Usted está aquí

¿Te conoces bien?

 El día de hoy te quiero compartir una historia que te puede ayudar a conocerte mejor, ya que estamos en inicio de año, y como andamos pensando qué propósitos de año nuevo te convienen más, pues vale la pena que trabajemos un poco en que te conozcas mejor.

Un rey, que era un sabio, tenía un solo hijo.  Como padre, quería que su hijo fuera tan sabio y prudente como él.  Por esta razón, tomó la decisión de exiliarlo de su reino y dio estrictas órdenes de no permitirle su regreso bajo ninguna circunstancia.

Pasó el tiempo, como siempre suele suceder, y el príncipe exiliado, se transformó en un mísero y detestable mendigo, olvidando la cuna de dónde provenía.

Pero hete aquí que el rey, como siempre suele suceder, y que no es lo que uno desea, estaba a punto de morir, y antes de partir, quiso que buscaran a su hijo, para heredarle todo su reino.

Al llegar y ver a su padre moribundo, y sabedor de la decisión de su padre, quiso saber y le cuestionó que por qué había actuado así.

El rey le contestó.  Ser príncipe o ser mendigo, son identidades que nos da la gente que te observa cómo eres.  No es que lo seas realmente.

Porque si tú mismo te observas en tu interior, te darás cuenta de quién eres y lo que vales.  De aquí es de dónde se desprende tu sabiduría.  ¡Nunca lo olvides, hijo mío!

Amigo, amiga, tómate la “molestia”, de conocerte a ti mismo, profundiza en ti misma, conócete a ti mismo, busca tiempo para conocerte, ocúpate, pero no demasiado que no te permitan tus ocupaciones mirarte en tu interior para saber exactamente quién eres y cómo eres.  Te vas a sorprender, cuando te conozcas realmente quién eres.

Porque no puede ser que pases por la vida sin conocer tu verdadero tú.  Es imprescindible que veas tu rostro verdadero.  Y esta época de inicio de año, es ideal para que escudriñes en tu interior y te des el tiempo para conocerte mejor, y pienses en los propósitos más idóneos para tu vida.