Usted está aquí
¿Te suena ‘Catón’?
¡No te lo pierdas!
Entrega de Reconocimiento a Armando Fuentes Aguirre
Viernes 27 de mayo
Foro Artístico
18:00 horas
De Armando Fuentes Aguirre ‘Catón’, las pasiones más conocidas son la letras y la música. Ambas se conjugan en la Feria Internacional del Libro en Arteaga 2016, donde además de ser homenajeado por su carrera periodística y literaria, compartirá escenario con la Orquesta Filarmónica del Desierto como director invitado.
Con las entrenadas voces del Taller de Ópera Armando Fuentes Aguirre flotando en el ambiente, el cronista nos recibió al filo del mediodía en el comedor Radio Concierto para relatarnos cómo surgió el amor por la música, cuál es el soundtrack de su vida y por qué no debemos discriminar los géneros.
En definitiva él no podría decir si es más grande el honor que siente de haber sido invitado, o el atrevimiento que tuvo de aceptar, aunque antes ha dirigido a orquestas como la Sinfónica de Nuevo León, la Camerata de Coahuila o la Sinfónica Juvenil de Monterrey.
“De sobra está decirlo, yo no soy un músico. Me gusta mucho la música y quizá eso sirva de justificante o de excluyente de responsabilidad a esa osadía de dirigir una orquesta de tanta calidad formada por músicos de verdadero mérito”, dijo.
Strauss, Bizet y Dvorak algunos de los autores que el público podrá disfrutar bajo la batuta de ‘Catón’, quien adquirió el amor por la música desde niño gracias a un programa de radio que escuchaba por las tardes.
“Tendría yo unos 8 ó 9 años. Allí había un radio - dice señalando un costado del comedor - y a las dos de la tarde yo escuchaba una música que me parecía muy diferente a todo lo que yo oía en la radio; había boleros y cosas muy bellas, pero esta que oía me parecía más bella y no sabía qué música era”.
Se trataba del programa del locutor Leopoldo Pérez Malagamba que se transmitía en la XESJ y que durante años tuvo a un pequeño seguidor que dedicaba sus tardes a escuchar música clásica, tan gustoso de ella que comenzó a hacerse de sus propios discos hasta que un día el programa dejó de transmitirse de pronto.
“Para ese entonces ya tenía 14 años, y me enteré que ese joven locutor había terminado su carrera de abogado y se había ido a su natal Chihuahua y me nació la loca idea de hacer yo ese programa”, recordó.
Es así como se hizo no sólo del tesoro que descansa en los altos almacenes de la estación de la de Allende, sino de la idea de fundarla hasta poco a poco llegar a la historia que conocemos hoy en día.
Los géneros feos y el placer de la música
Para Amando Funtes sólo existe la música buena o la música mala y de esa hay en todos los géneros y ciertamente cuando uno está conviviendo le vienen mejor unas canciones de José Alfredo Jiménez.
“Todo mundo tiene derecho a disfrutar de aquello que le gusta, hay puristas que dicen que una orquesta no debería tocar música popular, que debería ceñirse al repertorio clásico, pero yo pienso que la música es un don que debería ser compartido por todos”, aseguró.
Incluso recuerda cómo muchos de los autores que hoy consideramos altos ejemplos de lo clásico, como los reconocidos valses de Strauss, fueron tan popular en su tiempo como la música norteña.
“Yo oía críticas cuando, por ejemplo, en las caricaturas de Tom y Jerry se usaba música clásica, y a mi me encantaba que se hiciera porque la gente lo iba a disfrutar”, añadiendo al ejemplo las persecuciones a caballo de El Llanero Solitario musicalizadas con la parte final de la obertura del William Tell de Rossini.
“Beethoven y Dvorak tienen música basada en las danzas populares, tenían mucho respeto por esa música y la consideraban algo valioso, entonces yo no creo en las distinciones de ese tipo, yo creo que sólo que hay música buena y mala y en la clásica hay al menos música que a mi no me gusta”, aseguró.
El soundtrack de la vida de Armando Fuentes Aguirre
Sería uno muy romántico, profundamente ligado al amor profundo, fiel y de largos años y cargado de recuerdos.
“Toda una vida’ es una canción que yo le llevaba de serenata a mi ahora esposa. Yo no tenía dinero para contratar un trío, entonces yo mismo cantaba para desazón de todos los vecinos”, recuerda entre risas.
Otra buena amenización de la versión cinematográfica de su vida sería una canción que ya no se toca y de la que no recuerda su nombre pero sí su música y que puede declamar a la perfección:
“Podrá secarse el mar y apagarse la luz de la luna en el cielo, podrá haber un diluvio que tal vez presagie el final. Lo años pasarán, las nieves vendrán a teñir nuestras sienes y el amor que me das y te doy seguirá siendo igual”.
Una canción de Beethoven llamada ‘Yo te amo’ y otra que ya nadie conoce porque solamente se canta en las canciones, La Chatita de Ignacio Fernández Esperón, semilla de la antigua tradición musical mexicana.
Incluso ‘Never my Love’ de The Association y ‘When I’m Sixty Four’ de The Beatles que tanto significa para él sería adecuadas.
“Yo pienso que un hombre que no ha cantado una canción o que no ha disfrutado de una canción no ha vivido. La música es parte de nuestra vida, nos acompaña desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte”.
Agradecido con la vida y con Dios en el que cree y que para fines claros para él es la vida, recuerda como un antiguo amigo antes de morir estaba tan satisfecho que sólo lamentaba que no existieran ataúdes para ser enterrado de rodillas y seguir agradeciendo de por vida los beneficios.
“Mis paisanos siempre me han hecho sentir profeta en mi tierra, sin embargo yo soy excepción. Son muy bondadosos conmigo: aprecian mis méritos y disimulan mis muchísimos defectos, perdonan mis errores y aplauden los pocos aciertos que pueda yo tener y eso lo agradezco profundamente”.
Y bueno, a final de cuentas el único ritual que tiene antes de subirse al escenario, es fijarse si no trae la bragueta abierta.
Presentación
Colección de Baja California
> 28 de mayo, 19:00 horas
Concierto OFDC con Catón
> Domingo 5 de junio
> Foro Artístico
> 13:00 horas
Los imperdibles
Prepara tu agenda y haz un espacio para que no te pierdas ninguno de estos eventos