Suicidios
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Suicidios
Un hombre de 32 años de edad se colgó en la colonia Saltillo 2000, la depresión fue la causa.
En Villa Unión, Coahuila una señora, de 61 años de edad, informó que cuando regresó de la escuela, su nieto le dijo que quería salir a jugar con un amigo, pero ella no lo dejó.
En cambio, le ordenó que mejor se pusiera a hacer su tarea y a estudiar. Luis Ángel, de 12 años de edad, se molestó mucho porque no le dio permiso y se fue al último cuarto de la vivienda.
Cuando pasó como media hora y no escuchaba ningún ruido, “fui a ver qué estaba haciendo y lo encontré colgado con una extensión que había amarrado a una dala del techo”, relató.
Desesperada, la mujer lo descolgó y le habló a un médico pero el pequeño ya no tenía signos vitales.
En la habitación la mujer encontró un recado póstumo donde el niño, que tomó la fatal decisión cuando hizo berrinche, explicaba por qué decidió quitarse la vida, sin embargo, el mensaje no fue revelado.
El ahorcamiento según la estadística es el método más usado en la ciudad. Y de estadísticas hablando, el índice de suicidios locales sigue siendo preocupante.
Los casos siempre son tristes, tragedias que dejan con la amarga sensación de que de alguna forma pudieron ser evitados. Se trata de la pérdida de dos vidas humanas.
Nos estamos acostumbrando a ver este tipo de notas, a fuerza de que se repiten estos sucesos, los vemos como normales. Vamos perdiendo la sensibilidad.
Cuando se suicida una persona mentalmente enferma, su responsabilidad está no pocas veces disminuida y con mucha frecuencia totalmente anulada…
Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura pueden disminuir la responsabilidad del suicida. “Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios no ha confiado. No disponemos de ella. El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano de conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo.”
Estas afirmaciones nos dan muchas claves para prevenir el suicidio: Si las personas estuvieran más conscientes del valor de su vida, si se les cultivara el amor a sí mismo tendríamos menos suicidios.
El mexicano valora en poco su vida, la canción “la vida no vale nada, no vale nada la vida”, la convierte en su himno.
Predomina una cultura de la muerte, las conductas autodestructivas de nuestras especie se aprecian claramente: abortos, suicidios, eutanasia, ejecuciones, son los signos de esta tendencia.
Estas acciones se cometen con una facilidad increíble y ante cualquier pretexto insignificante. El suicidio ofende el amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con la familia.
Está claro que la familia se siente culpable e incluso la sociedad.
“Si el suicidio se comete con intención de servir de ejemplo a los jóvenes tiene el agravante de ser escándalo. La cooperación voluntaria al suicidio es contraria a la ley moral.”
No somos nadie para juzgar las circunstancias que tenían las personas que se han suicidado, pero sería incorrecto difundir que el suicidio en ningún caso lleva responsabilidad alguna. Ya vimos que depende mucho de las circunstancias y los fines que busca la persona que lo comete. Y que también somos libres y responsables de administrar nuestra vida.
80% de quienes culminan un suicidio lo anunciaron previamente, o enviaron mensajes que no se tomaron en serio tales como: “Es mejor terminar con todo”. “Así no se puede vivir”, “Esto no tiene arreglo es mejor desaparecer.”
Cuando alguien habla de suicidarse, debe ser tomado en serio