La oposición integrada por el PAN, PRD, UDC y Armando Guadiana se desintegra por su incapacidad para administrar la codicia al imaginarse cerca del poder. Mientras el PRI sufre para gobernar la soberbia de sus calefactos a la gubernatura.

Por ello, el termómetro marca temperatura bajo 0 para la oposición, y 9 grados centígrados para el PRI, por tener una mayor capacidad histórica para alcanzar un candidato de unidad.

El PRI posee disciplina para anteponer los intereses partidistas a los personales. Cuenta con cuadros profesionales y sólida estructura electoral en los 38 municipios de Coahuila, al contrario del PRI en Tamaulipas, Nuevo León, Durango o Chihuahua.  Tiene un voto duro entre los 400-450 mil votantes. 

Empero tiene un doble problema: Se siente superior a sus contrincantes. Y sus contendientes a la candidatura también se creen superiores entre sí y tensan la cuerda de manera irresponsable, so pena de romperla y perder las elecciones en 2017. 

¿Cuál de ellos puede clamar algún tipo de superioridad moral, cuando todos han hecho su carrera y su riqueza bajo los designios del “dedazo”? ¿Cómo pueden exigir piso parejo o reglas democráticas para contender al interior del partido, cuando ellos mismos se han beneficiado de su ausencia en muchas ocasiones? ¿O alguno de ellos está dispuesto a inmolarse para preservar los principios de la democracia interna partidista?

En su doble soberbia, ¿no entienden que las elecciones de 2017 serán la madre de todas las batallas, con un Peña Nieto debilitado y una oposición, que aunque fragmentada, está crecida por los triunfos electorales de los estados vecinos? Mismos que apoyarán con recursos humanos y financieros al PAN. 

¿No entienden que la oposición abanderará “la honestidad” para exigir origen y destino de la deuda heredada por Humberto Moreira en una economía devastada y un electorado impredecible e indignado por la corrupción e impunidad que permean desde Los Pinos?

¿No entienden Alejandro, Guerrero, Hilda, Jericó y Riquelme la importancia de erradicar su soberbia compartida para ganar y gobernar juntos, más allá de sus aparentes diferencias? ¿O no entienden que son hijos del mismo Sistema que los parió?

De su  capacidad para desaparecer su doble soberbia dependerá su competitividad electoral para alcanzar el triunfo en 2017.