominados ‘bultos mortuorios’ debido a la vasta similitud encontrada en la forma en que eran preparados para ser alojados, añadiendo que “se extendía un petate sobre el que se colocaba el cuerpo doblado en posición fetal, para después ser amarrados con cuerdas de agave y otros materiales típicos del desierto”.
Además junto a ellos se colocaban sus pertenencias en vida, las cuales dependían del rol que desarrollaban en sus comunidades “si eran cazadores encontraron cuchillos, palos conejeros, puntas de flecha y arcos, y si eran mujeres había ornamentas, textiles y herramientas de piedras afiladas”.
Esta cueva se encuentra ubicada en la Sierra de la Candelaria, específicamente en la ladera noreste donde se puede encontrar un orificio de cerca de un metro de diámetro ubicado a mil metros sobre el nivel del mar y formando una ‘chimenea’ de casi 9 metros que culmina en un piso abarrotado de materiales de derrumbe y paredes agrietadas, como explican las investigadoras en su artículo.
Debido a las condiciones climáticas del desierto, los cadáveres no pasaron por el proceso de descomposición normal sino que se deshidrataron, momificando de manera natural los cuerpos “aunque no significa que todos tengan la misma cantidad de tiempo ahí, para que este proceso se realizara sobre sus tejidos tuvieron que transcurrir cuando menos 600 o 700 año” aseguró el arqueólogo.
Se presume además, que antes de ser depositados ahí dentro, los bultos eran tratados por miembros clave de los grupos, quienes tenían cercanía con las energías ocultas pero tenían la capacidad de guiar a las almas con las deidades en las que ellas creían, sin embargo estas son solo especulaciones.
El descubrimiento dio paso a múltiples investigaciones nuevas que buscan descubrir datos demográficos, estatura, edades e incluso cuáles eran algunas de las causas que provocaron la muerte de todas estas personas.
La Cueva de la Candelaria, tiene un descenso de cerca de 10 minutos rectos “por lo que hoy en día es difícil entrar y salir si no se cuenta con material para escalar especializado, lo que habla de que tan avanzadas estaban las habilidades de estas personas, quienes realizaban trenzados de tejidos distintos para descender y acomodar los cuerpos”.
Aunque la mayoría de los restos encontrados eran hombres y mujeres, también se encontraron niños quienes de manera especial, se encontraban alejados de los adultos, en una de las tres cámaras de la cueva que, al parecer, era específicamente para ellos, lo que habla de una posible distinción en los ritos mortuorios de los antepasados adultos y menores.
Además, en investigaciones más recientes se dio con el cuerpo semi momificado de un canino: “no sabemos si es un perro o un coyote, o si lo pusieron ahí o cayó ahí por accidente, pero es el registro del único animal momificado” en el país, ya que de manera predeterminada los egipcios solían momificar animales como ofrendas.
Hoy en día, existen más preguntas que respuestas sobre las costumbres de los antiguos pobladores, pero la investigación de la Cueva de la Candelaria “muestra un amplio panorama de la variedad de materiales y la creatividad de los cazadores recolectores, por lo que es una fuente de información muy valiosa sobre cómo hacían las cosas estos pobladores” finalizó Yuri.
El dato:
> Cuando fueron encontrados los bultos y los materiales se encontraban desperdigados por los derrumbes de la cueva y los saqueos.
> Los cadáveres se colocaban en posición fetal, se envolvían en mantas grandes y se cosían para que el contenido no se saliera.
> Después los cuerpos eran enredados en cuerdas, como en forma de red.
> Entre los objetos se incluían herramientas de trabajo, armas y objetos personales como ropa y accesorios.
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