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Taiwán aprueba uniones gay, pero rechaza llamarlas 'matrimonio'
Taiwán se mostró conservador en una serie de diez referendos celebrados hoy sobre asuntos como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la enseñanza de la homosexualidad, el cambio de nombre del equipo olímpico o la energía nuclear.
En la consulta se aprobó mantener la definición legal de matrimonio sólo para aquel entre un hombre y una mujer (con 7.39 millones de votos a favor y 2.79 millones en contra), lo que excluye llamar así a las uniones de personas del mismo sexo, según datos preliminares del Consejo Central Electoral.
Sin embargo, unos 6.17 millones de votantes, frente a 3.92 en contra, apoyaron la legalización de las uniones entre personas del mismo sexo por medio de una ley separada de la matrimonial como tal.
"Taiwán no está preparado para llamar matrimonio a las uniones del mismo sexo, pero protegeremos los derechos de las parejas del mismo sexo con una ley especial sin cambiar la ley matrimonial", señaló el coordinador de la Coalición para la Felicidad de Nuestra Próxima Generación, Tseng Hsien Ying.
El 24 de mayo de 2017, el Tribunal Constitucional señaló en una sentencia que la prohibición legal del matrimonio entre personas del mismo sexo del Código Civil violaba tanto la libertad de matrimonio de las personas como el derecho a la igualdad y exigió al Parlamento que enmendara o creara nuevas leyes en el plazo de dos años para legalizarlo.
Además, en esta jornada de consultas se rechazó la enseñanza de la homosexualidad desde la escuela primaria, por 6.83 millones de votos frente a 3.29 millones.
Este revés no ha desanimado a los grupos que apoyan el matrimonio homosexual y la enseñanza al respecto, pero sí supone un contratiempo para su causa, ya que los referendos condicionarán al Legislativo isleño y al Gobierno.
"El resultado muestra la democracia en Taiwán y reafirma los derechos del colectivo LGTB, pero descarta la aprobación del matrimonio igualitario cambiando la definición legal de matrimonio como queríamos", dijo la coordinadora de la Coalición por la Igualdad Matrimonial, Joyce Teng.
Teng vio el lado positivo y consideró que, no obstante, las uniones entre personas del mismo sexo se legislarán en Taiwán para mayo de 2019, por lo que la isla será el primer país asiático en hacerlo y "mantendrá su liderazgo en la defensa de los derechos del colectivo LGBT".
Grupos tradicionalistas y religiosos llevaron a cabo una fuerte defensa del matrimonio tradicional y convencieron a los isleños de que afectaría a este último, tendría repercusiones negativas en la estabilidad social y bajaría la tasa de nacimientos.
Los sondeos anunciaban ya estos resultados en los referendos y, conforme una encuesta reciente de la Fundación Opinión Pública de Taiwán, el 77 por ciento de los encuestados se mostraba a favor de que el Código Civil mantuviera la palabra "matrimonio" sólo para las uniones estables entre un hombre y una mujer.
En el tema de la enseñanza los argumentos de los grupos conservadores se centraron en que la enseñanza de la homosexualidad, en épocas de gran inestabilidad emocional, afectaba a la orientación sexual y podía "crear" homosexuales.
"La enseñanza de la homosexualidad puede influir y convertir a los niños en homosexuales", señaló el director ejecutivo de la Alianza Nacional de Presidentes de Asociaciones de Padres (NAPPA), Yang Chun-tzu.
El mundo del arte en general expresó su decepción con estos resultados, como el renombrado director de cine de Taiwán Tsai Ming-liang, de 61 años y que mantiene una relación desde hace 30 años que califica de "hermosa", y del icónico fundador del Cloud Gate Dance Theatre, Lin Hwai-min.
Sobre el cambio del nombre del equipo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, de "Taipei Chino" a "Taiwán", pesó el temor a que el Comité Olímpico Internacional suspendiese a la isla y no dejase participar a sus atletas.
"Aunque el nombre Taiwán es mejor, no podemos dejar que nuestros atletas no puedan participar, y China se opone y movilizaría sus tentáculos en contra", dijo una universitaria.
Sí salió adelante la iniciativa de derogar una ley sobre el cierre de todas las centrales nucleares para 2025, con un apoyo del 59 por ciento y se aplicará automáticamente, lo que supone un duro revés para la política gubernamental de eliminar este tipo de energía nuclear de la isla.