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Suicidio infantil

En el 2007 se realizó un estudio en Saltillo, tomando como muestra 18 casos, de las 180 defunciones por suicidio que ocurrieron en el periodo de 1999 a 2003, se encontró que el 61 por ciento de los casos presentaban características familiares disfuncionales. Ello indica la presencia de privaciones graves en el desarrollo de la personalidad. 

Se encontraron factores que se repetían en los casos: Muy baja autoestima en el 94 por ciento de los casos; falta de perspectiva o proyecto en la vida, 89 por ciento; estrés, 89 por ciento; miedos e inseguridad, 78 por ciento; y una personalidad depresiva, 83 por ciento. 

Al menos 7 de los 13 factores encontrados tienen relación con aspectos o necesidades que debe cubrir la familia. 
La baja autoestima estuvo casi en todos los casos y es ahí donde considero que debemos enfocar el mayor esfuerzo. La autoestima proviene de que los niños se sientan queridos y saberse capaces con las herramientas que les dan los padres. 

“Haber sido amado para aprender a amar, aprender a estimar que soy y a valorarlo”. 

Amor y aceptación incondicional, disponibilidad en tiempo y comunicación afectiva, exigencia coherente, dar confianza en sí mismos y motivación constante, ayudar a que construyan su proyecto de vida. 

Cifras de 2012 indicaron que las defunciones por suicidio en la población mexicana entre los 5 y 14 años de edad, se incrementaron 42 por ciento. Se pasó de 105 casos en el año 2000, a 150 en el 2010. 

Según el Inegi, en el 2011 hubo 254 casos entre las edades de 10 a 14 años. En Coahuila en el 2009 las muertes por suicidio fueron 177. 

Un problema creciente en todo el mundo, el incremento de suicidios entre jóvenes de 15 a 25 años de edad o niños entre 5 a 14 años. 

En Coahuila, en el año 2008, el suicidio ocupó la 13ª causa de muerte en niños entre 5 y 14 años de edad, asimismo en el país fue la 10ª causa de muerte. 

Los expertos dicen que para ese hecho contribuye el medio familiar, trastornos del estado de ánimo, identidad, apego, desesperanza y dolor emocional, problemas de aprendizaje, cualquier tipo de maltrato, la fragilidad de los lazos sociales y familiares. 

“Desde un punto de vista social se puede presentar una estrecha relación entre el suicidio y aquellos factores estresantes derivados de las nuevas formas de vida, caracterizadas por el individualismo exagerado, la desinserción, la pérdida de nexos comunitarios e interpersonales, la crisis de sentido, la violencia exagerada y episodios de desesperación. 

La idea de suicidio le puede presentar a cualquier ser humano que atraviesa algún tipo de desesperanza. Existe una crisis social producida por la quiebra moral y se refleja la familia, lo cual genera la presencia de suicidio infantil y su incremento en nuestra sociedad, como puede ser el caso de Coahuila, entidad en donde pocos años se comienza la educación infantil como una de cinco principales causas de muerte”. 

Cuando mueren niños es muy fácil juzgar y echar toda la culpa a los padres de familia. Si bien es cierto que ellos tienen una responsabilidad directa, también forman parte de una sociedad, una comunidad de la que se espera reciban apoyo. 
Pertenecemos a la familia humana y lo que le pasa al otro nos atañe a cada uno de nosotros. Somos una sociedad de consumo, una sociedad violenta e insensible a lo que vive el vecino. No hemos podido construir la civilización del amor. 

No hay cambio en la sociedad sin cambio en el hombre. Si la sociedad se mejora, se mejora el ser humano. 

El problema de fondo es la depresión infantil, originada por baja autoestima y carencia del sentido de la vida. Creo que la solución no está en revisar mochilas, sino en arreglar las familias, los corazones y las mentes de cada uno de sus miembros. 

jesus50@hotmail.com