MONTERREY.- En una dramática y polémica Final que se extendió hasta los penaltis, Tigres logró anoche su mejor regalo de Navidad al estampar su quinta estrella en la cara de un América que se quedó vacío en el año de su centenario.

Y Tigres alcanzó el título del Apertura en su casa, ante un pletórico estadio Universitario que se rindió a los pies del equipo de Ricardo Ferretti, que otra vez volvió a igualar 1-1 (2-2 en el global), pero que sigue siendo amo y señor en los penaltis, donde le aplicó un inobjetable 3-0 a las Águilas desde los doce pasos.

El agónico gol de Jesús Dueñas al minuto 119, casi al filo de acabar los tiempos extras y que puso el partido 1-1, fue tan clave como los tres penaltis que detuvo el portero Nahuel Guzmán, el héroe de Tigres como en aquel título conseguido en el Apertura 2015 frente a Pumas.

La Final no podía terminar de otra manera después de todo lo que se había vivido en un polémico partido que terminó con nueve jugadores por equipo y con una trifulca entre todos los jugadores, incluidos los técnicos Ricardo Ferretti y Ricardo La Volpe, cuando promediaba el primer tiempo extra.

Una gresca generalizada que se desató por la misma calentura de un juego de altas revoluciones desde lo emocional, y donde el temperamento y la impotencia de los protagonistas superó a un árbitro como Jorge Rojas, al que le quedó demasiado grande esta definición entre dos equipos de peso.

El árbitro, que además de no sancionar jugadas dudosas –entre ellos un par de penaltis- expulsó a Jorge Torres Nilo al minuto 90, y su reparto de tarjetas navideñas continuó en los tiempos extras donde echó a Rubens Sambueza (103), y Paolo Goltz y José Rivas (109), estos dos últimos se fueron después del incidente de provocaciones y golpes.

Lo mejor de la Final se vio, sin dudas en los 30 minutos finales, donde América se puso en ventaja con un gol del juvenil Edson Álvarez al 95’, después de una “peinada” de Pablo Aguilar.

Pero cuando la diferencia parecía que iba a sentenciar la Final, las expulsiones le dieron más vida a Tigres que al ganador. Tan es así, que premio a su insistencia, Dueñas clavó un cabezazo y le quitó la ilusión al América en el último minuto.

Las Águilas se derrumbaron en los penaltis, casi una constante en el equipo de La Volpe en este semestre (Chivas, Atlético Nacional y Tigres).

En los 90 minutos anteriores, el roce y la paridad competitiva alejaron a ambos equipos de los arcos, aunque Tigres buscó marcar territorio con un par de remates al travesaño –uno de Dueñas y otro del francés André-Pierre Gignac- y un tiro bravo de Javier Aquino que fue desviado por Moisés Muñoz.

Pero el destino quiso que Tigres llegara hasta lo más alto del podio. Gracias a un canterano –Dueñas-, su portero muchas veces cuestionado –Guzmán- y gracias a un equipo que si algo no le falta es factor H para ir detrás de sus propósitos.

Tigres hoy esta feliz. Llegar a la quinta estrella –tercera dentro del ciclo Ferretti entre otras tantas Finales- no ha sido, definitivamente, una eventualidad, sino una consecuencia del deseo de superación de una institución que ha encontrado la horma exacta para canalizar sus propósitos, ya sean administrativos como deportivos. Y hoy lo disfruta.