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Tiempos de crisis, un buen momento para invertir en arte
La crisis que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia mantuvo los tipos reales de interés bajos durante más tiempo del que se esperaba. El incremento de valor que ha experimentado el mercado del arte en los últimos años, junto a la escasa rentabilidad que ofrecen actualmente las fórmulas de ahorro tradicionales, ha movido a más personas a invertir en este sector. Según los expertos, “invertir en arte es un valor refugio".
Estos mismos expertos indican que deben pasar de 12 a 18 meses para que una recesión alcance al mercado del arte. Y, aun así, la relación que existe entre obras de arte y cualquier otro bien es mínima: las ventas y precios bajan en menor proporción que otros activos.
Analizando el comportamiento del mercado del arte a nivel mundial, antes de 2015, no fueron buenos años para las ventas de arte. Sin embargo, a partir del 2016 el mercado repuntó recuperando cifras de 2008.
El mercado artístico se va consolidando y, si en 2017 los datos fueron más alentadores registrándose una subida de casi el 15% del movimiento, 2018 fue aún mejor, en ventas y participación de mujeres artistas en el mercado del arte.
En 2019 el mercado del arte llegó a cifras impensables hace unos años. EE.UU., China o Reino Unido desde 2010, acaparan las mayores cuotas de mercado. España oscila entre el quinto o sexto lugar.
LAS VENTAS “ONLINE” TRIPLICAN SU FACTURACIÓN EN 2020
Durante estos tiempos se habla cada vez más del arte como una alternativa de inversión segura y se observa una tendencia alcista en esas prácticas que demandan nuevas exigencias por un comportamiento distinto al coleccionista tradicional.
La gente ya confía en las webs con pasarelas de pago para comprar arte y en los profesionales que las sostienen. Se venden y compran obras sin necesidad de verlas en físico previamente.
Otra ventaja es que, en el momento de adquirir la obra ya se revalorizan, por lo menos un 5%. Los precios del arte no están sujetos a tanta volatilidad e incertidumbre como en otras inversiones, pero hay que asesorarse para que no sólo la inversión esté asegurada, sino también la rentabilidad de esa inversión.
A diferencia con el oro, que hay que guardarlo, invertir en arte permite poder disfrutar de las obras, además de representar un símbolo de distinción. De ello nos habla Consuelo Durán, directora de Durán Arte y Subastas, quien nos ha recibe en la sede central de la empresa familiar en la calle Goya de la capital de España, desde donde ofrece sus actividades de compra y venta “online”.
“Los años 2018 y 2019 fueron buenos años para inversiones. Pero hay dos sectores diferentes de mercado: el de las galerías y el de las subastas. El primero está sufriendo más que el mundo de las subastas”, afirma la especialista.
Subastas Durán sigue organizando once subastas al año, de enero a diciembre, excepto el mes de agosto, que se puede seguir “online”.
“El año 2020 fue un buen año de ventas, subió en torno al 8 o 10 % con respecto al anterior. y, el actual, por ahora va bien, tanto en ventas como en participación de clientes”, afirma Consuelo Durán.
“Sin embargo, el sector de las galerías que recibe en ellas a sus clientes, apenas celebró ni exposiciones, ni actos, tampoco ferias…. todo se paró en seco con la pandemia”, nos dice.
En cuanto a falsos mitos, nos recuerda Consuelo Durán que, “pese a que cuando hablamos de subastas a muchos les venga a la cabeza los grandes récords millonarios, eso es algo especial, extraordinario, pues lo habitual, con lo que trabajamos, son lotes con piezas a precios normales. Piezas antiguas o modernas, pero también accesibles. Solo hay que ver nuestra web con los precios de partida de la mayoría de los lotes”.
¿DE QUÉ DEPENDEN LOS PRECIOS?
Como nos indica, la sala de subasta solo presenta una estimación, un arranque del que empezar la puja. El precio final lo ponen los clientes y se vende lo que quiere el comprador.
Nos indica que otra idea que hay que desechar es que el mercado del arte se mueve por su antigüedad. Hay artistas actuales que tienen más cotización que uno del siglo XIX. Por ejemplo, el reconocido artista urbano británico, Blansky, que ha revolucionado el arte, se cotiza como el que más.
Es evidente que los gustos han ido cambiando y las generaciones que compran arte también; los inversores o coleccionistas tienen ahora otras preferencias. Eso se ve en una subasta, que es el mejor termómetro de tendencias.
“A menudo vemos -dice Consuelo Durán-, como unos pintores dejan de tener interés. Por ejemplo, la Escuela de París (postimpresionismo, expresionismo, ...) se vendía hace años a precios desorbitados y, de repente, pasan los años, y todo cambia. El público que los demandaba ya no está activo. El cliente, o es mayor o ya no está, y los jóvenes que llegan al mundo del arte ven otras cosas más actuales en las galerías, museos… El ojo se educa en otras cosas. Eso, unido a una forma de vida, unas nuevas casas con una estética diferente..., todo cambia y el gusto también”, indica Durán.
“Al final, si no hay demanda por un pintor o estilo es imposible mantener los precios y estos bajan. Por ejemplo, un Sánchez Barbudo, (pintor jerezano de mediados del XIX) está a menos de la mitad que hace veinte años. Pero -matiza-, por mucho que cambien los gustos, los grandes, grandes (Fortuny, Madrazo, Picasso….) nunca bajan”, explica la especialista