Testimonio: ¿cómo es hacerse una prueba de coronavirus?

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Testimonio: ¿cómo es hacerse una prueba de coronavirus?

Brandan Robertson, pastor de una iglesia cristina, cuenta cómo no pudo ser diagnosticado de COVID-19 por falta de material, pero después se sometió a una prueba capaz de determinar si estuvo infectado.

A nivel mundial, hay más de 2 millones de casos y 150 mil muertes por coronavirus y Estados Unidos ya es el país más infectado. Pero los expertos en salud creen que el número podría ser más alto.

¿Cómo determinarlo, si no todos tienen acceso a las pruebas en los 14 días que aproximadamente dura la enfermedad? ¿Cómo se podrá contabilizar cuántas personas se infectaron en un futuro? A través de un test de anticuerpos.

Además de las pruebas diagnóstico de COVID-19, se han desarrollado otras capaces de determinar si una persona ha estado enferma por coronavirus. Éstas no están diseñadas para detectar una infección activa, sino que buscan muestras de proteínas de anticuerpos en el sistema inmunológico, agentes desarrollados para combatir enfermedades. Si se encuentran en una persona, podría significar que tiene inmunidad.

Hasta el momento, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) no ha aprobado ninguna, pero ya se han comenzado a aplicar. Ése fue el caso de Brandan Robertson, pastor de la iglesia cristiana Missiongathering en San Diego, California.

Ésta es su experiencia haciéndose una prueba de anticuerpos luego de presentar síntomas de COVID-19, según lo cuenta Futurism.

Hola, Brandan, gracias por tomarte el tiempo para hablar sobre tu experiencia haciéndote una prueba de anticuerpos del coronavirus. Antes de que vayamos al grano, ¿te importaría contarme cómo fue el proceso para ti? Por ejemplo, ¿a dónde tuviste que ir, y fuiste capaz de hacerte la prueba mientras estabas enfermo? ¿o fue algo que pasó después de la enfermedad?

Brandan Robertson: En Febrero, estaba viajando por Europa justo cuando el coronavirus empezaba a ponerse mal allá. Regresé y unas pocas semanas después empecé a desarrollar síntomas preocupantes. Solo tos y algo de opresión en el pecho. Más o menos por el 6 de marzo se volvieron más graves. Empecé a tener fiebre, así que llamé a mi doctor. Hicieron una llamada por teléfono en vez de hacerme ir a la oficina. Esencialmente me dijeron que no había muchas pruebas y como yo era joven, me dijeron que me quedara en casa, me pusiera en cuarentena por 14 días, y viera si mejoraba.

Lo hice. Me quedé en cama por dos semanas. No fue terrible, fue como un mal resfriado. Realmente ése fue el final: he estado dando vueltas durante el último mes, sin estar realmente seguro de si lo tenía o si estaba haciendo todas las cosas que se suponía debía hacer. distanciamiento social, cubrebocas, todo eso.

Y la semana pasada recibí un correo electrónico de mi proveedor de salud, que habían conseguido algunas de esas pruebas de anticuerpos y que podía hacer una cita. Agendé una para el día siguiente. Básicamente me pidieron hacer un test de detección por teléfono antes de que fuera para asegurarse de que no mostraba síntomas de coronavirus y no estaba enfermo, entonces me hicieron ir a la oficina.

Me sentí un poco confundido cuando fui a la oficina y me dijeron “ok, vaya al estacionamiento de la parte de atrás y a la mesa que hay ahí”. Fui al estacionamiento y ahí estaba una mesa con dos enfermeras que me pincharon el dedo. Diez minutos después, regresaron y me dijeron que había estado enfermo.

Espera, ¿era solo una mesa?

Definitivamente fue extraño. Creo que se suponía que iba a ser por auto, pero vivo suficientemente cerca, así que solo caminé. Había algunas personas sentadas en sus autos. Fue una experiencia médica interesante, sin duda.

La idea de una mesa en la parte de atrás de un estacionamiento evoca la imagen de una operación hecha a las prisas y sin cuidado. ¿Todavía sentías que las cosas se estaban manejando bien o como un procedimiento médico adecuado?

Sí, totalmente. Cuando llegué ahí, me hicieron firmar unos formatos de consentimiento, con las manos desinfectadas y guantes puestos. Y entonces fue solo un rápido pinchazo en el dedo, que tomó un minuto. Fue mejor de lo que pude imaginar sobre cómo serían esas pruebas médicas por auto.

¿Cómo describieron esas enfermeras tus resultados? Se ha hablado de inmunidad y posible inmunidad. ¿Te sugirieron que eras resistente al coronavirus ahora?

Las pruebas tenían el potencial para tres diferentes resultados. Voy a describir esto de una manera no médica, así que puede ser un poco impreciso. Un resultado era negativo, que no la tuviste. Otro fue que la tuviste y tienes anticuerpos en tu sistema que sugieren que la sigues combatiendo hasta cierto punto, y la tercera es que la tuviste y tienes anticuerpos que sugieren que te recuperaste.

Me advirtieron que aún no se determina por completo la precisión de los estas pruebas, pero están bastante confiados en la exactitud de los resultados. Mencionaron que no había evidencia científica de que la inmunidad realmente existe, pero hay potencial de que quizá sea inmune. Pero me dijeron que siguiera haciendo todas esas cosas, distanciamiento social y cubrebocas, todo eso.

¿No serás libre totalmente?

Desafortunadamente.

Así que desde que recibiste tus resultados, ¿has estado viviendo diferente? ¿Te has sentido cómodo para salir más, quizá, o estás manteniendo todo tanto como antes?

Me he sentido más cómodo, no porque piense que tengo inmunidad, sino porque me siento confiado. Ahora que la he tenido, sé cómo fue para mí y cómo responde mi cuerpo. Si hay un poco menos de miedo es porque si me vuelvo a contagiar -si eso es posible- no será tan traumático como lo hemos escuchado en los medios, al menos no para mí.

Si estas pruebas se volvieran más accesibles, ¿cómo piensas que eso podría cambiar la sociedad ahora mismo? ¿Crees que la gente con resultados positivos actuaría diferente?

Pienso que, por un lado, después de todas las lecturas que creo hemos estado haciendo, hacer pruebas es la manera obvia de lidiar con esto. Lo que estos resultados revelan para mí es que probablemente más personas han tenido el virus de lo que muestran los números. Pero no hemos llegado al test cuando estábamos enfermos, y nunca sabremos realmente si lo tuvimos hasta que empecemos a hacer pruebas de anticuerpos precisas. Y lo otro es que mi test me costó $50 dólares con seguro, lo que lo hace prohibitivo para muchas personas.

Si vamos a regresar a la normalidad, vamos a requerir saber estas cosas. Especialmente si se está estudiando si la inmunidad es real o no. No se puede estudiar la inmunidad si no se sabe quien tuvo el virus.

Escucha, dado tus conocimientos teológicos, tengo que preguntar: muchas iglesias, especialmente esas mega iglesias, han estado recibiendo críticas recientemente, ya sea por continuar realizando los servicios religiosos o por argumentar que deberían seguir. ¿Es algo que has visto en tu propia comunidad o en tus creyentes? ¿A quién apoyas en este debate?

Seré honesto, la primera semana, que fue justo cuando regresé con el virus a principios de marzo, que cerráramos nuestros servicios fue una de las decisiones más difíciles. Por un lado, nuestro llamado es ser una comunidad espiritual para las personas y ellas necesitan eso en tiempos de crisis. En el lado práctico, somos una iglesia pequeña. Sabemos que detener nuestros servicios significa que nuestras finanzas se verán afectadas. Es posible que tenga que despedir personal o no pueda pagar las facturas.

Realmente estaba muy impresionado con mis colegas en San Diego, conservadores y liberales, que dijeron que la mejor manera de amar a nuestros vecinos es estar lejos de ellos en estos momentos. El obispo de San Diego ordenó el cierre de todas las iglesias episcopales. Normalmente hacemos un servicio conjunto y estábamos planeando transmitir en vivo solo con cuatro clérigos de su iglesia. Pero no pudimos hacerlo.

Aún así, tres colegas y yo nos juntamos los domingos en la mañana y hacemos una transmisión en vivo del servicio para nuestra comunidad. Algunas mega iglesias en el país que tienen pastores de extrema derecha reciben mucho espacio en la prensa, pero no creo que sea una gran tendencia en todo el país.

Habiendo pasado por el proceso de prueba, ¿hay algo que te gustaría decir a la gente que está lidiando con las incertidumbres de estar en cuarentena y se pregunta si está o no enferma?

Lo que me ha ayudado es que, como iglesia, hemos estado brindando oportunidades para conectarnos digitalmente. Incluso personas mayores que viven solas pueden tener un poco de sentido de normalidad en sus vidas y la oportunidad de conectarse con otros.

También he estado saliendo bastante. Camino a mi oficina. No hay nadie ahí, por supuesto, y ha sido bueno para mí.

Creo que este gran reinicio que estamos atravesando como una sociedad global, no para tomarlo a la ligera, pero es como un regalo. Ninguno de nosotros podría haber imaginado que el mundo se detendría por unos cuantos meses. Así que he estado instando a mi comunidad ha usar este tiempo, aún en medio de las dificultades, del estrés, para reiniciar. Para visualizar cómo se ve la vida desde el otro lado de esta situación.

Eso es lo que me mantiene esperanzado. Uno: la emoción de ver a mis amigos otra vez, pero también, dos: desarrollar nuevos hábitos. Asegurarme de que la vida es mejor al otro lado de esto que antes de vivirlo.

Oye, realmente aprecio que nos hayas compartido todo esto hoy. Antes de dejarte ir, ¿hay algo más que te gustaría transmitir a la gente?

Entiendo que las pruebas de COVID-19, al menos para quienes están enfermos, están más ampliamente disponibles. La gente cree que no son accesibles. Si estás enfermo, hazte la prueba. Creo que eso es esencial. Aclarará tus temores sobre si tienes o no el virus y realmente nos ayudará a aplanar esta curva y sacarnos de esto.