Tormentas en Texas, olas de calor en California y servicios públicos ‘vulnerables’ en EU
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Tormentas en Texas, olas de calor en California y servicios públicos ‘vulnerables’ en EU
Por: IVAN PENN
En California, los incendios forestales y las olas de calor de los últimos años forzaron a las empresas de servicios públicos a cortar el suministro de electricidad de millones de hogares y negocios. Ahora, Texas está descubriendo que las tormentas invernales mortales y el frío intenso pueden provocar el mismo resultado.
Los dos estados más grandes del país han adoptado métodos muy distintos para gestionar sus necesidades energéticas: Texas desreguló el sector de manera agresiva y dejó que el libre comercio floreciera, mientras que California recurrió a regulaciones ambientales. Sin embargo, ambos estados están enfrentando la misma realidad ominosa: es posible que estén muy mal preparados para la creciente frecuencia y gravedad de los desastres naturales derivados del cambio climático.
Los apagones en Texas y California han revelado que las centrales eléctricas pueden sobrecargarse y desconectarse a causa del frío y el calor extremos que los climatólogos han afirmado que serán más comunes a medida que los gases de efecto invernadero se acumulen en la atmósfera.
Los problemas en Texas y California destacan el desafío que enfrentará el gobierno de Biden en su esfuerzo por modernizar el sistema eléctrico a fin de que dependa por completo de turbinas eólicas, paneles solares, baterías y tecnologías de cero emisiones para 2035, una meta que el presidente Joe Biden propuso durante su campaña de 2020.
El gobierno federal y las empresas energéticas quizá tengan que invertir billones de dólares para fortalecer las redes eléctricas contra la amenaza del cambio climático, así como para alejarse de los combustibles fósiles que ocasionaron el calentamiento del planeta en primer lugar. Estas ideas no son una novedad. Los académicos llevan mucho tiempo advirtiendo que las redes eléctricas de Estados Unidos, cuyo suministro es regional, estarán bajo un nivel de presión cada vez mayor y requerirán renovaciones importantes.
“De verdad tenemos que cambiar de paradigma, sobre todo en materia de servicios públicos, pues se están volviendo mucho más vulnerables a los desastres”, comentó Najmedin Meshkati, profesor de ingeniería en la Universidad del Sur de California, sobre los apagones en Texas y California. “Siempre tienen que pensar en el peor de los casos, porque el peor de los casos sucederá”.
En California y Texas, los conservadores han culpado a las energías renovables de los apagones, aunque los expertos en energía, los gestores de redes eléctricas y los ejecutivos de empresas de servicios públicos han afirmado que la planificación deficiente y los problemas con el suministro de gas natural y otras fuentes de energía tuvieron un mayor impacto que los cortes en parques eólicos y solares.
El hecho de que Texas y California hayan sido los estados más afectados deja claro que las explicaciones ideológicas simplistas suelen estar equivocadas. Texas, por ejemplo, ha dependido de las fuerzas del mercado para equilibrar su red eléctrica. Si no hay suficiente suministro, el precio de la electricidad en su mercado mayorista se dispara, lo cual debe motivar a las empresas a producir más energía, y a los negocios y a los consumidores a usar menos. California también tiene un mercado energético, pero el estado requiere a los productores de electricidad que mantengan una capacidad excedente a la que se pueda recurrir en casos de emergencia. No obstante, ambos sistemas fallaron en condiciones extremas.
El factor común entre los dos estados es que muchas centrales eléctricas tradicionales son mucho más sensibles a los cambios de temperatura de lo que ha reconocido la industria de los servicios públicos, dijo Jay Apt, codirector del Centro para la Industria Eléctrica de la Universidad Carnegie Mellon (CEIC, por su sigla en inglés).
“Las centrales de carbón y gas tienen problemas en climas tanto cálidos como fríos”, explicó Apt, quien también es profesor de la Universidad Carnegie Mellon.
En agosto del año pasado, varias centrales eléctricas que dependen del gas natural dejaron de generar electricidad cuando los californianos empezaron a subirle a la potencia de sus aires acondicionados, porque el equipo en las centrales falló con el clima caliente. Otras centrales estaban fuera de servicio por mantenimiento, lo cual les pareció extraño a muchos expertos dado que la demanda de electricidad suele aumentar a finales del verano.
Falto de electricidad justo cuando la demanda estaba al alza, el Operador de Sistema Independiente de California, que gestiona la red del estado, ordenó a las empresas de servicios públicos realizar una rotación de apagones hasta que el sistema volviera a equilibrarse. La orden se dio tan súbitamente que el gobernador Gavin Newsom se quejó de que los apagones “ocurrieron sin previo aviso o tiempo suficiente para prepararse”.
Por otro lado, las empresas de servicios públicos de California también han suspendido el suministro de electricidad de miles de clientes en los últimos dos años a fin de evitar que los cables de alta tensión y otros equipos provoquen incendios en los días más secos y ventosos.
Esta semana, en Texas, muchas centrales de gas natural se desconectaron o tuvieron que reducir sus operaciones debido a que su equipo se congeló. Otras no pudieron generar la misma cantidad de electricidad que suelen producir, puesto que las tuberías que les hacen llegar el gas estaban congeladas o no estaban recibiendo suficiente gas de los campos de la Cuenca Pérmica en el oeste de Texas y Nuevo México, donde las operaciones se lentificaron debido a las temperaturas bajo cero.
La industria eléctrica suele basarse en el promedio de las temperaturas anuales, no estacionales. Cambiar la distribución de las fuentes de electricidad con base en las temperaturas estacionales podría ayudar a evitar la escasez de electricidad. Por ejemplo, las centrales nucleares suelen operar bien en climas fríos, pero se tornan vulnerables en épocas de calor, ya que requieren agua de refrigeración, dijo Apt.
Las temperaturas extremas no debieron haber tomado por sorpresa a las empresas de servicios públicos y a los gestores de redes eléctricas. Los datos climáticos históricos han mostrado un claro aumento en los días de mucho calor durante el verano a lo largo de las últimas décadas.
Además, Apt señaló que Estados Unidos había experimentado cinco olas de frío importantes desde 2011, incluyendo el vórtice polar de 2014 que provocó la suspensión de casi una cuarta parte de la electricidad disponible en el mercado energético más grande de la nación, PJM, que suministra la región del Atlántico Medio. En algunas centrales, los montones de carbón se tornaron inservibles al congelarse.
“Este tipo de olas de frío no son inusuales”, afirmó Apt. “Esto no fue algo como un suceso del cisne negro, o un imprevisto desconocido”.
Algunos climatólogos piensan que el calentamiento del Ártico quizá sea la causa de las tormentas invernales más severas, aunque los inviernos se están volviendo más templados en general.
El Edison Electric Institute, que representa a las empresas de servicios públicos que son propiedad de inversionistas, admitió que la industria enfrenta numerosos desafíos, pero señaló que funcionarios estatales y federales supervisan de cerca gran parte del trabajo.
“Es importante reiterar que somos la industria más fuertemente regulada del país, y la manera en que atendemos a nuestros clientes está sujeta a distintas normas y regulaciones establecidas por los reguladores federales y estatales”, explicó Brian Reil, vocero del grupo.
Pedro J. Pizarro, presidente y director ejecutivo de Edison International, la empresa matriz de la segunda empresa de servicios públicos propiedad de inversionistas más grande de California, declaró que ninguna empresa de servicios públicos en Texas o California había previsto la clase de clima extremo que afectó a los dos estados.
“Permítanme empezar por reconocer que los sucesos que se vieron tanto en Texas como en California son muy buenos ejemplos de que estamos viviendo con el cambio climático”, declaró Pizarro. “Los sistemas de redes eléctricas tienen que ser capaces de lidiar con la nueva normalidad”. c.2021 The New York Times Company