Temas de la pandemia: un virus nos obliga a volver la vista a múltiples planteamientos

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Temas de la pandemia: un virus nos obliga a volver la vista a múltiples planteamientos

Alejandro Medina

Hay muchos temas que andaban en el aire y se estaban discutiendo, pero que no aterrizaban; un virus nos obliga a volver la vista a múltiples planteamientos que se dan a través de medios de comunicación, sean tradicionales o digitales.

El primero es el de la globalización. Las grandes empresas obligaron al mundo a funcionar de acuerdo a sus intereses, que no siempre eran los de los países, ni grandes ni pequeños. Un ejemplo es la salida brutal de capitales norteamericanos y de empresas hacia China porque allá, gracias a la sobreexplotación de las masas, les redituaban ganancias infinitamente mayores a las que en su país debían pagar, como sueldos e impuestos. China se dejó explotar, pero se consolidó enormemente. La economía global funciona por encima de los intereses nacionales. Un ejemplo sería la destrucción de la Amazonía: los chinos lograron que se abrieran al cultivo miles de hectáreas de selva para producir la soya que requería su pueblo. Creo interesante recordar que cuando tomó el poder el guerrillero uruguayo José Mujica, dijo que la globalización era un hecho y que en ese mundo había que luchar.

Un segundo tema es el que surgió de manera casual: el del mundo electrónico. No me refiero al desarrollo de un universo virtual sino a que de repente, sin decir agua va, tuvimos que reorganizar el sistema educativo para dar el paso de una docencia presencial a una virtual. Lo digo por mí mismo: jamás se me había ocurrido que impartiría clases por internet. Pero al escuchar al secretario de Educación nacional confirmé la idea de que algo ha cambiado, porque él tuvo que aceptar que nada más un 33 por ciento de los niños mexicanos tiene acceso a una computadora (intentó subir el porcentaje al 70 y no convenció). Ahora bien, regreso a mi caso, con estudiantes universitarios: me dijeron que no pocos han opinado que les gustaría regresar a clases presenciales. Un caso distinto y desagradable sucedió en Saltillo. Ya que el gobierno cerró de golpe las escuelas, los maestros debieron crear alternativas rápidamente y adaptarse, cosa difícil. Un colegio implantó opciones muy creativas para sus pequeños alumnos. Descubrieron que otro colegio particular tomaba sus lecciones y las enviaba a sus propios alumnos sin dar crédito a sus autores. El plagio es un delito federal, hay que decirlo.

Tercer tema: la paradoja de la ciencia. Ésta se ha impuesto a pesar de oposiciones históricas. Desde Galileo, pasando por Darwin, Marx, Freud, hasta Hawking y mil más. Se piensa que la ciencia es la panacea, pero el coronavirus nos enseña que los avances en medicina y biología no previeron esta pandemia ni han logrado combatirla adecuadamente. Algo parecido a la gran depresión de 1929, que ningún economista pronosticó. El gran científico mexicano, Antonio Lazcano, mencionó que el COVID-19 tuvo en estos años entre cinco y seis otros coronavirus menos agresivos que no se estudiaron. El resultado es un megavirus. ¿Y la ciencia?

Cuarto tema: la soledad. Igualmente, de golpe y porrazo se nos obliga a estar en casa y decretan que no nos atrevamos siquiera a asomar la nariz. Tenemos ya, según edad, entre 50 y 60 días de aislamiento. Digamos que se trata de una soledad impuesta, no escogida. ¿Acaso hay quien la elija?, claro que sí, y ello es una tradición milenaria. Algunos griegos creían que retirarse de los demás, temporalmente, era una necesidad para la salud del alma. Algo parecido propuso en pleno imperio romano Séneca: sin soledad no hay avances ni en la poesía ni en la filosofía ni en la escritura. Propuso que había que transitar del silencio al ruido y de éste al aislamiento. Eso no significó que no participara en su mundo social, al contrario, criticó duramente al dictador de Roma, que lo mandó matar (Séneca se suicidó antes: no le permitió a Nerón manosear su vida). Los cristianos de los primeros siglos practicaron el aislamiento para perfeccionarse: en el siglo cuarto se contaban más de cinco mil eremitas en el Alto Egipto. Y no dejemos esto tan lejos: el gran filósofo Michel Foucault escribió varios libros en que estudia lo que llama “el cuidado de sí”. Aclaro que se habla mucho de depresión a causa de la soledad. Don Quijote, poco antes de morir, mencionaba la melancolía, aclarando que era tristeza por lo mucho que erró.