Trabajar dignifica y da significado a la vida

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Trabajar dignifica y da significado a la vida

Ha pasado ya mucho tiempo cuando una compañera de trabajo se acercó a mí y me dijo: ¿por qué pones tanto celo en tu trabajo? Su pregunta me sorprendió mucho y por lo pronto no supe cómo contestar, me limité a verla desconcertada. Al no obtener respuesta me dijo: “yo como me pagan trabajo, y como me pagan poco, trabajo poco”. No podía creer lo que estaba escuchando porque siempre la había clasificado como una persona atenta y responsable. Por lo menos era lo que hacía parecer. Cuando reaccioné le dije “cuando firmé un contrato para trabajar aquí, se me hizo saber cuánto devengaría de salario, y yo estuve de acuerdo. Lo que hago es sólo cumplir con mi compromiso y, viéndolo bien, como me gusta lo que hago, lo disfruto mucho”. Dio la media vuelta y se retiró malhumorada. Es Saltillo una Ciudad en la que guardamos cierta relación con el pasado y me enteré que aún sigue trabajando, ahora en un lugar con distinto oficio. Espero que sea en lo que le gusta. Debe ser muy difícil llegar a cierta edad y verse obligada a laborar sólo para buscar la subsistencia diaria.

Estamos viviendo una época en la que la mujer se ha trocado en una importante fuente de ingresos en la economía de la familia. Algunas por su profesión otras por diferentes medios: creando manualidades; como son panadería, costura, adornos, el comercio, etcétera. Y las menos preparadas culturalmente hablando, de empleadas domésticas, quienes hoy por hoy se han convertido en “la alegría del hogar”, apoyando a aquellas que están sujetas a cumplir con un horario fijo el que las obliga a ausentarse del hogar porque de otra manera no es posible enfrentar los gastos sólo con el salario del compañero.

El trabajo siempre será un estímulo, la palanca que nos empuja a crear para mantener nuestro cuerpo y  espíritu en armonía. En la Biblia encontramos constantemente la palabra trabajo como fuente de energía de vida. Cuando la edad nos limita; existen muchos caminos que podemos recorrer sin exponer nuestra salud. Cuando el ser humano deja de crear, se ha anticipado al hecho de morir corporalmente. Y, entonces, si somos creyentes, no tendremos una buena respuesta de nuestro paso por la vida.

Cuando estaba en la Secundaria, una maestra de quien tengo muy gratos recuerdos, nos dijo un día: “niñas la vida es comparable a una cruz compuesta en sus cuatro brazos por Trabajo, Descanso, Religión y Esparcimiento. Nunca lo he olvidado y sé que en la conjugación bien repartida  de estos cuatro puntos, he encontrado una estupenda guía en mi vida. El trabajo puede ser fácil y en ocasiones cruento, sin embargo si lo hacemos con dedicación, con amor, poniendo en él todo nuestro interés, con la conciencia de que somos fuertes y capaces para ello, en el momento que llega el descanso, esta plenitud nos eleva a Dios; y por consecuencia a la alegría y sosiego del esparcimiento. Y con la conciencia de la labor cumplida, soy auténticamente feliz.

En ocasiones un simple paso en falso nos lleva a reflexionar más profundamente, con una nueva sensatez, sobre nuestro quehacer; y así  darnos cuenta que somos seres privilegiados que tenemos mucho por hacer, mucho por dar. También  puedo agregar que, al final…TODOS  SOMOS HISTORIA.