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¿Tenía Marx razón?, 150 años de la edición de "El capital”
La crítica al capitalismo está de aniversario: hace 150 años fue publicado "El capital", de Karl Marx, un libro que tras la caída del bloque soviético se consideraba obsoleto pero que desde el surgimiento de la crisis financiera vive un auténtico renacimiento.
Una mañana el panadero tocó a la puerta de Karl Marx para dejarle claro que si no le pagaba ya no habría más pan. Abrió la puerta Edgar Marx, de seis años. "¿Está el señor Marx en casa?", preguntó. "No", mintió el niño, que a continuación tomó tres panes con la velocidad de un rayo y salió corriendo.
"Creo que nunca nadie escribió sobre 'el dinero' con tanta falta de dinero", ironizó Marx. Todos los días acudía a la sala de lectura de la British Library en Londres para investigar para su libro sobre "la mierda económica", como él mismo la llamaba.
Marx llevaba meses sin poder escribir primero a causa de una enfermedad del hígado y después de una úlcera genital que describió al detalle a su amigo y mecenas Friedrich Engels. "Bueno, -respondió este último- ¡ya estamos acostumbrados a estas excusas para no terminar la obra!”
Finalmente, después de más de diez años de trabajo, en 1867 por fin estaba terminado "El capital", o, para ser exactos, el primer tomo. "¡Hurra!", celebró Engels. Tras un dramático viaje por mar en medio de la tormenta, Marx entregó el manuscrito en Hamburgo a su editorial Meissner, donde fue publicado el 14 de septiembre. Y después... no ocurrió nada.
La decepción para Marx fue mayúscula. Estaba convencido de que "el cochino libro" lo haría famoso, si bien nunca se hizo ilusiones sobre el hecho de ganar dinero con él. "'El capital' no me dará ni siquiera para pagar los cigarrillos que me fumé escribiéndolo", sentenció. Y hay que aclarar que era un fumador empedernido.
Fallecido en 1883, Marx no conoció el enorme éxito de su libro. Los tomos 2 y 3 fueron editados tras su muerte por Engels. Pasados sin embargo 150 años se puede decir que aparte de la Biblia y unas pocas obras más, hay pocos libros que haya influido tanto en la historia del mundo. Lenin, Stalin, Mao, el Che Guevara y Fidel Castro, todos lo citaron. Marx fue su "gurú" y "El capital" su texto sagrado.
Aún hoy el país más poblado del mundo, la República Popular China, se autodefine como un Estado comunista. Algo que seguramente habría provocado una respuesta sarcástica por parte de Marx, a quien siempre le molestó que otros se apropiaran de sus ideas. Cuando se enteró de que había un partido en Francia que se hacía llamar marxista, respondió: "En lo que a mí respecta, ¡yo no soy un marxista!”
Nadie sabe a ciencia cierta cuántos ejemplares de "El capital" se han editado hasta ahora. Se han hecho todo tipo de cursos y conferencias para interpretarlo, pero hay muy pocos que realmente consigan leerse toda la obra. El primer ministro británico Harold Wilson (1916-1995) reconoció sin tapujos pese a ser laborista: "No pasé de la segunda página”.
Después de la caída del Muro de Berlín y del bloque socialista, se consideró que Marx ya no tenía nada que aportar. Se proclamó "el fin de la historia" y el capitalismo como único sistema hasta el fin de los tiempos. Pero a más tardar con el colapso de los bancos en 2008 Marx vive un nuevo auge.
En el punto más álgido de la crisis, "El capital" incluso llegó a estar agotado. Como teórico de la crisis y conocedor del libre mercado, Marx vuelve a ser citado y analizado. El actual líder laborista británico, Jeremy Corbyn, asegura que se trata de "un gran economista", una afirmación que en el pasado hubiese equivalido a un suicidio político en Reino Unido.
La tesis más provocadora de Marx es que el capitalismo al final acabará consigo mismo. Esto constituye en su opinión una "ley natural" sobre la base de la siguiente hipótesis: las empresas se encuentran en una competencia constante y destructora que las obliga a ofrecer sus productos cada vez más baratos. A causa de ello quiebran cada vez más competidores y al final solo quedan pocos consorcios pero gigantescos.
Simultáneamente crece el Ejército de los proletarios mal pagados o sin empleo, lo que hace que el sistema acabe colapsando, estalle la revolución y se instale el comunismo. De ser necesario hará falta una "dictadura del proletariado" hasta alcanzar la sociedad sin clases, una idea que fue ampliada más tarde por otros teóricos.
Marx consideraba que el cambio era inminente en los países industrializados de su tiempo, es decir sobre todo Reino Unido y Bélgica, pero que en las sociedades agrarias y feudales como Rusia llegaría mucho más tarde, pues primero tenían que industrializarse.
Como se sabe, pasó justo lo contrario. Ironías de la historia, en la casa en la que vivía Marx en la ciudad alemana de Tréveris hoy hay una tienda de "todo a un euro". El filósofo nació aquí el 5 de mayo de 1818 y pasó los primeros 17 años de su vida.
¿Y el proletariado? "Cuando veo a los trabajadores con sus automóviles y hornos a microondas, la verdad que no me parecen miserables", bromeó cierta vez el Premio Nobel de Economía estadounidense Paul Samuelson (1915-2009). Los síntomas de muerte que veía Marx parecen haber sido más bien las contracciones de parto del capitalismo, subrayan los críticos.
Pero entonces ¿todo lo que profetizó este intelectual brillante de larga barba a lo largo de miles de páginas es un error? "En absoluto", asegura el director durante muchos años del instituto económico Ifo de Múnich Hans-Werner Sinn. Sobre todo sus teorías sobre la crisis son de una "absoluta actualidad", opina.
Lo mismo cree Gerald Hubmann, de la Academia de Ciencias de Berlín-Brandeburgo. No solamente tiene muchas teorías sobre las crisis, sino que "Marx ya tenía en su día en mente a los bancos y el fenómeno de la privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas en tiempos de crisis". Pero ni siquiera él logró predecir la fragilidad de la actual economía financiera, asegura.
Su pronóstico sobre la concentración del capitalismo en grandes empresas fue acertado. "Marx no solamente previó la globalización, sino que la analizó en cuanto a sus fuerzas motoras y correlaciones", considera Hubmann.
La estatización de los medios de producción que propone Marx es irrealizable en la actual economía global, considera sin embargo Theocharis Grigoriadis, especialista de la Universidad Libre de Berlín. "Podría provocar enormes conmociones”.
Pero Marx fue todo menos un dogmático. Hasta el final de su vida siguió reescribiendo el primer tomo de "El capital". Seguramente participaría en los debates actuales con pasión, humor y polémica, tal como era su estilo. Y siempre con un cigarrillo en una mano y una copa de vino en la otra.