Brillan sobre la pista las gimnastas. Sus ágiles movimientos hacen que el espectador quede hipnotizado en sus rutinas. La suavidad con la que se elevan por los aires. El magistral aterrizaje. Cada movimiento ensayado mil veces para conseguir la perfección…

Las gimnastas estadounidenses atraen la mirada del mundo entero. Sus ágiles movimientos hacen que el espectador quede hipnotizado en sus rutinas. La suavidad con la que se elevan por los aires. El magistral aterrizaje. Cada movimiento ensayado mil veces para conseguir la perfección…

Simone Biles es la sensación. No sólo brilla por los cinco oros que espera logre conseguir, su cuerpo entero resplandece iluminado por los cinco mil cristales de Swarovki que porta en el uniforme.

El uniforme olímpico de las atletas norteamericanas ha causado sensación por ser uno de los más caros en la historia; según las declaraciones de GK Elite, compañía encargada de diseñar las prenda, cada traje costo mil 200 dólares (más de 22 mil pesos mexicanos).

En esta edición de los Juegos Olímpicos, los uniformes de las gimnastas estadounidenses poseen cuatro veces más cristales que en los juegos de Londres 2012, donde el uniforme de Gaby Douglas portó mil 188.