Trabajar en la ciudad

Usted está aquí

Trabajar en la ciudad

El concepto de trabajo como lo conocíamos cambió de manera radical. Se rompió el pacto entre empresa y trabajador. Ahora el trabajador tiene un buen número de empleos durante su vida laboral. Ya no es leal a una sola empresa, como antaño se usaba estar ahí más o menos veinte años.

Hoy ni siquiera todas las empresas duran ese tiempo vivas. Los empleadores también rompieron el pacto: No aseguran a sus empleados un trabajo duradero y despiden más rápido. La rotación de personal es un problema en la ciudad de Saltillo. Existe una sobre oferta de empleos, lo que facilita que las personas se cambien con frecuencia de trabajo. Las empresas tienen que recurrir a traer personal de otras ciudades.

Un estudio de la Dirección de Desarrollo Económico municipal, mostró que la rotación de personal en la región sureste ha llegado a niveles del 15% mensual, con un promedio del 4.5%. Es decir, por cada 100 personas que trabajan en una empresa, por mes la han abandonado de forma voluntaria, hasta 15 personas. También la misma dependencia encontró que las empresas saltillenses prefieren comprar en Monterrey. La causa principal es que encuentran mejores precios y variedad de productos.

Para contrarrestar este efecto, y aumentar las ventas, los esfuerzos son pobres: El 38% hace publicidad y promociones, un 17% no hace ningún esfuerzo. Un 10% busca al cliente como solución. Si el problema son los precios y la variedad de productos, como indica el estudio, las soluciones están mal enfocadas: Solo un 5% busca mejorar sus precios, 2% tener material disponible y 2% reducir costos.

Desde mi punto de vista, no se puede obligar al saltillense mediante campañas a comprar lo local si no lo tienen aquí o esta caro. El problema no es Monterrey, es más bien la falta de competitividad y actitud. El estudio concluye en que se requiere cambiar la percepción y cultura de los empresarios y negocios en Saltillo y enfocarse en el desarrollo organizacional.

Hay empresas de Monterrey que, al ver oportunidades de negocio, vienen a invertir en Saltillo. Si bien, la tolerancia a la incertidumbre es baja en México, en Saltillo es marcada. El exceso de cautela, o evitar la inversión a toda costa, es contraproducente. El mayor riesgo es no tomar ningún riesgo. 

El promedio de sueldo en la ciudad de Saltillo es, en el rango más bajo, de 4 mil 500 pesos mensuales hasta 9 mil pesos mensuales) un profesionista recién graduado puede ganar entre 12 mil y 15 mil pesos mensuales. La cultura dominante exige unos niveles de consumo para los cuales esos sueldos no alcanzan.

Esto lleva a algunos a hacerse de dinero por otros medios, entiéndase la corrupción. Se busca ganar dinero a toda costa y fuera de toda ética. Se compra con sobreprecio para obtener un porcentaje o “moche”. Estas ganancias ilícitas encarecen los productos.

La corrupción invade las esferas privadas y publica. Al sector público le interesa cada vez más desviar la atención hacia la corrupción en las empresas, para compartir la carga que llevan encima. Sin embargo, la gran diferencia es que el dinero de las empresas (a menos que coticen en bolsa) no es público. Los principales afectados con esta corrupción son los dueños de la empresa, en algunos casos los mismos empleados, cuando ellos mismos quiebran la empresa y se quedan sin trabajo. Es una esfera particular, que, si bien tiene contacto con el público, no le rinde cuentas a toda la ciudadanía. El gobierno debe poner primero el ejemplo para poder aplicar leyes a otros.