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Tecnologías librescas y musicales
A menudo se establece una simetría entre la tecnología editorial y la de audio. Según este planteamiento, el libro impreso es equivalente a los formatos sólidos de almacenamiento y reproducción musical, mientras que el libro electrónico coincide con las plataformas de descarga en internet. Sin embargo, si se observa con cuidado, tal simetría desaparece.
La cinta, el disco de vinilo o el CD son unidades de almacenamiento sonoro que precisan de un medio descodificador que traduzca la información contenida en fenómenos sonoros. El libro, ya sea impreso o electrónico, también es un dispositivo de almacenamiento, sin embargo no precisa de un artefacto que convierta los signos en fenómenos de otra índole: el descodificador es nuestro aparato cognitivo.
Las tecnologías de almacenamiento y reproducción sonoras progresan para conseguir mayor fidelidad, limpieza o profundidad en la audición: las interpretaciones de Beethoven cada vez se escuchan con mayor nitidez. Por otro lado, la frase “En un lugar de la mancha...” se lee con la misma claridad en la edición de 1605, en la de Espasa Hermanos del siglo XIX, en la de Alfaguara del cuatricentenario y en la edición digital para kindle de la RAE de 2015.
Entre los formatos musicales, la pugna actual está entre el vinilo, el CD y el streaming. Cada quién tiene su opinión al respecto, pero hay que aceptar que la batalla es por la fidelidad y la profundidad del audio, mientras que la batalla (si es que la hay) entre el libro impreso y el digital no es por la fidelidad o la profundidad del texto. La industria musical pretende siempre superar a los viejos formatos; la tecnología editorial busca emularlos. Para muestra basta un kindle, el cual es a la vez dispositivo de almacenamiento digital y artefacto simulador del libro impreso: la meta es imitar al papel.
En los frecuentes debates sobre el libro impreso frente al electrónico algunos se decantan por el primero, elogiando sus propiedades aromáticas, su textura, la comodidad para buscar un pasaje específico o la referencia visual y táctil del avance en la lectura. Los hay también que prefieren el segundo por la economía espacial y menor costo, además de la facilidad con la que se puede obtener un título. Sin embargo, muchos optan por asir ambos formatos, dependiendo las circunstancias y los fines. Pero este no es el tema del Ricercare de hoy, sino la poca simetría entre el uso y propósito de las tecnologías librescas frente a las musicales: las primeras siguen un camino complementario, las segundas, sustitutivo.