SUTERM, el sindicato del IEC

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SUTERM, el sindicato del IEC

Muy desalentador resulta el actual proceso de selección de los nuevos consejeros electorales de los OPLE, entre ellos el de los tres prospectos modelo “Aguillón” para el Instituto Electoral de Coahuila (IEC), una entidad burocratizada que ha preparado a sus “mejores cuadros palomeados” mandando con esto una señal de inequidad de este instituto viciado y manoseado por los poderes fácticos estatales, asunto urgente a tratar por el nuevo régimen obradorista (atención Guadiana-Galaz), si es que en realidad pretende una Cuarta Transformación.

Y todo se perfila a que los nuevos consejeros del IEC y de los otros 13 OPLE estatales sean más de lo mismo; la burocracia electoral al servicio de los caciques locales.

Desde la misma convocatoria todo el proceso está diseñado para favorecer a los ganapanes del parasitismo electoral: hijas de magistradas, secretarios de consejeras, simpatizantes de partidos políticos, las burocracias electorales (INE, IEC, TEPJF, Fepade y tribunalitos, etc.), o sea, los únicos que dominan la materia electoral, escollo imposible para cualquier ciudadano común, como el que voluntariamente participa en las democracias avanzadas, donde miembros de la sociedad civil van y dirigen los comicios, no reciben sueldo alguno y terminado el proceso se regresan a sus trabajos y a producir,

Pero aquí los especialistas en la cosa electoral son unas lumbreras en un país donde no se percibe la democracia, sino a una inmensa burocracia voraz, parcial, cínica y sobre todo rastrera. “Lo único que le puedo decir es que voy a trabajar el doble, a cuidarnos el triple. Pura madre que nos ganan”, le dice el burócrata Gonzalitos del IEC a su jefazo Aguillón, y cuando pluraliza, el venal boquiflojo infiere que son varios los consejeros vendidos.

Y aunque a nivel local no podemos decir que los 24 aspirantes a consejeros sean más de lo mismo, pero cierto es que la gran mayoría son parte de la burocracia del INE-IEC, una nueva casta rapaz que apela al escalafón, a su “carrera”, a su “lealtad” partidista, es la burocracia que funge como una “imaginaria militante”, deseosa de ascender a los consejos electorales, donde su mayor aspiración no es democrática sino los altos sueldos, viáticos, bonos, seguros y demás prebendas que se han asignado a sí mismos estos farsantes de la democracia, un entramado carente de confianza y credibilidad.

¿Y cuál es el modelo “Aguillón” de la burocracia electoral y de los órganos dizque autónomos de esta entidad? Pues el modelo sumiso, obediente, parcial, con filia partidista, devoto de la cuota, del tráfico de influencias y vestido con los ropajes de la simulación. ¿O no es así, Gabriela? El modelo clásico para la prostitución electoral, del sistema estatal anticorrupción, del ICAI y de una fiscalía supuestamente autónoma.

¿Qué sigue en este IEC domesticado y parcial? Pues su consolidación burocrática, la reivindicación de conquistas laborales, el contrato colectivo, el derecho de huelga y el reconocimiento del nuevo SUTERM, el Sindicato Único de Trabajadores Electorales de la República Mexicana. La nueva élite extractiva de este país.