SusanaTristeza: del dolor, COVID y otros demonios, sanar sí es posible
TEXTO: IVONNE VALDÉS/FOTOS: CORTESÍA
Con la mayoría de la población en su quinto mes de cuarentena y sabiendo que todavía falta un largo período para recuperar lo que sea que esta pandemia nos deje como “normalidad”, la tristeza aumenta y con ella, la necesidad de permitirse el duelo por lo perdido.
Además, la pandemia catalizó el desgarre del tejido social y las consecuencias de éste. Por poner un ejemplo, desde el 2006 la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevenía que para el año 2020, la depresión se convertiría en la segunda causa principal de discapacidad a nivel mundial. El coronavirus vino a cumplir con este pronóstico.
A eso añadimos las cifras más recientes de desempleo en el país: 555 mil 247 empleos perdidos durante abril a causa de la pandemia de COVID-19, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y tendremos una crisis emocional sin precedentes en el contexto histórico actual.
MUCHO TRABAJO, POCO TRABAJO
La carga excesiva de trabajo en el país ya era de por sí un factor contribuyente a la depresión, y pasar por circunstancias adversas como desempleo, luto y enfermedad pueden generar más estrés y disfunción.
A esto hay que añadir el tabú con el que la salud mental se ha perpetuado y la serie de estereotipos que rodean aún el ir a terapia, buscar asesoría de expertos o simplemente pedir ayuda a la red de apoyo familiar.
El estudio “Impacto del COVID en el bienestar de la población mexicana”, elaborado por la Universidad Iberoamericana, demostró que tres de cada 10 mexicanos experimentan ansiedad o depresión por la epidemia de coronavirus.
El mundo cambió por la pandemia, de eso no cabe duda. De acuerdo con Miriam Colín, psicóloga clínica con especialidad en psicoterapia, la raíz del problema que enfrenta la sociedad es causada por la falta de memoria de la humanidad.
“Es como si los seres humanos no pudiéramos registrar la historia de las otras enfermedades. Da la impresión de que la gente lo está viviendo como si esto nunca hubiera pasado antes y venimos de tantas epidemias que ya han diezmado a la población”, dijo Colín.
PERMITIR EL DUELO
El cambio en las rutinas de todos para acatar la contingencia sanitaria ha generado incluso una sensación de luto, y de acuerdo con la doctora Colín, lo que está faltando a este luto es un sentimiento de respeto.
“Nosotros no hemos hecho conciencia, no cuidar el ambiente, el aire, el maltrato hacia los animales, comerse a los animales salvajes, eso sigue; y todo esto (la pérdida de nuestro estilo de vida) debería hacernos reaccionar”, expresó.
Clínicamente, está comprobado que al luto lo acompañan, o lo exhiben, los sentimientos de tristeza, la añoranza de volver a lo que era antes —en este caso volver a la libertad de movilidad, a la estabilidad y a vivir sin miedo— y la nostalgia.
Según la experta, estar tristes es una reacción sana y aprovechable, pues abrazar el dolor no es negar la fe, es dar lugar a la esperanza y, si se sigue un proceso sano incluso ayuda a madurar, a aprender de lo perdido.
“Qué bueno estar tristes por el planeta, qué bueno ponerse a reflexionar de cómo nos cuidamos, en cómo los adultos mayores son tan vulnerables y no hacíamos lo suficiente por ellos”, comentó la especialista.
LA DEPRESIÓN SE ASIENTA
El Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un documento relevante para la prevención del suicidio, en el cual se anunció que el 2020 sería un año con un alza significativa en los porcentajes de depresión a nivel mundial.
De acuerdo con los estudios realizados, se advertía que la mayor prevalencia de los trastornos de ansiedad ocurriría en personas con profesiones como medicina o leyes y en directores de alto nivel.
“Hay que aprender de la tristeza. No maltrates a los médicos, dale el asiento a la enfermera, ayúdalos a que descansen a que lleguen bien a sus casas, que coman y que no les gane el agotamiento”, exhortó Colín.
El luto es algo sumamente importante, incluso recomendado por especialistas en salud mental, pues permite navegar la elaboración de una nueva realidad. Cada etapa de duelo debe completarse para así formar una versión de uno mismo que se adapte.
ENFRENTAR CON ÉXITO AL COVID, SE BASA MUCHO EN LA SOLIDARIDAD
La cuarentena reveló otras formas de relacionarse con familia y amigos y ya metidos en la encrucijada, lo que queda es aceptar el problema y encontrar la salida
La primera etapa del luto es la negación, claramente experimentada por la sociedad desde que comenzó a conocerse el peligro de la pandemia.
“Todo el mundo la pasó por alto, por eso esto creció así. Si hubiéramos reconocido el riesgo desde el principio esto no se hubiera esparcido así”, destacó Miriam Colín, psicóloga clínica con especialidad en psicoterapia.
Esta, ejemplifica Colín, es como una bolsa de aire que amortigua el impacto de la noticia de una nueva realidad, y sirve para que el cambio radical e irreversible no te paralice tanto.
Durante el luto también se crea la capacidad de encontrar un nuevo refugio. La esperanza de encontrarse con lo perdido en una nueva manera dirige a la persona a la oración, a cuidar más la naturaleza, a valorar de una mejor manera a la pareja, los hijos o a padres.
LAS NUEVAS MANERAS DE SENTIRSE UNIDO
La cuarentena ha llevado a las personas a encontrar maneras de sentirse unidos a la distancia, el Día del Niño y el Día de la Madre no pudieron hacerse en restaurantes ni comprando regalos, así que las familias recurrieron a simplemente estar juntos y felices.
O separados pero seguros. Esta dualidad fomenta otro tipo de demostraciones más elaboradas de afecto. Es decir, me cuido porque te quiero y te quiero porque te cuido. Muchas familias han regresado al principio de empatía y solidaridad con las personas que sufren comorbilidades o que desempeñan puestos de trabajo considerados como esenciales.
Aprender a estar a solas es una de las etapas más cruciales del luto, pues significa desarrollar la capacidad de cuidarse a sí mismo sin culpar a otros de nuestra adversidad.
“No nos va a dar todo el Gobierno, no hay quién te cuide, nos cuidamos los unos a los otros nada más”, enfatizó Colín.
El desempleo aumenta, las escuelas cargaron más a sus alumnos, las familias encerradas comienzan a pelear más, no hay cómo negar que la pandemia arruinó los estilos de vida. Pero no es lo mismo estar triste, que entrar en un estado patológico de depresión.
Por ejemplo, Colín, quien se especializa en el tratamiento de niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad, ha sabido de papás que le retiraron el medicamento a sus hijos porque “no estarían en la escuela”.
Nadie tiene un manual de reacción para sobrevivir la pandemia, y es sano que muchos se sientan tristes y frustrados, pero la tristeza siempre debe invitar al cambio.
EL INICIO DE LA REPARACIÓN
“¿Cómo voy a reparar yo el daño para que no vuelva a suceder algo como esto? La sublimación debe ser la parada final en el proceso de duelo”, explicó la psicóloga.
Los aplausos desde balcones para los trabajadores de salud en España, las asociaciones cuidando a las mujeres que sufren violencia doméstica, las personas saliendo a dar comida a los necesitados en todos los países, estos son los pasos correctos para terminar la pandemia siendo más fuertes que como empezamos.
Con las vacaciones cerca, muchos se están fijando metas con la limpieza de la casa, hacer ejercicio, tomar cursos en línea, perder peso o hacer más ejercicio. Y eso está bien, pero no tienes que ser perfecto y no eres un fracaso si no aumentas tu productividad de un día para otro.
Todavía es importante establecer objetivos y expectativas, pero lo sano es revisarlos o dividirlos en pequeños pasos.
Está bien tratar de dar un buen ejemplo y ser fuertes para aquellos que dependen de nosotros. Pero también está bien admitir que sientes miedo, que estás deprimido o ansioso, no entierres estos sentimientos.
UNOS CONSEJOS
No te dejes consumir por el miedo, esto te convertirá en víctima de ti mismo pues no podrás cuidarte razonablemente.
Practica el autocontrol y modera tus emociones. No transformes un mal día en tu realidad constante.
Destruye la idea de que tienes que estar trabajando constantemente para tener éxito. Adopta el concepto de que el descanso, la recuperación y la reflexión son partes esenciales del proceso hacia una vida feliz.
Aprovecha el tiempo para hacer lo que habías tenido que posponer y permítete intentar, fracasar y triunfar.