Trabajo y pobreza en México

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Trabajo y pobreza en México

Los datos más recientes de julio, que ha publicado el Instituto de Estadística y Geografía (INEGI) en la encuesta telefónica de ocupación y empleo (ETOE), dan cuenta de una recuperación precaria del mercado laboral que llama la atención porque tiene tintes muy claros de la desgracia económica que vive México. Si bien en junio hubo una recuperación evidente, tampoco es algo que deba llamar mucho la atención porque después de una caída tan severa del Producto Interno Bruto, cualquiera que hubiera sido el dato positivo, habría generado beneficios importantes.

La ETOE reporta que la ocupación y el ingreso crecieron en junio. Esto sería una buena noticia si no estuviera matizada con otros datos menos optimistas. La encuesta encontró que el porcentaje de personas en pobreza laboral (aquellas cuyo salario no alcanza para cubrir su necesidad de alimentación) fue del 48.1% sólo en junio. Además, la “buena” noticia es que este porcentaje es menor en 6.8%, con respecto a mayo que era del 54.9. Con una situación en donde la mitad de los que trabajan no alcanza a tener dinero para una alimentación adecuada, la pobreza se vuelve el común denominador económico. Eso es México hoy, un país muy pobre.

Aunque el mismo instrumento del INEGI reportó que hubo un aumento del 10.4% del ingreso laboral en junio, con respecto a mayo, hay que imaginar que en realidad esto tuvo poco impacto para la población en sus necesidades más básicas. La pobreza derivada de una falta de ingreso o peor aún, derivada de un ingreso que no sirve para nada más que para generar datos menos dolorosos, pone al país en una situación complicada para crecer económicamente. Hay que ver el incremento del ingreso estimado promedio obtenido de la ETOE, que pasó de 1,422.24 en mayo a 1,570.74 pesos en junio. Una cantidad sumamente limitada para una persona que tendría que vivir con 53 pesos diarios en números redondos. Este dinero no alcanza para nada si le quitamos sólo el transporte. Aunque esta cantidad es referencial, sirve para dar una idea de la complicada situación en que viven 48.3 millones (lo que trabajan nada más) de una población que ronda los 130 millones. A los demás ¿qué los mantenga el gobierno?

La mejora de las condiciones laborales llegó acompañada de un problema económico ya esperado, la mayor disponibilidad de empleos en el sector informal. Los datos reportan que este sector creció un 13.4%, mientras el formal lo hizo sólo un 8.2%. Es importante mencionar que los trabajos en el sector informal no pagan prestaciones ni impuestos. En el futuro se vislumbra una población envejecida y pobre, sin acceso a salud y carente de servicios públicos. Se reporta que en junio había 25.6 millones de trabajadores informales, mientras que en mayo había 22.6 millones. Tres millones más de mexicanos que luchan por tener un ingreso, y que seguro formarán parte de las cifras de pobreza. En este rubro, la ETOE encontró que el número de personas ocupadas sin acceso a servicios de salud se incrementó en tres millones. A esto puede deberse que los servicios de salud pública no estén saturados, pues muy pocos tienen acceso a ellos.

Aunque la encuesta no dice qué porcentaje de la población pasó de un trabajo formal a uno informal, resulta claro que ante las necesidades de la población y una carencia de oportunidades laborales, ese dicho popular de “lo que caiga es bueno”, se aplica totalmente. Bajo estas circunstancias, la informalidad se hace una opción viable, pero de consecuencias nefastas para la economía en su conjunto porque favorece la pobreza al no pagar impuestos, y sin impuestos no hay provisión de servicios públicos, como escuelas, alumbrado público, calles, servicios de salud, por mencionar algunos. La consecuencia final es un círculo vicioso que refuerza el rezago social y destruye el sistema económico.

La crisis sanitaria generará más pobreza como lo han dicho organismos internacionales y nacionales, que apuntan a un incremento de entre un 5 y un 9%. Esto significa más personas que dependerán de un apoyo federal, estatal o municipal para subsistir, disminuyendo los recursos necesarios para el desarrollo del país. La inflación está creando también pobreza alimentaria. En los primeros seis meses del año, el precio de los alimentos disponibles en supermercados ha subido un 30% en promedio, contribuyendo a la precariedad de los ya castigados bolsillos de los que menos ganan.

China sacó a 200 millones de habitantes de la pobreza a través de la creación de empleos. Fue la flexibilización de las leyes para la inversión productiva y del mercado laboral lo que generó las condiciones para que la gente tuviera un ingreso suficiente para hacer frente a sus necesidades. Se dejaron de dar “apoyos” a la gente para dar certidumbre a sus organizaciones y esto incrementó la riqueza de esa nación.

Urge transformar vía la generación de empresas y empleos, la realidad de 52.4 millones de mexicanos que viven en la pobreza. La mejora salarial debe darse vía la productividad, que en el largo plazo mejora los salarios, contribuyendo al bienestar de las familias. ¿Alguien tiene otros datos?

Profesor de la Facultad de Economía Universidad Autónoma de Coahuila