‘Sufro por mi manera de ser’
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‘Sufro por mi manera de ser’
ESTIMADA ANA:
Le escribo porque tengo un problema con mi personalidad. Desde que era niña era distinta a las demás. Todo me daba pena, era bien difícil para mí platicar y jugar con las niñas de mi barrio. Prefería solo verlas como se divertían antes que ponerme a jugar también.
Y no es que no me invitaran, siempre me hablaban pero les decía que no y les inventaba cualquier pretexto, como que me dolía una pierna o que tenía sueño. Y eso sucedía cuando salía, que la verdad eran raras las veces, pues aunque escuchaba que ya era la hora de que todos salían a la calle a jugar, después de hacer la tarea yo prefería quedarme a ver la televisión con mi mamá o a jugar yo sola en mi recámara.
Entré a la secundaria y prácticamente era todo igual, salvo algunas ocasiones que tenía que integrarme en equipos para participar en algunos concursos, como el de la escolta, lectura o matemáticas. Todo eso implicaba que algunas tardes nos reuniéramos en alguna casa a ensayar, estudiar o preparar algún proyecto.
Cumplía con mi responsabilidad pero no me sentía segura de querer entablar otro tipo de amistad, terminábamos con las responsabilidades e inmediatamente me iba a mi casa.
Los demás a veces se quedaban, compraban algo para merendar o cenar, pero yo no. Al día siguiente en el salón nadie me preguntaba nada, es más, a veces me daba la impresión o más bien estoy segura que yo siempre pasé desapercibida ante los demás. Jamás me integré a ningún grupito de amigas para salir a las fiestas de 15 años. Raras veces sentía ganas de salir y cuando así era, en realidad nadie me invitaba, entonces perdía cualquier gusto o ilusión por salir a divertirme, pasear o simplemente convivir con alguien más.
No se diga en cuestión de novios, que a esa edad es muy común. Una vez me enteré que le gustaba a un niño de mi salón y lo primero que hice fue comenzar a ser grosera con él, voltearle la cara y ser mal educada. Sentí pavor solo de pensarlo. Además, si se enteraban mis hermanos mayores seguramente me iba a ir mal, así es que mejor deseché la idea de corresponder a alguien.
Ahora que estoy en la universidad me siento más nerviosa que nunca, todo me da miedo y pienso que todo va a salir mal. Pero el problema se agravó cuando además de tímida, comencé a sentirme triste, no soporto que me digan algo que a veces no tiene importancia, porque en ese momento me voy al baño a llorar.
Además de todo eso nuevo que me está sucediendo, todo me molesta, me enojo por cualquier cosa y contesto de forma grosera, aunque quien se esté dirigiendo conmigo no lo haya sido, al contrario, la mayoría de las personas se dirigen conmigo de buena manera.
Al igual que en la secundaria, en la universidad me siento desmotivada, incapaz de hacer cosas nuevas, no tengo ánimo para platicar, mucho menos para salir con alguien.
Ojalá pudiera ayudarme con esto que estoy sintiendo. A veces platico con mi mamá y yo sé que ella tiene la mejor intención de ayudarme pero no sabe cómo, así es que todo vuelve a quedar igual. En verdad quiero que mi personalidad sea así normal, como las demás chavas de mi edad, desenvolverme tranquilamente en cualquier escenario, ya sea en la casa, en la escuela o con los amigos. Gracias.
Janeth
ESTIMADA JANETH:
Gracias por confiar en este espacio que precisamente está para personas que necesitan alguna orientación o simplemente para desahogarse. Por lo que me comentas, pienso que en tu caso, no es que no quieras relacionarte con los demás, sino que sientes miedo y respondes de esa manera, encerrándote y a veces de una manera poco adecuada.
La timidez no debería de ser un impedimento para poder relacionarte y tener éxito con alguien más y aunque sí es una dificultad, no es imposible.
Puede que sea comprensible que te sientas triste por no tener las habilidades para relacionarte, como generalmente ocurre en la adolescencia, como sucedió cuando estabas en la secundaria. A veces suceden ciertos estados de ánimo muy cambiantes, unos días te puedes mostrar alegre y al día siguiente deprimida.
Lo mejor que puedes hacer es esforzarte por buscar alguna actividad que te guste y si es en grupo, mejor. Intégrate por ejemplo a algún club deportivo, o de fotografía, por ejemplo.
Conviviendo con otras personas a diario, sin duda alguna, te ayudará. Siempre habrá alguien afín a ti, a tus gustos y preferencias y justo a partir de encuentros de ese tipo, es como una amistad se va alimentando.
Las amistades se construyen con el tiempo, debes de ser paciente y saber que relacionarte hará que practiques algunas habilidades para relacionarte y de esa manera, poco a poco desarrollar lo principal: la seguridad en ti misma.
ANA