Todos los seres humanos somos iguales, pero unos menos iguales que otros

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Todos los seres humanos somos iguales, pero unos menos iguales que otros

Las grandes luchas y reivindicaciones sociales que se dieron en el mundo, particularmente en el siglo 19, buscaron garantizar las divisas de la libertad y la igualdad, pero de los varones. Con una visión heteropatriarcal, sólo se podía pensar en eso. Imagínese que en nuestro País hasta 1975 se estableció la igualdad jurídica entre hombres y mujeres en nuestra Constitución, es decir, hace apenas 46 años.

A pesar de las presiones que se dieron por los años setenta en la comunidad internacional, en México se dio este paso en la letra, pero no en la realidad. Los espacios que han ganado las mujeres en el escenario social, político, económico y cultural, entre otros, han sido a cuentagotas. Más por el tesón y el esfuerzo, que por la voluntad del varón.

Y como no, si la cultura con todo lo que implica y el ethos han jugado siempre, a la fecha, a favor del llamado sexo fuerte. Así como no hay garantías estructurales para que de forma natural las mujeres se autorrealicen en la sociedad, como es el caso de la mexicana, no las hay a nivel de acuerdos sociales donde se sigue pensando que el feminismo es pernicioso y es un machismo a la inversa.

Sería patético decir que en todo este tiempo no ha habido avances en materia política, en los espacios públicos o en el ámbito legal, pero todo esto es más teórico que práctico. Lo cierto es que todos los días las estructuras sociales, políticas, culturales, económicas, religiosas, laborales, universitarias y empresariales siguen condicionando el rol de las mujeres en puestos clave.

Por supuesto, habrá sus excepciones, pero las contamos con los dedos de las manos. No nos queda más que pensar que, en México, todos los seres humanos somos iguales, pero unos menos iguales que otros.

No es así en todas partes. Hay países, como Alemania desde 1910 o Inglaterra, Austria, Dinamarca y Suiza que han tenido en claro que efectivamente todos los seres humanos somos iguales. Sino que lo digan Angela Merkel o Margaret Thatcher que lograron convertirse en las líderes de esos grandes pueblos.

Y si, efectivamente, están los espacios públicos, donde las mujeres se manifiestan por el Día Internacional de la Mujer, pero es urgente que todos los días sean 8 de marzo y que no sólo sea un tema de reclamos, gritos y consignas; sino que en la vida real las mujeres realmente actúen y piensen como iguales y que los varones ofrezcamos los espacios correspondientes y dejemos de sentirnos los machos alfa de la manada; porque lo mismo pasó el año pasado y el anterior y así en retrospectiva hasta 1909, aunque en México sean muy recientes nuestras celebraciones. Por supuesto, habrá que felicitar a muchas valientes mujeres que seguramente Usted conoce y que se han hecho valer en la sociedad y ondean la bandera del tema del feminismo.

En ese sentido, es muy importante celebrar el día, pero lo es más celebrarlo todos los días. Maltrato físico y psicológico, asesinatos, violaciones, acoso sexual y trato desigual en todos los ámbitos, salarios diferenciados, falta de reconocimiento y muchas patologías más, son parte del escenario en el que muchas de nuestras mujeres se mueven y que desde la religión y la cultura se siguen promoviendo, porque así a la élite hegemónica le viene bien. El pensamiento de los binarios, aunque no con toda la fuerza que tuvo en otro tiempo, sigue viento en popa.

El Día Internacional de la Mujer, que conmemoraremos en esta semana, nos recuerda el fondo de la forma. Nos recuerda que todos debemos de estar en la búsqueda de la ruta de la igualdad, de evitar las discriminaciones de las que son objeto muchas de nuestras mujeres, de luchar por muchos derechos que siguen sin concretizarse, de echarle en cara a la sociedad la falta de una participación completa, de reclamar la falta de oportunidades para que se desarrollen como personas, pero de manera particular de lanzar el grito de ¡ya basta! a costumbres perniciosas intencionales que brotan de un machismo exacerbado que, particularmente en nuestro País, los varones y las instituciones nos negamos a abandonar.

Y para quienes no entienden o no quieren entender el tema de la equidad de género y los feminismos, recomiendo una lectura atenta a los textos de Iris Marion Young, Nancy Fraser y Judith Butler, que por cierto este martes 9 de marzo está invitada por el Tec de Monterrey a la Semana de Feminismos y que estará por Facebook en tiempo real. Y como dijo Rita Segato, otra imprescindible: “Ojalá que la resistencia siga viva y que el femigenocidio de mujeres, por ser mujeres, se frene en nuestro país”. Así las cosas.