¡Todos somos migrantes!

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¡Todos somos migrantes!

Sin duda alguna, de los sectores de LA población más vulnerables son los migrantes, y el gobierno debe velar por los derechos de éstos

Los sucesos que tuvieron lugar en San Fernando, Tamaulipas y en Allende, Coahuila no han tenido la suerte de encontrar eco en las páginas de los grandes rotativos (que se dicen) nacionales. Ayotzinapa ha generado millares de artículos y ya inició la aparición de libros. 

San Fernando, con sus 72 cadáveres fue noticia por la forma como fueron asesinados y porque la gran mayoría, si no es que todos, eran extranjeros. La brutalidad fue la característica y la tónica. Y todo debería haber quedado en un asesinato de narcotraficantes si no hubiese sido porque el Gobierno federal cometió tantos errores, como la confusión de cadáveres o el envío, por ejemplo a Honduras, de una caja mortuoria sellada que los deudos abrieron encontrándose pedacería de cuerpos diversos. ¡Qué País el nuestro!

Cirila Quintero, una de las grandes especialistas en cuestiones de migración (posee el nivel más alto del Sistema Nacional de Investigadores) recreó varios temas de los que ha publicado libros acerca de los problemas relativos al asunto, en especial sobre Tamaulipas. Ella impartió una larga disertación durante varias horas a las personas que se acercaron al Seminario “¡Todos somos migrantes!”, que organizó la Escuela de Ciencias Sociales. La cuestión que interesó mucho fue la de los niños migrantes. Demostró que tanto el Gobierno de los Estados Unidos como el mexicano propalaron mentiras acerca de ese fenómeno, ambos llevando agua a su molino.

Otro expositor, el historiador Carlos Castañón, habló de “La migración en Torreón” y lo hizo con tanta sabiduría y pasión que tuvo atrapado al auditorio de principio a fin. Analizó las características de esa ciudad tan especial que nació tardíamente y se apoderó de un lugar de excepción en el imaginario nacional como la ciudad moderna por antonomasia, plena de proyectos que se llevaban a cabo y en los que participaba la población con generosidad, una población netamente migrante. 

La novísima Torreón dejó atrás a la vieja Saltillo en pocos años y sostuvo el ritmo de crecimiento por décadas. No fue sino recientemente que Saltillo la superó en habitantes y productividad, pero sigue siendo La Perla de la Laguna.

El tercero y cuarto días correspondió a un sacerdote franciscano, fray Tomás González, venido de Tenosique, Tabasco donde atiende una de las Casas del Migrante más eficaces, junto a una de Oaxaca y la de Saltillo. 

Fray Tomás relató durante horas las experiencias que le ha tocado vivir con los miserables migrantes centroamericanos. Tuvo al auditorio, mayoritariamente estudiantil, con el alma en un hilo, viviendo en sus relatos la violencia, la injusticia y el terror al que se somete a los migrantes en el sureste mexicano. Fue tan intenso como el mejor relato de Fiódor Dostoyevski. Tras dos horas salimos del salón a tomar un refrigerio sin los gritos y carcajeos que siguen a una clase aburrida. Regresamos. Si antes mencionó casos individuales ahora se refirió a quienes perpetran esas perversidades. Dijo que el Instituto Nacional de Migración ha envilecido su mandato y en no pocos casos ha realizado labores que lo proponen como una institución al servicio del mal. No fue una denuncia general (como la que hago yo ahora) sino señalada con nombres, fechas, datos… Dio un panorama que nos apenó a los presentes. ¿Es ese nuestro Gobierno federal?, sí, el mismo.

Desde luego que quien confunda al dulce Francisco de Asís con un ser tonto e inocente está extraviado. San Francisco era un santo tierno pero sus acciones eran de denuncia evidente. De no haber sido porque el cardenal Ugolino de Segni lo admiraba y defendió con energía tal vez hubiera terminado en la hoguera como hereje. Luego, como papa Gregorio IX, propició su canonización para acabar con la maledicencia contra Francisco.

Fray Tomás viene de esa vieja tradición: hechos y ejemplo. Ya fue escuchado en el Parlamento Europeo, ya habló en Roma a los obispos sobre la situación de los migrantes, ya se plantó ante diputados y senadores. No son pocos los políticos que lo odian (tiene varios procesos judiciales qué enfrentar) pero no se arredra. Fray Tomás es un huracán pero sigue siendo un hombre sencillo que inspira paz.