Usted está aquí
Tengo clase con la teacher Christina
MADRID.- Pedir comida a domicilio, alquilar un coche o incluso aprender un idioma se ha convertido en algo sencillo gracias a la llegada de las aplicaciones móviles. Dentro de este sector, uno de los campos que más crece en Silicon Valley es el de la educación online. Solo en 2015, el fragmento EdTech, como se conoce en el argot, consiguió inversiones de más de 1.800 millones de euros en EE UU y, según cálculos de la consultora CB Insights, hoy es un negocio que supera los 36.500 millones.
La última start up en llegar a la capital de la innovación tecnológica es Masterclass. Aunque es una de las muchas compañías que compiten en este terreno, esta aplicación tiene algo que la convierte en una propuesta diferente y especial: el nombre y la calidad de los profesores. En lugar de proponer clases masivas online ellos apuestan por una novedosa fórmula: tener a celebrities como profesores. Kevin Spacey o Christina Aguilera son dos de los miembros más ilustres de su claustro. El primero enseña interpretación y la segunda, a cantar. El actor ha aprovechado para lanzar su clase al mismo tiempo que estrena la nueva temporada de House of Cards. Aguilera, por su parte, ayuda a que sus alumnos encuentren el registro que mejor se adapta a su voz.
Un negocio en boga
Los inversores han visto con buenos ojos la idea de poner a famosos, cuyo talento es reconocido, a enseñar al público. Tanto que Masterclass ha conseguido una segunda ronda de financiación de unos 14 millones —la primera inversión fue de 3,5 millones—. Entre los que han apostado por esta propuesta se encuentra el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg o el actor Robert Downey Jr. Y si Spacey no es lo que el cliente busca no hay problema, puede aprender de la mano de Dustin Hoffman; el tenis corre a cargo de Serena Williams; la fotografía, de Annie Leibovitz y para el R&B se puede escoger a Usher.
Desde su estreno en mayo del año 2015 han sumado 30.000 alumnos, que pagan una media de 83 euros por curso que, en general, constan de entre 10 y 25 lecciones. En ocasiones incluyen ejercicios interactivos que se hacen a través de la misma aplicación digital.
Masterclass solo cuenta con 22 empleados. Su fundador David Rogier tiene un máster de Stanford, la escuela que abre las puertas al dinero de Sand Hill Road, la avenida de los inversores.
La idea de Rogier comenzó hace dos años a raíz de una pregunta. “¿Por qué no tener clases en las que hablen los mejores? La mayoría de los servicios de educación online no piensan en el mundo real”, explica el precursor por email.
Y es que contar con famosos no es solo un movimiento publicitario: “Lo que se busca con las clases virtuales es cumplir un objetivo. En Internet hay muchas distracciones, si el profesor te motiva, ya tienes mucho ganado”, asegura Christian Van Der Henst, fundador de Platzi, una app dedicada a la enseñanza de informática con nuevas técnicas.