TLC y salarios comparativos
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TLC y salarios comparativos
El 7 de agosto pasado Bloomberg L.P., agencia estadounidense de información económica y financiera, informó que un punto importante en la renegociación del TLC sería el incremento salarial en México, lo anterior para tratar de igualar la competitividad de bienes y servicios de los países, esto en cuanto a costos para precios competitivos en el mercado internacional. “Los patos tirándole a las escopetas”.
Desde la crisis económica del 2008, en Estados Unidos el salario real ha tenido una disminución de entre 5 y 10%, según sea el sector productivo o de servicios, sin embargo comparativamente esta caída no compensa el nivel de ingreso de las y los trabajadores de nuestro país.
Según el sitio datosmacro.com el salario medio anual en México es 6,671 dólares (a 18 pesos por dólar son 120,078 pesos anuales, 10,006 mensuales y 329 diarios), mientras que en Estados Unidos es 52,543 (también a 18 p/d son 445,774 pesos anuales, 78,814 mensuales y 2,592 diarios). Abismal diferencia.
Si se verifica por un salario mínimo en una distancia optimista de 1 a 8, 80.34 pesos de sm al día en nuestro país son, también a 18 p/d, 4.46 dólares diarios; ocho veces más resulta en 35.68 dólares en Estados Unidos (642 pesos diarios en un salario mínimo, 19,518 mensuales y 234, 201 anuales). Por cualquier método la distancia es considerable.
En más de 30 años en nuestro país la contención salarial ha sido utilizada para la reducción de la inflación y aun así el poder adquisitivo se ha reducido en alrededor de 60 por ciento. Pero además otra razón importante de dicha contención es para la atracción de la inversión extranjera directa por los menores costos de producción y servicios, para precios competitivos.
Además de la presión inflacionaria, otro argumento neoliberal para la contención salarial es que al incrementarse el ingreso individual inhibe la contratación y se reduce el nivel de empleo. Sin embargo se podría generar el efecto contrario, es decir que se incrementaría la demanda agregada y por tanto la oferta y la contratación para elevar la producción y servicios, esto con menor efecto en la inflación. Pero la lógica no ha sido así, lo que se apoya en una precaria presión sindical.
De tal manera que como resultado natural de la competitividad económica lo que reclama la administración Trump en estricto sentido contra natura por la competitividad en costos y precios. Pero ¿qué sucedería si, como menciona Bloomberg, el incremento salarial en México fuera parte de los acuerdos de la renegociación del TLC?
Incluso las cámaras empresariales mexicanas abogan por subir los salarios periódicamente, esto para fortalecer el mercado interno ante la precarización salarial producto de la reforma laboral del 2012 que flexibilizó la contratación y legalizó la subcontratación (en años recientes se han incrementado los empleos con pago de 1 a 2 sm y se han reducido los empleos de 3 a 5 sm y en adelante).
Aunque la propuesta estadounidense y empresarial mexicana avanzara, la distancia salarial entre los dos países no se acortaría considerablemente. Es probable que en la industria automotriz –que es la mejor remunerada- la distancia se acorte de 1 a 4 a 1 a 3, aun así la diferencia es importante.
En todo caso, aunque eventualmente se incrementara el salario en territorio mexicano, la competitividad comparativa en costos seguiría siendo a favor de México y es latente la posibilidad de aranceles a las importaciones mexicanas en ese país. La renegociación no será sencilla.
Un punto de acuerdo que podría preverse –como ya se observa con el Pacto Energético México-Estados Unidos, firmado el 13 de julio pasado- es que el TLC no se modifique sustancialmente a cambio de las facilidades de entrega de la industria petrolera y eléctrica nacional a la inversión extranjera estadounidense. Esto es que no se incrementen los salarios y además se entregue la riqueza nacional. ¿Y la sociedad mexicana dónde?