Tener un hijo en el ejército no impide su deportación

Usted está aquí

Tener un hijo en el ejército no impide su deportación

Una vez que Rocío Rebollar Gómez quedó en manos de el ICE, ya no la soltaron. | Foto: Especial
Tampoco, ser buena ciudadana, empresaria y pagar sus impuestos

LOS ÁNGELES, EU.- La deportación, desde Estados Unidos, el jueves, de la mexicana Rocío Rebollar Gómez complica mucho su situación, advierten abogados, según los cuales, habría sido mejor que Rebollar se ocultara de la justicia estadounidense y se quedara como prófuga.

“En casos donde sabemos que no podemos ganar porque desafortunadamente la ley no está a favor, se tiene que hacer todo lo posible para evitar que la saquen y eso también en ocasiones incluye que se quede indocumentada y, a veces, prófuga”, expuso  el abogado experto en migración Alex Gálvez.

Rebollar, de 50 años y quien llevaba viviendo 31 en la Unión Americana, fue deportada el jueves desde San Diego a Tijuana, a pesar de ser madre de un teniente del ejército de Estados Unidos y de ser una pequeña empresaria bien asentada en aquel país y pagar sus impuestos de manera oportuna. La razón: es indocumentada. Ni siquiera pudo despedirse de sus hijos, Gibrán Cruz, segundo teniente de inteligencia del Ejército estadounidense, y de Karla.

Rocío había sido deportada  a Tijuana dos veces: en la década de los 80 y otra en los 90, lo que complica el panorama. “Hubiera sido mejor que se moviera de lugar y simplemente ya no acudiera —a la solicitud de extensión de deportación— al edificio federal —en San Diego, California— y quedarse en las sombras, como millones, a la espera de una reforma de migración”, comentó Gálvez.

Con engaños se les hace acudir ante un juez y luego terminan en vehículos rumbo A Tijuana. | Foto: Especial

TODO COMENZÓ CON UNA ORDEN DE DEPORTACIÓN

La pesadilla comenzó el 4 de diciembre, cuando Rocío Rebollar Gómez acudió en compañía de Gibrán y la abogada Tessa Cabrera ante un juez de inmigración porque tenía una orden de deportación en su contra.

El juez le dio 30 días para autodeportarse o volverse a presentar en el juzgado y eso fue lo que hizo el 2 de enero: regresó al edificio federal en San Diego para buscar una extensión de su fecha de deportación, pero ya era demasiado tarde. No sólo portaba un grillete electrónico desde el 4 de diciembre, sino que ya estaba en manos de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (ICE, por sus siglas en inglés) y no la iban a soltar.

De inmediato la subieron a un vehículo y la trasladaron a la frontera, donde la enviaron a Tijuana, Baja California, mientras le hacían creer a su abogada que debía seguir haciendo un trámite.

“La meta en este tipo de casos, en ocasiones incluye que se quede indocumentada y, a veces, prófuga; porque ella sabe que si se ha portado bien, independientemente de las deportaciones, si ella no tiene problemas con la ley, es trabajadora, como lo es, ha pagado impuestos, sacó adelante una familia, cuando llegara una reforma migratoria ella iba a poder arreglar  su situación”, dijo el abogado Alex Gálvez.