¿Tigres da señales de cambio?

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¿Tigres da señales de cambio?

Mejorados. Luego de un inicio muy flojo por parte de los felinos, el viernes mostraron un mejor desempeño. Mexsport

Tigres encontró el viernes en Veracruz un poco de oxígeno y los goles que buscaba. Su triunfo fue indiscutible. El 3-0 fue la diferencia entre un equipo más rápido, decidido y audaz, y otro que fue menos de lo que normalmente es, con todas y sus limitantes.

Sin embargo, todavía hay que esperar para saber qué pasará con Tigres.
Igual los próximos partidos frente a Morelia en la Liga, o el miércoles ante Pumas por la Concachampions pueden arrojar algo concreto. Se podría confirmar sin son picos de felicidad, simples oasis dentro del bajón que traía, o si realmente ya el cuadro de Ferretti está dando señales de un cambio.

Por ahora, la campaña de Tigres es desconcertante dentro de un torneo “loco” donde nada se puede dar por sentado.
Pero ganar da confianza y llenarse la boca de goles aún más. Que Gignac haya vuelto a anotar es una buena noticia para un equipo que no sólo no convertía, sino que ni siquiera amenazaba con hacerlo.

Frente al Veracruz la fluidez ofensiva fue otra. A Ferretti le resultaron los cambios, sobre todo el de Advíncula. El peruano, siempre dispuesto a desequilibrar por su banda desde atrás, le dio un plus a Tigres.

Advíncula llenó el formulario de marca, rapidez, desborde y centro, pero lo que lo hizo diferente fue su constancia y astucia. Su trabajo fue sostenido y no duplicó funciones con Sosa, quien esta vez se recostó sobre la derecha con una marcada inclinación de moverse hacia el centro. Los dos cumplieron en sus roles.

Otro detalle fue la inclusión de Dueñas en la contención, quien ayudó más a Pizarro en la recuperación, pero también su juego fue más frontal en las salidas, pisando el área con frecuencia como cuando le sirvió el gol a Damm, o con disparos desde media distancia.
La profundidad de Luis Quiñones fue otro factor de quiebre. El colombiano hizo estragos por su sector y se entendió bien con Vargas y

Gignac. De hecho, el francés, más allá de la anotación que abrió el partido, fue un asistidor “Premium”.

En líneas generales, Tigres modificó el discurso ofensivo y encontró algunas soluciones a sus preguntas. No cambió el formato, sí la manera de atacar, que era lo que se le reclamaba a Ferretti.

Tigres necesitaba que su técnico lo sacudiera con otros perfiles, con otras opciones de juego, con gente fresca que le dieran una visión diferente dentro del mismo plan.

Ferretti no renunció a su horma, pero sí consiguió, con el ajuste de algunas piezas, darle más variedad y profundidad a su ataque.

Si Tigres va camino a evolucionar, aún no se sabe. Sin embargo, en Veracruz ha dado muestras de que puede volver a ser letal si no se abraza siempre a los mismos ejecutores.

Quizás haya tenido algo de circunstancial –el ingreso de Quiñones fue por la baja obligada de Aquino-, pero también racional, como orillar a Sosa por Damm y reemplazar los recorridos del exPachuca con la solvencia de Advíncula.

Ahora, a Tigres le toca ratificar lo que ha recuperado. Venía de tres partidos neutros y se destapó justo a tiempo. Su margen de error en lo que resta del torneo es mínimo, pero sí tiene mucho por ganar aún.
La cuestión era arriesgar a ser diferente en Veracruz. No perdía nada con probar otra mecánica con la combinación de otros jugadores,

aunque ello implicara ir en contra de la jerarquización (Quiñones relegó a Álvarez, por ejemplo)

Al contrario, le ha servido para encontrarse a sí mismo y darle una vuelta de rosca a un funcionamiento al que ya se le veía el cobre.