Testimonio de unos ojos cafés

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Testimonio de unos ojos cafés

La primera vez que se cantó públicamente el bolero romántico “Ojos Cafés” fue en una serenata el 15 de diciembre de 1948. El regiomontano Carlos Aurelio González Villarreal la compuso a los 18 años después de quedar impactado por la mirada de Estela Gloria Delgado que entonces tenía 16 años de edad, apenas cinco meses atrás del día en que se la ofreció como regalo de cumpleaños con el Trío Copacabana. 

Entonces la adolescente de 17 años cumplidos, la escuchó arrobada a través de la reja de su casa en el antiguo barrio de Mina y en el centro de la ciudad de Monterrey. Ella desapareció por un momento y fue hacia adentro del hogar regresando con una rosa roja que le entregó a su galante novio, rosa que aún permanece dentro de un libro pese a que han transcurrido desde esa fecha casi siete décadas. 

A los 22 años, ya siendo un estudiante del tercer año de la Facultad de Medicina de la UANL, visitó la Ciudad de México llevando bajo el brazo su tema musical para intentar que lo grabara algún artista del sello discográfico RCA Víctor. Luego de que el joven Carlos mostró la grabación no profesional de su canción, alguien que la había escuchado y que parecía haber salido de las sombras, preguntó por él. 

Era el mismísimo “Músico Poeta”, Agustín Lara, el que había preguntado a Mariano Rivera Conde, ejecutivo de la disquera, por el autor del tema “Ojos cafés”. —Es este muchacho. Entonces Lara sorprendido ante la juventud de Carlos Aurelio le dijo que era una de las canciones más hermosas que había escuchado. 
Finalmente en 1950 bajo el sello Columbia, el Trío Monterrey, —como ahora se llamaría el Trío Copacabana— grabó la canción. 

Luego la grabarían importantes intérpretes como el Trío “Los Dandys” que la dio a conocer internacionalmente, Marco Antonio Muñiz, Vicente Fernández, Esthelita Núñez, Guadalupe Pineda, Ana Gabriel y Carlos Cuevas entre muchos intérpretes por lo que ahora el doctor Carlos A. González sigue recibiendo regalías por esta canción por ventas en Italia, Japón, China, Alemania, y Austria

“Los Dandys” fueron los que primeramente le grabaron los temas musicales “Ojos Cafés”, “Eternamente” y “Tú lo eres todo”, pero el compositor tiene otras canciones entre las que destacan “Divina Tú”, “Mujercita”, “Ansias de ti”, “Aquí estoy” y “Nuestro aniversario”.

En diciembre de 1953 contrajeron nupcias Carlos Aurelio y Estela Gloria aunque su padre había muerto en febrero de ese año, por lo que el ágape fue exclusivamente familiar. Ellos siguen casados y son una pareja amorosa. Ya no son los mismos, ahora son más plenos porque esperan junto a sus dos hijos y dos hijas, seis nietos, y cuatro bisnietos, la llegada de un nuevo bisnieto. El de ellos es un matrimonio de 62 años de duración, y contando, y cantando también porque la vena artística la han heredado a algunos de sus descendientes que se dedican a la profesión musical de tiempo completo.

¿Qué habría sido de Carlos Aurelio González Villarreal si se hubiera dedicado exclusivamente a ser autor de letras y componer música en lugar de haberse dedicado a la noble profesión de médico? 

¿Cuántas canciones más hubiera llevado personalmente “bajo el brazo” para ser grabadas por las nuevas voces que se iban sucediendo porque es bien sabido que la fama de los cantantes no es para siempre? ¿Habría sostenido su matrimonio ante la posibilidad de haberse dedicado a ser artista las 24 horas del día? 
Fue mejor que estuviera siempre cerca de su mujer y eso lo testifica el compositor en un texto que le dedica y que firma el 31 de enero de 2001 del que cito un fragmento: … “Han pasado los años, compartimos los éxitos y fracasos de la vida. Ya tu canción recorrió el mundo pero yo tengo junto a mí a la musa que la inspiró y me dio su amor, sólo a mí. Cuando cierre mis ojos y vaya ante el creador quiero mirar los tuyos por última vez, para llevarme tu mirada, tus ojos cafés”.

Pienso que el doctor Carlos A. González pretendió inmortalizar los ojos de su amada y terminó inmortalizándose así mismo con el testimonio musical de unos ojos cafés. 

Carlos Gómez‘Pienso que el doctor Carlos  pretendió inmortalizar los ojos de su amada y terminó inmortalizándose así mismo’