Tereso lo planea; Santos lo realiza y reforestan bosque, llevan nueva vida a Sierra de Arteaga
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Tereso lo planea; Santos lo realiza y reforestan bosque, llevan nueva vida a Sierra de Arteaga
Hace cinco años un rayo provocó un incendio en la parte alta de la sierra de Arteaga y consumió un bosque de pinos maduros del Pueblo Mágico y Ciénega del Toro, en Galeana, Nuevo León.
Cinco meses después del siniestro, el agrónomo Tereso Molina inició un proyecto para reforestar alrededor de siete hectáreas del bosque, con pocos recursos, un solo trabajador y el impulso por restaurar el medio ambiente.
El resultado ya dio sus primeros frutos y hoy los pinos piñoneros trasplantados alcanzan 1.8 metros de altura, y poco a poco empiezan a germinar nuevas plantas gracias a la intervención de los animales silvestres.
ROMPIENDO PARADIGMAS
“Hay la creencia de que las inversiones en este rubro son muy caras, no son caras, trabajándose adecuadamente, no habiendo corrupción, siendo eficientes, no es caro. Yo no fui agricultor con muchos recursos, pero aun así de mis domingos me sobraba para pagar un trabajador y lo hice con un trabajador.
Lo que pasa es que ya no tuve para pagar y ya no tuve agua y se paró el proyecto, pero insisto en que no es caro”, explicó Tereso Molina, antiguo docente en la Universidad Agraria Antonio Narro (UAAAN) y con más de 30 años de experiencia en la trasplantación y reforestación.
En menos de medio año de trabajo casi diario, el jornalero Santos Carrillo plantó más de 600 pinos piñoneros en dos zonas del predio perteneciente a la familia de Tereso Molina, una parte a media altura de la sierra, donde el incendio arrasó con los árboles adultos; y una sección más en cerca de seis hectáreas que eran de uso agrícola y dejaron de producir hace décadas.
ARRANQUE DE PROYECTO ECOLÓGICO
Alrededor de cinco meses después del incendio que empezó en abril y se prolongó cerca de un mes, Santos Carrillo comenzó la labor de llevar los pinos diminutos, de escasos centímetros de altura, en un burro, con un garrafón de agua, a una hectárea del predio que ahora parece un cementerio de pinos, con troncos secos, negros, invadidos por hongos, sobre una cama de fauna que empieza a crecer.
Lo más difícil fue el camino de subida, él solo, para trasplantar cada ejemplar germinado en el vivero a 100 metros de distancia, y depositarlo en una hectárea dañada, de las cientos que se perdieron a causa del fuego.
“Todos los días los regaba, el agua se va hacia abajo, ahorita la humedad está como a un metro y medio, ya la raíz está buscando la humedad”, dijo Santos Carrillo.
Y como la naturaleza es sabia, apuntaron Tereso Molina y el trabajador, los pájaros como los cuervos empezaron a enterrar piñones en el transcurso de estos años y ya empezaron a brotar pequeños pinos junto a los que Santos Carrillo trasplantó.
REGRESAR AL BOSQUE
Hace más de 30 años, esa zona en las faldas de la sierra de Arteaga, en el cañón de Ciénega del Toro, era un lugar donde se sembraba maíz, trigo, frijol y comestibles básicos. Pero la producción se vio mermada por el cambio climático, la erosión y la disminución de la temporada de lluvias, por lo cual la cosecha dejó de ser rentable.
En alrededor de seis hectáreas de uso agrícola, Tereso Molina ideó el plan para recuperar el bosque que anteriormente había sido talado para poder plantar. Santos Carrillo fue el encargado de trasplantar, también hace más de cuatro años, cientos de pinos piñoneros a las faldas de la sierra.
El resultado ahora es un pequeño bosque cuyos ejemplares ya enraizaron y seguirán creciendo para recuperar lo que las manos del ser humano tumbaron, aunque Tereso y Santos no vean el apogeo de su obra, lo hacen por un compromiso con el ambiente y las futuras generaciones.